El 7 de noviembre llegó a Netflix una de las producciones más esperadas del año: Frankenstein, la adaptación de Guillermo del Toro del clásico gótico de Mary Shelley.
En apenas unos días, la película se posicionó entre las más vistas de la plataforma y recibió elogios por su impactante estética, su tono poético y las interpretaciones de su elenco, especialmente la de Jacob Elordi, quien encarna a la criatura en una verdadera proeza cinematográfica.
Una transformación de 11 horas diarias
El actor australiano, reconocido por sus papeles en Euphoria y Saltburn, se sometió a un proceso de maquillaje extremo de entre 10 y 11 horas diarias, según reveló el propio Del Toro en una entrevista con Netflix Tudum.
Su cuerpo fue cubierto por 42 piezas protésicas, de las cuales 14 correspondían a la cabeza y el cuello.
En una reciente publicación del gigante del streaming, se puede ver el paso a paso de la transformación en un video de apenas 29 segundos que dejó sin palabras a los fanáticos.
“Entre 10 y 11 horas: ese fue el tiempo que se necesitó para dar vida a la Criatura de Jacob Elordi en Frankenstein: La lección de anatomía. Una creación que solo Guillermo del Toro podría haber imaginado”, escribió Netflix en la descripción del clip.
Durante el proceso, Elordi debió permanecer casi inmóvil mientras cuatro personas del equipo de maquillaje, vestuario y peinado trabajaban sobre su rostro y cuerpo.
Muy tranquilo, el actor pasaba el tiempo leyendo guiones o revisando su celular, apenas moviendo los ojos o los labios mientras moldeaban cada detalle de su caracterización.
Una vez finalizada la máscara facial, el equipo continuaba con el cuerpo, que debía replicar la tonalidad blanquecina y las cicatrices que evocan la idea de un ser ensamblado a partir de distintas partes humanas.
El resultado final fue tan impresionante que la publicación en Instagram superó el millón de “me gusta” y miles de comentarios de admiración.
El arte detrás del monstruo
El diseño de la criatura estuvo a cargo de Mike Hill, legendario artista de efectos especiales que ya había colaborado con Del Toro en La forma del agua.
Hill se inspiró en ilustraciones anatómicas del siglo XVIII, buscando un equilibrio entre el horror y la belleza.
Cada jornada de trabajo comenzaba pasada la medianoche, para que Elordi estuviera listo al amanecer, en una rutina digna de la meticulosidad del director mexicano.
























