Este martes 24 de septiembre, La Barra celebra un aniversario muy especial. A 30 años de su primer baile en el club Las Palmas, el grupo cuartetero dará un show a beneficio de la ONG Soles y calentará motores para el gran festejo que se viene: los tres Quality Arena agotados para el viernes, sábado y domingo próximos.
A raíz de ese aniversario, Carlos de Piano y Javier “la Pepa” Brizuela pasaron por la redacción de La Voz y recordaron los orígenes de la banda y algunos de sus momentos más significativos.
“Estamos bien, estamos contentos de poder ser parte de la historia de la música de Córdoba, una partecita importante, y con tres shows totalmente vendidos”, expresó el bajista.
“Son 30 años que llevamos y estar en este momento es muy importante para nosotros. Ya con la edad que tenemos, y con la vigencia, estamos en un ambiente de grupos y bandas totalmente nuevas. Y estar entre ellos, te imaginás lo que es para nosotros”, agregó a su turno el cantante.
“Se siente algo muy… es imponente, es importante, es un orgullo y son cosas que decís ‘pucha, hemos hecho bastante como para seguir’ y bueno, aquí estamos”, reflexionó.
Los primeros pasos
Por supuesto, no podía faltar la referencia de aquellos primeros días, cuando cuatro músicos de Trulalá (además de Brizuela y De Piano, el percusionista Adrian Moyano y el tecladista Víctor Miranda) optaron por abrirse de la que por entonces era una de las principales escuderías del cuarteto cordobés.
“Nosotros lo único que queríamos era tener un grupo que fuera exitoso y poder tocar en los principales escenarios. Y los principales en ese momento eran el Deportivo, Las Palmas, Atenas, algunos barrios, que era el circuito que nosotros veníamos haciendo”, comentó al respecto De Piano. “Mirábamos hasta grabar un buen disco, hasta poder ganar un disco de oro –que lo ganamos a los cuatro meses de haber salido- pero no mirábamos tan lejos”, admitió.
“Teníamos bastantes temas que no nos aceptaban y decíamos ‘¿qué hacemos con esto? Y bueno, busquemos un rumbo nosotros’. Y fuimos de caraduras, pero creo que conscientes de que nos iba a ir bien porque teníamos material para eso y teníamos un conocimiento”, sumó Brizuela en la entrevista que se puede ver completa en el canal de YouTube del diario, y que también se publicará en formato pódcast.
“Nos fuimos bien en varios sentidos. Nos seguíamos hablando con nuestros excompañeros, nos veíamos en todos lados, nos pegábamos un abrazo, recordábamos cosas, nos reíamos. Porque hemos sido muy unidos y siempre tiramos todos para el mismo lado”, sumó “la Pepa” sobre el momento en el que decidieron dar un paso al costado de “la Universidad del Cuarteto”.
“A Manolo le anticipamos un mes, dos meses antes, que nos íbamos. No nos fuimos de la noche a la mañana. Nos fuimos bien, respetamos nuestro trabajo, tuvimos valores. Entonces… eso creo que también es el premio que nos da la vida de tantos años, tantos éxitos, y que la gente te apoyó desde el principio. Tenemos un par de seguidores que nos siguieron desde el primer momento y eso lo valoro mucho”, reflexionó el cantante.
¿Costó tomar esa decisión? Según De Piano, y tras cinco años de trayectoria compartida con Brizuela en Trulalá, en el momento se vivió como un paso necesario para seguir haciendo camino, aunque con ritmo propio: “Nosotros veíamos que el ciclo se había terminado, entonces ya estaba. Las canciones, a lo mejor los proyectos, las ideas, no eran las mismas y bueno, si uno cree que lo que dice uno va a funcionar, es el momento de hacer su propio proyecto”.
Los primeros pasos
En septiembre de 1994, la brillante carrera de La Barra era todavía algo incierto, una ilusión. Un día antes de su primera presentación, mientras todavía algunos integrantes se estaban conociendo, el grupo viajó a Río Tercero para calentar motores frente a amigos y gente cercana. Y el 24 de septiembre, dos semanas después de que Brizuela dejara de cantar en Trulalá, llegó el debut.
“Ese día, que coincide con el cumpleaños de mi viejo, había varios eventos, por esas cosas de la vida”, recordó a su turno De Piano.
“Chébere volvía al Deportivo después de cinco años, La Mona presentaba en La Vieja Usina el disco Raza negra, Trulalá hacía un show importante en un salón del sur de Córdoba y nosotros íbamos a Las Palmas”, enumeró, dando cuenta de las dificultades que planteaba el contexto para una banda que quería mostrar sus primeras armas.
“Medio que nos asustamos, y mi viejo me dijo: ‘Si no largás ese día, no largás más’. Y fuimos. Había 1.200 personas más o menos –apuntó–, y en una de las pausas el presidente del club me abrazó y me dijo: ‘Esta es tu gente, a partir de acá tenés que edificar lo tuyo’. Así empezamos”.
A partir de ese momento, “la banda más grande de Córdoba” comenzó un recorrido vertiginoso. El padre de De Piano, un viejo productor del rubro, envió un demo al sello Sony y allí alguien se percató de que este grupo de cordobeses venía de Trulalá. Así se inauguró una sociedad que se cansaría de cosechar reconocimientos en materia de ventas.
“En octubre de ese año, estábamos grabando, en diciembre salió –La Barra, el primer disco– y el 10 de diciembre del ‘94 celebramos el Disco de Oro en el Deportivo, que en ese momento era el lugar por alcanzar”, relató el bajista.
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