Una de las mejores trincheras que tiene el pueblo argentino en tiempos difíciles es el humor. Somos producto de nuestro humor. A través de este, hemos aprendido a sobrellevar mejor la realidad diaria, que cada vez se vuelve más compleja.
De un tiempo a esta parte, convivimos con los memes de las redes sociales. Y estos no distan tanto de las creaciones de Quino, Liniers ni las producciones que se hacían en diarios y en revistas de sátira. El concepto es el mismo: ironizar y hacer reír desde un recurso gráfico.
Estamos rodeados de cuentas de Instagram, Twitter y TikTok que se dedican a difundir contenido para hacer reír. Hoy es algo natural, pero hubo un tiempo en el que todavía no teníamos una definición clara de lo que era un meme.
En los primeros años de la explosión de Facebook (la primera red social líder en Argentina), fueron apareciendo algunas fanpages dedicadas a viñetas, caricaturas y demás. Pero hubo una que sobresalió por encima del resto: Eameo.
Desde el primero hasta el último meme, la cuenta compartió contenido con una precisión y un poder de síntesis realmente llamativos. A lo cotidiano, a lo que pasa en la calle, en la televisión, en el país, le sumó acidez, ironía y gracia.
A cada consumo cultural, la cuenta le imprimía tanto un porcentaje de humor como otro de argentinidad que, si hoy escroleamos y repasamos de atrás para adelante, meme por meme, primero podemos saber de qué tema se estaba hablando y, segundo, podemos reírnos a carcajadas otra vez. En fin... unos genios.
Daniel Stejman es la cara visible del proyecto. Es un publicista de talento extraordinario que se dedica al diseño y desarrollo de marcas. “Mi ámbito siempre ha sido la agencia de publicidad”, cuenta vía Zoom.
Con orgullo, exhibe el Martín Fierro que ganó Eameo en 2021. “Somos un grupo de aproximadamente 10 personas. Con los años, algunos se van y otros llegan. Esa vez, que ganamos el premio, ya estábamos preparados para desencantarnos. Porque ya nos había pasado de ir y perder dos veces”, recuerda.

“Te llega la carta, el certificado firmado por Luis Ventura. Te sentís como ‘Mamá, llegué’ y te comprás una corbata, todo. Y comés sanguchitos, lo saludás a Marley y cuando mencionan tu terna y ganás, está genial. Ganamos el premio a mejor fanpage. Pero disfrutamos las tres fiestas que fuimos. Hay sanguchitos de arriba, ¿cómo no vamos a ir?”, comenta.
Qué es un meme
–¿Fueron pioneros del meme?
–No, porque existen memes desde muchísimo antes que internet. Podemos hablar de revistas de los años ‘70 y ‘80 como Satiricón, revista Humor, en su momento La Noticia Rebelde. Ellos han hecho una forma de humor con una mirada filosa, con un sarcasmo, con una acidez, y nosotros somos una generación posterior, así que lo heredamos y lo llevamos a las plataformas actuales: internet y redes sociales. En este caso, arrancamos por Facebook, pero digamos que el meme, el jugar con la realidad y el molestar al poderoso, nos lo dieron nuestros antepasados.
–¿Qué es un meme?
–La palabra ‘meme’ la inventó una psicóloga aproximadamente en el año ‘74. Se refiere a un atajo de la memoria, es como un shortcut. Por ejemplo, hago un gesto y con ese gesto vos entendés una frase completa: señalo a alguien y me muerdo el labio, y vos ya sabés que estoy hablando mal de ese. Y ese gesto que hice es un atajo de la memoria. Vos ya sabías que eso significaba crítica. Ya te dije que es un idiota o un tarado, que vino mal vestido, no sé, lo que sea. Y ese atajo, esa forma resumida de pasar un mensaje, es el meme.
–Es muy llamativa la precisión y el mensaje que conjuga cada una de sus publicaciones. Encima hacen reír. ¿Cómo se logra dar siempre en el clavo?
–No sé si hay una fórmula, ¿sabés? Le preguntaron a los Beatles: “¿Qué hay que hacer para formar una banda que haga tanto éxito?” Y los tipos dijeron “Mirá, si supiéramos cuál es la fórmula, contratamos cuatro pibes que lo hagan por nosotros” (risas).

