No soy usuaria de TikTok, pero el alcance de ciertos contenidos trasciende rápidamente las plataformas donde se originan. Este es el caso de una serie de videos virales protagonizados por fabricantes y emprendedores chinos que aseguran –y muestran– ser los verdaderos productores de artículos como carteras, bolsos y cosméticos que luego son comercializados por reconocidas marcas de lujo a precios exorbitantes.
A primera vista, estos videos pueden parecer una simple denuncia sobre la industria de la moda, pero al mirarlos en contexto resulta evidente que no son casuales. Este contenido se inscribe dentro de la creciente tensión comercial entre China y Estados Unidos. A partir del viernes 2 de mayo, la administración de Donald Trump eliminó la exención fiscal para importaciones menores a U$S 800 e impuso aranceles del 145% a productos chinos.
Según el presidente estadounidense, esta medida busca proteger la industria nacional y presionar a China en el plano comercial. Pero, lejos de limitarse a los canales diplomáticos, la respuesta china se trasladó también a las redes sociales, con un golpe directo a las marcas occidentales de alta gama.
¿Qué revelan, o dicen revelar, estos videos?
En las publicaciones viralizadas se observa cómo algunas fábricas chinas producen artículos prácticamente idénticos a los de firmas como Hermès, Louis Vuitton o Chanel, por una fracción del precio final. “Un bolso Birkin, que se vende por 38 mil euros, cuesta como mucho 1.500 euros”, afirman en cuentas como @WangSen, una de las más difundidas antes de ser suspendida.
Como estocada final, la mayoría de estos virales invitan a todos los que vean los videos a que los contacten directamente para acceder a estos productos de lujo, a precios exponencialmente menores. “¿Por qué no nos contactas y nos compras? ¡No te vas a creer los precios que te daremos!”, decía Wang Sen en el video.
Además de alentar el comercio directo entre el consumidor y la fábrica, la denuncia abre una pregunta incómoda: si esto fuera cierto, ¿por qué estos productos no llevan el clásico sello “made in China”? ¿Será que, además de inflar sus precios de forma escandalosa, las grandes marcas también engañan al consumidor sobre el origen de lo que venden?
Pero la respuesta tiene respaldo legal. Los chinos dicen que entregan hasta el 80% del producto terminado, y que el ensamblaje final ocurre en Europa, donde simplemente se añade el logo o se realiza el empaquetado. Con este mínimo aporte europeo, las marcas estarían autorizadas a obviar el verdadero origen y etiquetar el producto como “made in Italy” o “made in France”.
¿Verdad, mentira o simplemente irrelevante?
Desde que estos videos comenzaron a circular en redes, fueron muchos quienes cuestionaron a las grandes marcas y las tildaron de abusivas, entre otras cosas. Sin embargo, ellas no se hicieron eco de la polémica. En sus canales oficiales, en ningún momento se menciona a China como parte de su circuito productivo.
Desde el portal Factchequeado.com, advierten que no hay pruebas que respalden la afirmación de que estos fabricantes trabajen directamente con las marcas mencionadas. Incluso citan a expertos en cadenas de suministro, quienes consideran improbable que estos fabricantes específicos tengan relación con dichas firmas.
A su vez, webs oficiales de marcas como Gucci y Louis Vuitton no mencionan tener producción en China. Louis Vuitton afirma que sus productos de cuero se fabrican en talleres de Francia, de España, de Italia y de Estados Unidos. Gucci indica que la mayoría de sus artículos se hacen en Italia, con algunas excepciones: relojes en Suiza, fragancias en el Reino Unido, cosméticos en la Unión Europea y lentes en Japón. Por su parte, Lululemon sí se manifestó al respecto y negó expresamente trabajar con los fabricantes identificados en estos videos.
La explicación más probable a estos virales, según expertos, es que los productos mostrados en los videos sean falsificaciones, y que esta campaña haya sido orquestada por fabricantes ilegales que buscan aumentar sus ventas aprovechando el contexto político y el poder de viralización de las redes sociales.
Conrad Quilty-Harper, especialista en la industria del lujo, sostiene que los autores de los videos fueron “hábiles” en confundir a los fabricantes reales con los falsificadores y que lograron, a través de las redes, instalar una duda que afecta la credibilidad de las grandes marcas. Por su parte, Jack Buffington, director del Programa de Cadena de Suministro de la Universidad de Denver, afirma que el objetivo principal de estos videos no es denunciar ni educar, sino vender más antes de que los nuevos aranceles entraran en vigor.
Independientemente de si los videos dicen la verdad o no, lo cierto es que instalaron en la sociedad más de un debate. ¿Cuánto vale realmente un producto de lujo? ¿Qué estamos pagando cuando pagamos miles de dólares por un bolso o una crema? ¿Cuánto del precio refleja calidad y cuánto responde a una construcción simbólica de estatus y exclusividad? La viralización de estos contenidos, intencionada o no, vuelve visible una discusión muchas veces esquivada: el rol de la marca en la percepción del valor, el consumo aspiracional y las prácticas de producción de la industria de la moda.
El golpe a las marcas desde su punto más débil
Este tipo de contenido viral pone en jaque a las marcas desde su punto más vulnerable: la percepción del valor. En un contexto donde los consumidores están cada vez más atentos a la trazabilidad y transparencia de lo que compran, el solo hecho de insinuar que un bolso de lujo no es tan exclusivo como promete puede ser letal para su imagen.
“El lujo ya no vende calidad, vende estatus. Pero si ese estatus se construye con productos que se fabrican en masa en Asia y luego se revenden con márgenes abusivos, la confianza puede romperse”, explican analistas en portales extranjeros. Aunque no haya pruebas firmes que respalden las denuncias, la duda ya fue sembrada, y eso basta para que muchas personas comiencen a repensar el verdadero valor de lo que pagan.
¿Será que China se consagró como la gran vencedora de la guerra comercial en el ámbito digital?