El viernes por la noche, el Chateau Libertador se convirtió en el escenario de un tenso momento entre Wanda Nara y Mauro Icardi, luego de que el futbolista se presentó en el departamento para devolver a las mascotas de sus dos hijas.
Luego de varios días de silencio, Wanda habló y dio su versión de los hechos. En un extenso texto que compartió Ángel de Brito, detalló que ella no le pidió a Icardi que suba.
El primer texto inicia: “La situación era desesperante. Una pesadilla transformada en realidad durante la cual la policía trataba de “negociar” con el padre para que depusiera su actitud con relación a la niña. Luego de insistencias de todos los presentes, más de unas diez personas, Icardi se movilizó afuera del ascensor y colocó a la niña en el suelo diciéndole “te quedas acá” y se dispuso a llamar a una de sus abogadas quien también se presentó en el lugar”, se puede leer en las publicaciones de De Brito.
Y continúa: “Una agente de las fuerzas de seguridad tomaba a Isabella de sus manos y el personal policial intentaba dialogar con el. Fue en esa oportunidad en que un policia de los presentes le dijo “Vos me caes bien. Yo te voy a ayudar”. Este efectivo fue quien, además, le dijera que se retirara del lugar al momento de firmar el acta policial. Momentos antes la abogada que se presentó fue Elba Marcovechio quien dialogó con Icardi pero no logró que bajara su beligerancia”, dice.
Y remarca: “La pesadilla concluyó cuando el personal policial finalmente pusiera a resguardo a la niña quien posteriormente ingresó al interior de la vivienda y simultáneamente comenzara a labrarse el acta que hizo que lcardi huyera del sitio interiorizándome posteriormente que lo habria hecho de contramano por Av. Libertador pero sin ser detenido por los Agentes de la policía”.
La pesadilla de Wanda Nara
El relato continúa con Wanda afirmando su miedo y también detallando el accionar de la policía. Cuenta que, tras “negociar”, más de diez personas convencieron a Icardi para dejar a la niña en el piso.
Y puntualizó que fue la pesadilla se prolongó por un largo tiempo: “Todo concluyó cuando el personal policial finalmente pusiera a resguardo a la niña quien posteriormente ingresó al interior de la vivienda y simultáneamente comenzara a labrarse el acta que hizo que leardi huyera del sitio interiorizándome posteriormente que lo habría hecho de contramano por Av. Libertador pero sin ser detenido por los Agentes de la policía.

Así continúa el texto de Wanda Nara
Frente a las explicaciones de las niñas, no pude explicarles los motivos por los cuales su padre no las dejaba ir con los perritos y ello así porque no existía razón lógica para que el Sr. Icardi devolviera a sus hijas. Solo la circunstancia de buscar una excusa para confrontar conmigo podía ser la consecuencia del arribo intempestivo de las niñas.
Sabía, paralelamente, que este era uno más de los tantos caprichos del adulto Icardi que antepone sus irrazonables antojos a los deseos de sus hijas.
Las niñas, tal como nos consta a ambos progenitores, tienen adoración por sus mascotas de compañía con los que pasan tiempo a diario y con quienes duermen todas las noches. De hecho, su apego podría vincularse a la gran angustia que padecieron cuando su padre se negó a reintegrar al país a las mascotas que permanecen en Turquía por lo cual, que estén aferradas a esos perritos pudiera responder al miedo lógico, en base a su experiencia, de volver a perder a sus mascotas.
Agrego que más allá del entendimiento sobre la necesidad de las niñas, el posicionamiento caprichoso de lcardi carece de lógica porque estos perritos ya habían estado en la casa del padre y por ende, así como explicaba hasta una niña de 8 años, si ya fueron antes, por qué no podían ir ahora (se adjunta fotografía que da cuenta de ello).

