El martes, la radio Rock and Pop ofreció una muestra botón de las situaciones con las que las mujeres se enfrentan a diario.
Un “chiste” fuera de lugar volvió a poner en evidencia que lo que para muchos puede ser “gracioso” o canchero para otros puede ser ofensivo y hasta peligroso.
Una vez más, vale recalcar que el problema no es el “chiste” (se suele decir que se puede hacer humor de casi cualquier cosa), sino lo que esconde.
Pero vamos por partes para tratar de entender y, como dijo el propio implicado, aprender de los errores.
La incontinencia verbal y lo “gracioso”
Justo una semana después de que Eial Moldavsky reveló detalles de un romance que se le atribuye a Lali Espósito con un cancherismo digno de provocar vergüenza ajena, Ari Paluch protagonizó un traspié que lo pinta de cuerpo entero en su programa de Rock and Pop durante un pase con Beto Casella.
“¿Es tan fácil conseguir burundanga?”, preguntó el periodista a Casella, y luego remató en tono cómplice: “Porque, a mí, esta chica, ¿cómo se llama tu locutora? Noelia (Corral). Es linda esa chica. Entonces, podemos arreglar, vamos y vamos... y en una mañana, le ponemos un poco en un vaso con agua...”.
Sin saber mucho qué hacer, Casella tiró la pelota afuera y, entre risas, le dijo a la hija de Paluch: “Frenalo a tu padre”, como si la joven fuera responsable por lo que dice o piensa un adulto bastante mayor. Otra vez, una mujer teniendo que explicar lo obvio.
Tanto en lo ocurrido con Moldavsky, como en lo que pasó entre Casella y Paluch, se puede advertir un común denominador, pese a la diferencia generacional e ideológica que tienen todos los implicados.
La cuestión en común es el clima de confianza que habilita, sobre todo entre varones, a bromear y jactarse de situaciones que involucran a mujeres que en ambos casos no están presentes para defenderse.
Durante años, los micrófonos de los medios fueron testigos de comentarios como estos que pasaron inadvertidos y en muchos casos sí fueron festejados hasta que algo cambió y las víctimas de esos comentarios pudieron explicar por qué ya no daban gracia.
El caso Paluch
En sus rápidas disculpas, el conductor de radio dijo estar “genuinamente arrepentido” y asumió que quien le hizo notar el error fue justamente su hija.
“Me lo hizo saber inmediatamente mi hija. No es que tuvo que pasar un tiempo para que tomara conciencia. Le pedí disculpas a Noe (…) Este es un aprendizaje permanente. Las cosas cambian. Cosas que uno dice naturalmente no deben ser dichas y en el caso como este, si son dichas, deben ser inmediatamente remendadas”, dijo, en parte, el comunicador.
El problema de Paluch es que ya se había alejado de los medios por denuncias de acoso y destrato laboral que le costaron siete años fuera del aire. Entre las denunciantes, había una microfonista a quien Paluch habría manoseado, según se pudo ver en un video de las cámaras de seguridad del canal de cable A24, lugar en el que ambos trabajaban.
Ninguna de las denuncias que circularon fueron presentadas en la Justicia y en 2024 el comunicador retomó su trabajo.
Al volver, un año atrás, supo decir en una entrevista: “No tuve un padrino, no tuve una persona que, como a otros colegas y otras personas del ambiente con situaciones gravísimas, los han defendido. Yo no salgo de esto igual que como entré, no se sale igual... Ya pasaron siete años. La penitencia tiene que generarte aprendizaje, pero también te tiene que redimir”.
El aprendizaje sigue siendo para Paluch una zanahoria constante.
Más allá de las cancelaciones
Horas después de lo ocurrido, Rock and Pop decidió suspender al conductor como una forma de trasmitir a su público la preocupación del medio por los dichos, sobre todo teniendo en cuenta el perfil de Paluch.
Pero más allá de eso y de las cancelaciones y opiniones en redes, lo interesante de lo sucedido es que nos permite volver a repensar, en épocas de retrocesos y de pérdida de derechos, sobre la responsabilidad de quienes tienen un micrófono en la mano y sobre las prácticas que son comunes en la sociedad.
En su descargo, Paluch dijo que fue un “chiste imprudente” y aseguró que hay cosas que no “deben ser dichas en radio”, y en efecto es así. Pero también sería importante que una buena parte de la población no pensara que una hipotética situación de abuso puede ser graciosa.
Por eso, aunque muchos se aburran al escucharlo, hay que seguir hablando del tema, hay que seguir compartiendo datos que sustenten la gravedad del problema.
Las cifras disponibles a nivel nacional de la Unidad fiscal especializada en violencia contra las mujeres, publicadas con datos del 2023, indican que las denuncias de abuso y acoso no paran de crecer.
En paralelo, aumentó la cantidad de personas detenidas por delitos sexuales, ubicándose en el cuarto lugar entre las causas de privación de libertad.
En un país en el que el 90% de las víctimas de violencia sexual fueron mujeres (y los abusos denunciados fueron perpetrados por varones), hay que seguir insistiendo en que un “chiste” sobre abuso no solo no es gracioso, sino que sigue habilitando una mirada esquiva sobre las responsabilidades.
Ojalá esta vez el aprendizaje del que viene hablando Paluch hace más de un año finalmente se concrete.