Existen muchos cristales a través del cual mirar nuestra historia cultural como país. Literatura, cine y televisión son las más recorridas y accesibles, mientras que la radio ha sido un tanto relegada. Un tramo considerable de esa historia expresada desde el aire radial bien podrían ser los episodios que recorren la historia del programa ¿Cuál es? de la mano de La Podcast Records.
A lo largo de cuatro episodios (disponibles en Spotify), Mario Pergolini, Eduardo de la Puente y Marcelo Gantman cuentan sus vivencias como conductores de un programa que se ha vuelto mítico, a la vez que explican algo de la fórmula que consolidó un estilo de radio. También intervienen su histórico productor, Nacho Goano, excolumnistas, guionistas y figuras de la Rock & Pop (hogar del programa) como Daniel Grinbank.
¿Cuál es? estuvo al aire durante 18 años (1993-2011) y rompió récords, moldes y estereotipos, quiebres que el pódcast aborda con precisión. Entre ellos hay uno que ha permeado en la cultura radial hasta convertirse en denominador común de los programas actuales: el protagonismo de la vivencia.
Salvo contadísimas excepciones, las aperturas toman hoy como tema cualquier cosa que les haya sucedido a los integrantes. No son excusas para encarar un tema de interés general, sino una simple anécdota que busca el enganche con el oyente: me pusieron una multa, me separé, no sé adónde irme de vacaciones. Son historias triviales, versiones diluidas del estilo de ¿Cuál es? que caen en la indiferencia del oyente.
Silencio de radio
Como formato, la radio está en crisis y, para los menos optimistas, no hay forma de evitar su extinción. La imagen desplazó a la palabra del último espacio en el que reinaba, al lograr que las cámaras se instalaran en los estudios de radio. No todas lo hacen de la misma manera: las más tradicionales transmiten una imagen de la mesa de trabajo estilo CCTV, otras aspiran a que lo visual sea un apoyo de lo verbal.
Dejando de lado la nostalgia propia de asistir a la muerte de un formato tan cotidiano, la palabra puesta al servicio de la imagen nos tiene que llamar a la reflexión. ¿Qué se pierde cuando una cámara me muestra un programa de radio?
La visión como una de las formas de la percepción le ha ganado históricamente a la audición. Basta recordar el mito “El anillo de Giges” que aparece en La República de Platón y que nos expone a nuestros propios principios morales: si tuviéramos un anillo invisibilizador, ¿lo utilizaríamos para cometer fechorías?
Ser visto es peor que ser oído, nos dice nuestro sentido común. Lo vemos en el malestar de algunos conductores de radio, que ante la llegada de las cámaras comentaron que debían disponer su cuerpo de otra manera y hasta cuidar su vestimenta. De la misma manera, la contundencia de los editoriales y las denuncias naturalmente se ven afectadas ante la presencia de un ojo que es todos los ojos.
El contrato de la palabra
Me encantaría instalar una cámara en una transmisión de ¿Cuál es? en 1993 y observar el comportamiento del equipo. Aventuro que sería más difícil hacer humor negro, cortarle arbitrariamente la llamada a un oyente, y no estar pendiente de la apariencia para “pegar” un canje de ropa.
Los sketches y radioteatros emblemáticos de ¿Cuál es? (Las Moguiaventuras, Osito Mimosito, Bosque Remorfate), citados por La Podcast Records, nos recuerdan esa magia necesaria para el contrato de verosimilitud. Al no ser vistos, los integrantes del equipo ponían la palabra al servicio de la trama, de los personajes y de la idea.
La imagen rompe con esa magia que, en realidad, no tiene nada mágico. Esa ilusión pasajera al que el oyente se predispone es nuestra capacidad de abstracción que nos define como animales con intelecto. Ya no somos “todo oídos”, somos “todo ojos”; ya no nos podemos refugiar en el silencio, y la invisibilidad corre el riesgo de ser un mito.