La pretensión de las niñas era viable Lo que no era viable es que lcardi utilizara tamaña nimiedad como justificativo valido para perpetrar los actos de agresividad que desplegara en mi casa y frente a las niñas entonces una vez
Mis hijas eligieron entonces una vez más, no ir con sus padre.
Llamé a mi abogado que dirigió hasta mi domicilio y fue quien frente al grado de violencia desplegado por el padre de mis hijos, convocó a la policía mientras todos los presentes temiendo que hiciera daño a Isabella por cuanto literalmente estaba “atrincherado” en el ascensor, trataban de contenerlo diciéndole que se iba a ir con las niñas y que debía tranquilizarse.
Con su pierna trabando el ascensor, Icardi gritaba a Francesca para que fuera hacia el, pero Francesca no fue.
Icardi le decía a Isabella que llamara a su hermana porque si no lo hacía, llamaría a la policía. Yo le explicaba que no pasaba nada con la policía, que estaba para ayudar a la gente.
Bajo estas amenazas se ha movilizado SIEMPRE con relación a las niñas asustándolas cuando en definitiva el traspaso debió haber sido en términos pacíficos y armoniosos sin intervención de ningún policía.
Isabella, que no tenia a sus perros, acudió a su reemplazo pidiéndole a su papá por un peluche que llevaba en la mochila y estaba en el ascensor. Sobre el particular debo señalar que creo que las mochilas fueron subidas por el padre de las niñas y no por ellas pero el estado de nervios que padecí no me permite ser precisa sobre el punto.

Minutos más tarde tuvo lugar el arribo del personal policial, y aun frente a ellos su actitud beligerante no cesó. El personal femenino le pedía que bajara a la niña. Que se tranquilizara pero aquello no ocurría. La niña continuaba lanzando sus bracitos hacia mi persona haciéndolo también hacia el personal policial a quien pidió ayuda.
Francesca, como indiqué, logró refugiarse en su dormitorio frente a un escenario os llantos promovido por MAURO ICARDI
Isabella extendía sus brazos hacia mi persona al tiempo que me llamaba y aunque se me rompía el alma, no podía agarrarla porque me vela imposibilitada de hacerlo por la intervención quirúrgica a la que ya aludiera
Nadie quería tomar a Isabella para evitar la escalada de la conflictiva mientras ella extendía sus bracitos buscando ser auxiliada por la suscripta o por Luli, quien me asiste Mientras tanto su padre la cargaba sin dejarla en el piso porque según dijo, Isabella correría al interior de la casa y la suscripta cerraría la puerta.
Debo indicar que seguramente la niña correria al interior de la vivienda porque era evidente que no queria ir con su padre. De igual modo que Francesca. No obstante le expliqué hasta el cansancio que se iría con los niñas, que me dejara consolarlas y prepararlas para ir con el. Su respuesta siempre fue negativa.
Era tanta la angustia de Isabella y mi necesidad de que no tuviera que transitar por este innecesario escándalo, que para que se tranquilice se le quiso dar el perrito pero Icardi antepuso su brazo o mano impidiéndolo lo cual hizo que mi hija comenzara a gritar
Isabella gritaba, Iloraba, yo lloraba como nunca antes lo había hecho. Las personas que me acompañaban también lloraban.
No tengo recuerdo de haber padecido una situación tan traumática como la que tuvo lugar el día 14 de marzo en mi domicilio. Mis hijos, gracias a Dios, tampoco.
Pese a mis insistencias para convencerlas de que debían ir con aquel haciéndolo sin sus mascotas, la negativa era rotunda consolidándose frente la reprochable actitud que posteriormente tomó el padre.
A fin de intentar colaborar con el cumplimiento de la orden judicial, le dije a las niñas que llamaría a Icardi para explicarle que querían ir con las mascotas.
Al lograr dialogar con el, encontré del otro lado su férrea intención de superponer sus egoístas e infundados intereses personales por sobre los de las niñas. En sus palabras, esto se traduce en que el hace lo que quiere. Todo es como el quiere (se adjunta el video en que así lo dice jactándose de ello)
Tras cortar la comunicación conmigo y retomando la suscripta el trabajo de explicarle a mis hijas que debían ir con su padre e intentar tranquilizarlas por cuanto se encontraban envueltas en llantos; Icardi apareció en el ascensor ingresando a mi domicilio sin autorización alguna y encontrándose con la prohibición de hacerlo, Llegó hasta el ascensor y simplemente traspasó la puerta diciendo, del modo agresivo en que suele manifestarse, que venia a buscar a las niñas o alguna frase similar.
Así, se le explicó a Isabella que tenia que ir con él mientras que Francesca huyo a su habitación