La laureada fotógrafa y artista visual española Isabel Muñoz está entusiasmada en la previa a la apertura en Córdoba de su muestra titulada Agua, en el Museo Palacio Dionisi. “Me he sentido muy bien recibida. La directora es una gran mujer, hay un equipo magnífico, estamos montando una pieza interactiva muy complicada, y la verdad es que aquí tenéis técnicos, informáticos y programadores magníficos”, afirma, contenta además con conocer la ciudad.
Dueña de una extensa trayectoria, Muñoz comenzó con el proyecto de esta muestra en 2016. “Yo soy mediterránea, y amo el mar. Desde entonces quise hablar del agua, en este caso el mar, que nos lo da todo y muchas veces cuando te lo dan todo no eres capaz de apreciar. Y sobre todo hablar desde la belleza y el arte”.
La exposición, en la que ella se involucra “de una forma obsesiva”, busca generar como una inversión debajo del mar.

Hay dos instalaciones grandes con unas telas que dan la idea de estar andando debajo del mar, “generando esa misma sensación que tienes cuando buceas”, por ejemplo.
Otra pieza interactiva es para hablar de los plásticos, que es una de las preocupaciones de la artista desde que supo el alto grado de contaminación en esos animales.
“Pensé sobre todo en el futuro, en este caso en mis nietos, en todas las en jóvenes generaciones, en qué mundo les vamos a dejar”, explica.
Para ella, la muestra es una inversión onírica dentro de lo que es esa necesidad que tenemos de cuidar el mar y el agua, porque a pesar de lo complejo de la tarea, se siente todavía optimista. “Sí que creo que estamos todavía a tiempo porque además dentro de la propia exposición hay una parte del trabajo que se ha realizado en la primera reserva marina que hubo en España, y 35 años después puedes ver, por ejemplo, que la posidonia, que es una alga en el Mediterráneo que está en peligro de extinción, allí miden 2,5 metros. Si la cuidamos un poco, la naturaleza nos lo devuelve con creces”.

Analógica y digital
Las fotos de Muñoz transportan a un universo líquido y sutil, casi mezclando movimientos propios de la danza con sus imágenes fijas.
Ella afirma que detrás de su trabajo no hay trucos ni fórmulas secretas. “La única forma para mí es el amor y la necesidad de compartirlo, porque la fotografía transmite sentimientos y el otro es capaz de captarlos”.
Para poder hacer estas tomas, Muñoz decidió aprender a bucear, aunque no se considera “ni una buena buza, ni una experta en fotografía submarina”. “Yo he aprendido a bucear porque quería contar esta historia en contacto con la naturaleza y quería hacerlo desde abajo. Lo que he hecho es emplear los conocimientos que tengo de fotografía en la tierra, pero debajo del agua”.
“Hay unas fotografías que están hechas en el mar, pero también trabajo en una pileta, para aislar totalmente al personaje. Depende, de lo que vaya a contar y cómo lo quiera contar. Yo me defino como contadora de historias”.
La imagen en el mundo de hoy
Hace un par de años, en plena explosión de Instagram, había un debate sobre esa red podía hacerle creer a cualquiera que era fotógrafo. Hoy estamos ante la puerta de un universo desconocido que se nos abre en torno a la IA. ¿Qué análisis tendrá alguien que le ha dedicado su vida al universo de la imagen?
“Como todo, tiene su luz y su oscuridad, pero el celular nos ha ayudado muchísimo a los fotógrafos, pintores, escultores y contadores de historias a la hora de crear y tener acceso a a pinceles distintos. Hay que poder transmitir a la gente joven cómo se debe usar de alguna manera, ¿no?”, dice, desdramatizando.
Algo similar opina sobre la IA. “Por un lado tiene una parte de luz muy interesante, pero tiene una parte oscura que me preocupa, en especial la manipulación, a qué puntos puede llegar. También me preocupa que pueda inteferir en lo que es la creatividad. Cuando te lo dan todo, te acostumbras, y toda esa parte creativa con la que tienes que educar al cerebro, me preocupa que no tengas acceso a eso”.

Para ella, la labor humana todavía está a salvo de las capacidades de la IA. “Por ahora la inteligencia artificial puede hacer una ‘copia de’, pero esa parte humana todavía no la tiene. Todavía no se ha hecho una inteligencia artificial con sentimientos. Mientras no nos roben el alma, mientras no te roben la sensibilidad, que es lo que hace distinta una imagen de otra, ahí está el factor humano. Es el alma del creador la que usa las herramientas”.
Para ir
Agua se abrirá este miércoles a las 19 en el Museo Palacio Dionisi (Yrigoyen 622). Permanecerá en exhibición hasta el 27 de julio, de martes a domingo y feriados, de 10 a 19.
Las entradas generales tienen un costo de $ 1.000, las combinadas para tres museos $ 2.500. Jubilados y estudiantes ingresan gratis presentando certificación. Miércoles, gratis.
La exposición es una coproducción entre el Museo Palacio Dionisi y VF Art Projects, y cuenta con la organización de la Agencia Córdoba Cultura del Gobierno de la Provincia de Córdoba, Aguas Cordobesas, el Centro Cultural España Córdoba, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), el Consulado General de España en Córdoba y la Embajada de España en Argentina.