–¿Hay algo de videncia? Escroleando, llegué hasta memes del 2020 y había un Alberto Fernández tapado por “La Gran Ola” o también una Mafalda que advertía sobre el palito de abollar jubilados...
–No. Cuando ves las predicciones de Los Simpson, ¿pensás que hay un brujo que hizo los guiones o salió de pedo? Yo pienso que salió de pedo. Pero algo hay. También hay una realidad, ¿no? Si vos en Buenos Aires vas por Corrientes y cruzás la 9 de Julio, seguís por Esmeralda. Bueno, después viene Suipacha. Ya lo sabés. Y acá también, si vos ves que gana un candidato y saca una ley, bueno, pues ya sabés que detrás de esa ley van a venir las manifestaciones en la calle, la represión, los heridos, ¿viste? Esas cosas horribles a las que estamos acostumbrados; y dado que estamos acostumbrados, ya sabemos que van a pasar.
–Qué me decís de la cuestión darwiniana del meme que, habiendo tantas cuentas y tantos circulando, siempre triunfan unos pocos. De hecho, los de Eameo siempre están al frente.
–Lo que triunfa es el chiste. Quién lo firma es lo de menos. Por supuesto que cuando uno es el autor del chiste y se hace viral, bueno, fantástico, te empiezan a venir felicitaciones, reconocimientos, pero me parece que el triunfo no es del ego, sino del chiste, el haber pasado un mensaje, que el otro haya disfrutado el mensaje, pero disfrutado no necesariamente con risa. De pronto, el mensaje era un homenaje o una crítica, y vos al verlo compartís. Entonces es como que se estableció un diálogo. Haber sacado más likes, en el fondo, lo que significa es que más gente se divirtió.
Referentes culturales
Lo dicho: Eameo ironiza con sarcasmo, acidez y conjuga cuestiones de la cultura popular argentina con hechos llamativos de la realidad diaria. Según Steijman, no hay una fórmula, simplemente sale.
Así, podemos ver (entre miles de otros) un Luis Caputo emulando la frase “No de nuevo, decía”; un Domingo Cavallo poniéndose una peluca de Milei; una lata Campbell de Locro y un Messi besando un ventilador Liliana.
“Me gusta ese meme de Messi porque resume todo. Los sofocantes veranos la mayoría lo pasamos con el ventilador, y el más popular es el de esa marca. Estamos acostumbrados a jugar mundiales en junio cuando son en Europa o en Estados Unidos, y en ese mes tenemos frío”, indica, el humorista.
Y añade: “Pasó que hace mucho no traíamos la copa y la trajimos en pleno verano y en Qatar. Que si acá hacían 38 grados, allá 138. A mí, si me daban a elegir entre la copa y el Liliana, elegía el segundo”, bromeó.
–¿Se puede cobrar y vivir del meme?
–Se puede en el sentido de posicionarse como influencer y cobrar por el contenido. Nosotros usamos plataformas públicas para no tener que cobrar. No creo que haya necesidad de ganar plata por pasar un mensaje. Está bien, hay gente que se dedica a eso, yo no lo juzgo. Nos pasó algo respecto a este tema: quisimos sacar un libro. Tuvimos negociaciones con varias editoriales, algunas bien poderosas. ¿Y sabés qué? Siempre nos topamos con que las imágenes que usamos tienen dueño, porque las bajamos de Google, de algún diario o de algún medio público. No tenemos permiso para comercializar con esas imágenes. Entonces, podríamos haber sacado un libro, bancar los costos y no poder cobrarlo. Eso no era negocio para ninguna editorial. Tener un medio físico para publicar está bueno, pero las redes siguen siendo mucho más rápidas.
–Inteligencia artificial, ¿sí o no?
–Sí, re. Para todo. Si es que ahora viene una inteligencia artificial que, no sé, que diseñe por mí, yo también la quiero. Está el temor ese de que los robots nos van a desplazar. Pero, bueno, también lo dijeron hace 200 años en la revolución industrial y acá estamos. En la profesión de publicidad, siempre va a terminar sucediendo que para satisfacer un cliente hay que entenderlo. Y creo que solo lo puede entender una persona.

–En los comentarios de Eameo, los tildan de “Kukas”, “Mileístas”, “Radicales”, etcétera. ¿No saben de qué va la página o no entienden los chistes?
–Es jodido porque hay mucha gente que no entiende que estás haciendo humor. Ahora ya no pasa tanto, pero pasaba que había gente que ni siquiera se daba cuenta de que era un retoque. No sé, vos, por ejemplo, ponías una imagen del Papa tocándole la cola a Wanda, y alguien ponía un mensaje “para mí que esa foto es retocada”. Claro, claro que sí, señor. Hay gente que no se da cuenta y después está eso de que algunos tienen mala leche, otros no se dan cuenta, pero no tienen mala intención. Y el hater, se dé cuenta o no se dé cuenta, está ahí para tirar basura.
–¿Cómo ves culturalmente a la sociedad?
–Es chistoso lo que preguntás porque, por un lado, tu pregunta va orientada a la cultura y precisamente el Gobierno actual dice que está lidiando con una batalla cultural. Entonces uno se imagina un periodista preguntando por cultura, un gobernante dando una batalla cultural, deberíamos estar en un momento de apogeo cultural. Sin embargo, las instituciones no están apostando a la cultura, se cierran teatros, se produce menos cine. No te puedo asegurar que haya tantas bibliotecas como hace cinco o 10 años. Entonces es un poco raro hablar de la cultura de este momento porque se está llenando la boca con la palabra cultura y, sin embargo, se ve menos cultura.

–¿Cuál fue el meme por el que sentiste más orgullo?
–Hay cosas que no han sido humorísticas y que me han dado muchísimas satisfacciones. Me acuerdo de que el día que falleció el papá de Maradona, hace unos cuantos años, quedamos todos consternados. Nadie era amigo de don Diego, nadie era cercano como para entristecerse por su muerte. Sin embargo, nos quedamos todos medio doblados. Y me acuerdo de que en Eameo le habíamos hecho un homenaje a Maradona, como si el papá desde el cielo lo estuviera abrazando. Y eso de humorístico no tuvo nada. Pero a mucha gente le tocó el corazón. Salió en varios diarios, en Clarín, lo mostraron en Tinelli y tuvo mucho éxito el meme, pero lo más emocionante fue ver que alguien se tatuó ese meme. Claramente un enamorado de Maradona. Entonces uno dice: ‘Ok, yo tenía algo para contar porque me pasó algo que me tocó el corazón y le toqué el corazón a alguien’. No nos reímos, bueno, mala suerte, pero está bien que nos genere lo que generó.