Florencia Peña volvió a sorprender a sus seguidores con un nuevo diseño de tatuaje que se suma a su ya extensa colección corporal.
En sus historias de Instagram, la actriz mostró el proceso de su reciente incorporación: una mariposa en la rodilla, realizada por una tatuadora llamada Sophia, conocida en redes como @iamsophiart.
Florencia acudió al estudio de la artista en el barrio porteño de Balvanera y compartió con humor el paso a paso de la sesión.
En los videos, se la ve acostada mientras las agujas avanzan sobre la piel, en una zona donde, por su cercanía al hueso y la escasa grasa, el dolor suele ser más intenso.
“Hoy como perra atropellada, pero siempre perra”, lanzó Sophia entre risas, a lo que Peña respondió divertida: “Hoy reaccionamos en vivo... al nuevo tatuaje que se me ocurrió hacer en la rodilla”.
Al finalizar, la tatuadora aseguró con orgullo: “Pero hermoso va a quedar, obvio”.
Peña comenzó a tatuarse en la adultez. Su cuerpo es, desde entonces, un lienzo donde conviven símbolos, palabras y figuras cargadas de significados personales.
Durante la pandemia, la actriz compartió una foto en ropa interior y lanzó un divertido desafío a sus seguidores: “¿Cuántos tatuajes tengo? El que lo adivina, que me avise porque ya perdí la cuenta”.
Flor admitió que ya no lleva la cuenta exacta. Entre los diseños que luce se destacan mandalas, figuras geométricas, la palabra “Pasión” y motivos ubicados en zonas tan diversas como el brazo, debajo de la axila, las piernas y los glúteos.
El primer tatuaje y una historia de amor (y desamor)
Uno de los tatuajes más recordados por Florencia tiene un trasfondo emocional. Tal como ella misma contó en distintas entrevistas, su primer tatuaje nació en plena crisis personal, durante su separación del músico y productor Mariano Otero, padre de sus dos hijos mayores.
“El primer tatuaje que me hice fue porque me estaba separando de Mariano y dije ‘manotazo de ahogado. Me tatúo un Mariano’. Él me tenía tatuada en el corazón y yo nunca le había retribuido el tatuaje, así que dije ‘es ahora’”, relató la actriz con humor.
El diseño fue ubicado en su espalda. Sin embargo, la reacción de Otero no fue la esperada: “Cuando llegué a casa se lo mostré y me miró como diciendo ‘no había necesidad’. La cuestión es que nos separamos y quedé con un Mariano”, recordó entre risas.
Lejos de arrepentirse, Florencia decidió transformar ese tatuaje en una oportunidad para resignificar su historia. Con su característico ingenio, explicó: “Me saqué el ‘no’. Como soy María Florencia, me saqué el ‘no’, me hice un firulete y tengo un ‘María’”.
Y concluyó con un consejo entre risas para quienes estén pensando en tatuarse el nombre de su pareja: “Hay que hacérselo en japonés por cualquier cosa”.
