El cantante de cumbia Jonathan “El Villano” Müller conmovió esta semana a sus seguidores y a la opinión pública al revelar que se enteró que tiene VIH. En una emotiva entrevista en El Diario de Mariana, compartió detalles de su diagnóstico, su pasado de excesos, su conexión con la fe y el nuevo propósito que ha encontrado en su vida.
El Villano se enteró de su diagnóstico “hace un tiempo”, inicialmente con una carga viral baja, lo que requirió un análisis de confirmación. La confirmación llegó un viernes, y a partir de ese momento, comenzó a reflexionar. Durante ese proceso, estuvo mayormente en soledad, compartiéndolo inicialmente solo con una persona, “el vikingo Fer Leiva”, quien también vive con HIV y fue fundamental para su conexión con Dios.
Ahí tomó la decisión de hacerlo público para que “llegue la información que tenga que llegar”, reconociendo que él mismo aún está aprendiendo sobre el virus.
El Villano sabía que sus seguidores, muchos de ellos jóvenes, podrían estar pasando por situaciones similares relacionadas con el alcohol, las drogas, las noches de fiesta y el sexo sin protección. “Te das cuenta que la salud es lo más importante”, afirmó, agregando que la salud y una buena conexión con Dios “te pueden hacer tener una vida maravillosa”.
Un pasado de excesos vinculado a la baja autoestima
El cantante no ocultó su pasado, marcado por el consumo de alcohol, marihuana, pastillas de éxtasis y una adicción al sexo. Relató un episodio en el que se despertó asfixiándose en su auto por estar borracho, y sintió una voz que le decía “no hay tercera”.
Aunque esa experiencia lo llevó a dejar el alcohol, continuó con otras sustancias y excesos sexuales.
Jonathan vinculó estos comportamientos a una “autoestima roto” que lo llevaba a la “destrucción”. Explicó que buscaba “pertenecer”, le importaba “el qué dirán” y utilizaba el alcohol y las drogas para evadirse “un poco”.
El Villano habló de una infancia difícil, con maltrato físico y verbal en su casa, y sintiéndose discriminado. Llegar a Buenos Aires y encontrar atención de las chicas y luego el éxito musical le dieron acceso a un mundo de excesos, pero el “vacío interno” persistía.
Confesó haberse “destruido mucho” y que todos los excesos eran “solo por pertenecer, por aparentar”. Incluso recurrió a anabólicos para “estar grandote” y querer “pertenecer a todo”.
Un dolor persistente en la panza fue lo que lo llevó a buscar ayuda médica. Un gastroenterólogo le sugirió un análisis de HIV, pero el miedo lo paralizó y evitó el tema. Curiosamente, confesó, el dolor de panza se le fue “después de contar la noticia”, lo que él interpreta como la necesidad de “exteriorizar las cosas para para sanar”.
La fe como pilar y nuevo propósito
Momentos clave en su acercamiento a Dios fueron la voz que escuchó al dejar el alcohol y rezar durante el dolor de panza, sintiendo que podía morir.
Esta conexión espiritual, sumada al diagnóstico, le dio un “nuevo propósito en la vida: cambiar la vida a la gente o o tratar de ayudar en ese sentido”. Él sentía previamente la necesidad de ayudar a las personas “a mejorar su vida”, y el diagnóstico fue “el motor de arranque”.
La noticia de su diagnóstico se volvió viral y El Villano dijo que recibió “muchísimo amor”. Muchas personas se sintieron inspiradas a contar su propia situación a sus familias y amigos.
Jonathan destacó que vivir con HIV hoy “no significa muerte”. Citando a sus doctoras, enfatizó que tomando la medicación se puede tener una “vida normal”.
Trauma infantil y resiliencia
Jonathan compartió un aspecto oscuro de su infancia. Entre los 5 y 7 años, contó que un tío le mostraba pornografía, lo que, según él, modificó su madurez sexual y contribuyó a su adicción al sexo posterior. A pesar de haber sido visto a veces como “medio zarpadito” por esto, nunca lo contó hasta ahora.
La polémica con Cata Gorostidi
Sobre la situación con Cata Gorostidi, explicó que su relación fue principalmente de marketing para un videoclip y que nunca fueron pareja ni se besaron. Ella hizo declaraciones públicas para aclarar que nunca tuvieron un vínculo físico. Jonathan entendió su intención, pero la panelista Mariana Carabajal señaló que, en el contexto de su anuncio, la mención del beso podría interpretarse como un intento de distanciarse para no ser asociado con el virus, reforzando el estigma.
Pausa en la música y nuevo entorno
Como parte de este proceso, Jonathan ha decidido tomarse una “pequeña pausa” en su carrera musical para enfocarse en “compartir mi proceso”. Aunque seguirá haciendo música e incorporará su experiencia, busca formar un “nuevo entorno” con personas que compartan valores como la conexión con Dios, el entrenamiento físico, la comida sana y el cuidado mutuo. “A pesar de vivir con HIV, nunca en la vida me sentí tan bien como me siento ahora”.