El reconocido médico nutricionista Alberto Cormillot y su esposa, Estefanía Pasquini, revelaron recientemente en Cuestión de peso el estricto ritual alimenticio que Cormillot sigue “religiosamente” todos los domingos por la noche desde hace más de 15 años: su sándwich “perfecto”.
La revelación surgió cuando el programa conducido por Mario Massaccessi presentó la propuesta del llamado “sándwich ideal según Harvard”. Este modelo saludable incluye pan integral, palta, cebolla, lechuga, zanahoria y proteína magra como pollo o atún.
Estefanía Pasquini, también nutricionista, apoyó la idea sin dudar, calificándola como un sándwich “nutricionalmente perfecto”.
Sin embargo, Cormillot presentó su propia versión, que prioriza el gusto personal sobre la perfección académica o la teoría nutricional. Con su humor característico, el especialista sentenció: “No es el perfecto, es el que me gusta a mí, el que me piacce. Eso lo hace perfecto”.
La receta innegociable
La creación de Cormillot, inalterable por más de una década y media, consta de pan blanco tostado.
En su interior lleva queso blanco en la base y también en la tapa, además de un toque de mostaza.
El relleno se completa rigurosamente con lomito ahumado o jamón magro, picles y un huevo a la plancha.
El método de consumo es tan fundamental como los ingredientes: el sándwich, que no se cambia, debe ir envuelto en papel aluminio.
Se abre “como una banana” para evitar desastres o que se desarme el contenido, ya que, si no, “es un lío”, explicó.
Castaña y caldo, el estricto acompañamiento
El rigor del ritual se extiende a los acompañamientos, que son una parte esencial de la rutina dominical de los últimos 15 años.
Cada bocado del sándwich debe alternarse con media castaña de cajú y un sorbo de caldo light.
“Sándwich, castaña, sándwich, castaña. Desde hace 15 años es así. Si no, no funciona”, cerró Cormillot.
Este énfasis en los hábitos inalterables se alinea con la visión del nutricionista sobre el control de peso, ya que anteriormente explicó que el aumento de peso es un “entretejido de hábitos” que se van entrelazando. Además, señaló que el cuerpo está programado para seguir con el peso máximo al que llegó y que nuestra carga genética está adaptada para tratar de ahorrar calorías.





















