Tras someterse a una operación de colgajos, que lo llevó a estar un tiempo internado y en recuperación, Luisito, participante icónico de Cuestión de Peso, regresó al programa.
En lo que fue un emotivo segmento del programa, Luisito confrontó su pasado de una manera única: probándose la ropa que usaba en el pico de su obesidad, ofreciendo una poderosa lección sobre su proceso de pérdida de peso y los desafíos de la obesidad.
Al inicio de su camino en el programa, Luisito alcanzó un peso inicial de 216 kg. Hoy, la remera que usaba en aquella época podría ser el camisón de su esposa Noelia.
Mario Massaccesi tomó la remera como un símbolo tangible de la transformación del participante y, al apoyarla sobre Luisito la diferencia fue impactante. Actualmente Luisito pesa 104,6 kilos, 111,4 kilos menos a los que tenía cuando comenzó.
La circunferencia de su panza era de 215 cm. Hoy, la medida de su panza es de 112 cm, lo que representa una reducción de más de cien centímetros. Esta disminución es tan significativa que incluso el conductor del programa se compara, señalando que él mismo tiene un contorno de 101 o 102 cm.
Luchar y volver
La historia de Luisito también es un crudo recordatorio de que la obesidad es una enfermedad compleja. El mismo reconoció haber “vuelto muchas veces y muchas veces pidió ayuda después se desbandó y volvía y se desbandaba y volvía”. Esta franqueza resuena con muchas personas, ya que es parte de la naturaleza de la enfermedad.
Un detalle íntimo que revela la realidad de vivir con obesidad severa fue la presentación de otra remera gris, manchada de comida. Debido a la distancia de su boca al plato, Luisito solía mancharse al comer, especialmente sopas, e incluso se limpiaba las manos en la parte de atrás de la remera. El conductor destacó la valentía de Luisito al compartir estas anécdotas “sin filtro” y apuntó que son necesarias, porque reflejan lo que muchas personas con obesidad atraviesan en silencio, por “vergüenza, por miedo, por por reprobación de los demás”.