Luis Novaresio estuvo de invitado en Otro día perdido y en diálogo con Mario Pergolini reflexionó sobre las dificultades personales y los mandatos sociales que enfrentó antes de contar abiertamente que es gay, destacando el impacto positivo que su decisión tuvo en otras personas.
“El mayor miedo es uno, vos sospechás que te van a pasar un montón de cosas. Vos pensá esto... yo soy hijo único, de una familia de italianos conserva, el último Novaresio, no hay más, el último varón Novaresio soy yo, y está esta cosa del mandato de prolongar el apellido y cuántas cosas más”, apuntó.
Además, el periodista mantuvo durante mucho tiempo una creencia que, con el tiempo, consideró un error: la idea de que hablar de su orientación sexual era, en sí mismo, discriminatorio.
“Erróneamente creí durante mucho tiempo que contarlo era discriminatorio. Decía ¿por qué lo tengo que contar si los heterosexuales no lo cuentan? Error, grave error”, reconoció.
Cuando lo conoció a Braulio, su novio, la cosa cambió. “Cuando yo lo conozco a Braulio, nos empezaron algunos portales a jorobar, nos sacaban fotos, y ponían ‘el chongo de Novaresio’”, recordó y dijo que en ese momento el novio lo enfrentó y le dijo: “Dale, todo bien... Yo tengo una hijita, tengo una empresa, tengo una inmobiliaria, tengo empleados, el mundo gira igual. Aclaremos esto”.
Y así Novaresio tomó la iniciativa y publicó una fotos de ambos y el impacto que tuvo, describe, fue “maravilloso”.
El periodista contó que recibió mensajes de agradecimiento por parte de personas que se sintieron inspiradas a contarlo en sus propios hogares.
El ejemplo más conmovedor que lo hizo sentir que “todo tuvo sentido” fue el mensaje de una madre que le escribió por Instagram y le puso: “Te agradezco, mi esposo le empezó a hablar a mi hijo. Hace 7 años que no se hablan y vino con el teléfono, con la nota de Infobae, la tiró sobre la mesa y le dijo a mi hijo ‘vamos a tomar un café’. Ese día yo dije: ‘Ya está, qué bien, todo tuvo sentido”.
























