No hay Festival de Cosquín sin sus peñas y puestos gastronómicos para disfrutar de la mejor comida casera. En el marco de su 65ª edición, desde La Voz presentamos una selección de lugares para ir a comer, las historias que hay detrás de cada plato y los tragos más pedidos por la gente.
Alrededor de la plaza Próspero Molina, se encuentran varios locales de comidas con variadas ofertas. Una de ellas es el Viejo Patio, más conocido como El Patio del Cura, donde ofrecen desde porciones de locro a $ 8 mil; tacos de carne, pollo y vegetarianos desde $ 1.100 por unidad, y sopa paraguaya a $ 3.500, entre otros. Hay fila desde temprano. No se aceptan tarjetas de débito ni de crédito. Sólo efectivo o transferencia.
“Esta es una experiencia que hacemos desde hace 24 años. Nació como un lugar que vendía comidas para el festival y hace una década les damos la posibilidad a siete familias y a tres instituciones para que produzcan comida criolla para cumplir un proyecto particular”, explica el cura Carlos Joaquín en diálogo con La Voz.
“Por ejemplo, Damián, que está en el puesto de milanesas, está haciendo su casa propia. A uno de los hijos de la gente de la parrilla, los Romero, se le había quemado la casa y están todos trabajando para reconstruirla”, agrega. A diferencia de otros espacios, el lugar no tiene música, con el objetivo de fomentar la charla.
Peñas y fogones
A la salida del Patio, está el Fogón Criollo, que cuenta con un escenario para los artistas y con una pasarela para aquellos que se animen a bailar. El lugar cuenta con cabrito a $ 20 mil; asado a $ 18 mil; humita en chala a $ 7.500; lomitos (simple a $10 mil y completo a $13 mil), y pizzas (desde $12 mil hasta $15 mil), entre otros.
Con estilo similar, se encuentra la peña del Club de Ajedrez, dirigida por Franco Teves. El joven le confesó a este medio que todas las noches están llenos y que se enorgullecen de ser elegidos por los turistas para pasar una buena noche con artistas en vivo.
Por el otro lado, está el fogón oficial, con sus vistosos costillares que se ven desde lejos y opciones gastronómicas tradicionales: chivito ($ 14 mil); cuarto de pollo asado ($ 8 mil); choripán ($ 8 mil); locro ($ 6.500); docena de empanadas ($ 10 mil), y mucho más.
Frente a ambos locales, hay foodtrucks de shawarma a $ 8.500; superpanchos desde $ 3 mil, y papas fritas a $ 4 mil. “Lo que más sale es la parrillada y el locro, comida típica de festivales”, explica uno de los encargados.
Para los que quieren algo más tranquilo y alejado del ruido festivalero, pueden ir a La Peña de la Piry. “Piricha”, como la conocen todos en la zona, es una emprendedora que lleva adelante esta propuesta con amigos y familiares desde hace más de 20 años en el patio de su casa.
“Depende de la noche, recibimos entre 100 y 120 personas. Como verán, el lugar es chico, pero tiene mucho calorcito de amigos. Nuestro plato especial es la humita. Tenemos empanadas, y a veces solemos hacer locro, canelones y pastas. Es toda comida casera que se hace en el día”, expresa orgullosa en diálogo con este medio.
“Este espacio empezó en una época dura, poscrisis del 2000-2001. En ese entonces, empezamos a poner carpas para los músicos que venían a Cosquín y ahí se empezaron a armar las guitarreras de día. Después surgieron las guitarreras del after, de ahí la peña del mediodía y ya era el after del after. Yo trabajaba a la mañana, me iba y se quedaban todos. Yo les decía ‘bueno, chicos, cuiden la casa’. Después hicimos el escenario, los baños, la cocina, y acá seguimos”, añade.
¿Sangría o caipirinha frozen?
En todos los rincones de Cosquín, aparece gente desfilando con el vaso de sangría frozen, o nevada. El puesto oficial al lado de la plaza Próspero Molina casi nunca está vacío y los bidones de vino vuelan en cuestión de minutos. “Tiene vino, azúcar y limón. También le podemos agregar algún licor de preferencia”, cuenta una de las promotoras. Precio: $ 5 mil.
Su competencia directa es la caipirinha nevada, que se encuentra como joyita extraña de Cosquín en la Carpa Brasileña, un foodtruck de la plaza San Martín ubicado dentro de la 58ª Feria Nacional de Artesanías y Arte Popular Augusto Raúl Cortázar.
“Hace unos años ya que venimos incorporando a todos los eventos tragos brasileños y hay muy buena aceptación”, explica uno de los vendedores. Precios: vaso grande con alcohol, a $10 mil y sin alcohol, a $ 8 mil.
En la plaza también se vende comida como quesadillas, a $10 mil; lomitos para dos personas, a $ 20 mil, y sándwiches de bondiola a $ 6 mil. A lo largo y a lo ancho de Cosquín, hay una gran variedad de opciones de bebida, como, por ejemplo, vasos de fernet desde $ 6 mil hasta $ 8 mil.
En cualquier lugar donde se vaya a comprar, se recomienda consultar por los métodos de pago. Hay restaurantes y hasta quioscos que cobran entre el 5% y el 15% de recargo por pago en débito o crédito. Una opción útil es el pago con código QR, que no tiene recargo.
