Desde que sacó su primer disco en 2023, Agustina Pampin comenzó a concretar un volantazo definitivo en su trayectoria vinculada a la industria musical. Luego de una intensa experiencia como DJ itinerante de la fiesta Bresh y como productora de eventos y festivales varios, su costado artístico le puso un freno a todo lo demás y la obligó a tomar una decisión.
Las canciones de Nostalgia, ese primer disco lanzado hace dos años, son el testimonio de un proceso que no estuvo exento de desafíos, incertidumbre y también algunas desilusiones. Por eso, cuando responde un cuestionario de La Voz vinculado a su próximo desembarco en Córdoba, la compositora deja en claro que es una persona muy distinta a aquella que se animó a salir de su zona de confort.
A sus 26 años, Pampin prepara su segundo disco y ya ha adelantado dos canciones, las cuales también presentará en sus próximos shows en Córdoba. El primero será este jueves, a partir de las 21 y en Pez Volcán, mientras que el sábado se sumará al concierto de Fëlix San Martín en La Cúpula.
“Ya fui el verano pasado con mis canciones y mi primer disco, y fue muy hermoso. Córdoba es una ciudad que me vio y me ve crecer. Es muy cercana para mí, tengo muchos amigues”, dice la propia Agustina al recapitular su vasta experiencia previa en la ciudad y en la provincia.
“Ya tengo cierto recorrido hecho allá porque fui mucho a tocar allá cuando era DJ”, apunta sobre su etapa previa como parte de “la fiesta más linda del mundo”, la archiconocida Bresh. “Fueron muchos años de ir muy seguido, todos los meses te diría, así que se generó un vínculo muy lindo con la gente”, apunta. Y amplía: “Los shows de la gira pasada fueron hermosos, siempre recibo mucho cariño allá así que estoy supercontenta y entusiasmada por volver con las canciones de siempre, y con las nuevas”.
Crecimiento a la fuerza
En ese sentido, la propia Pampin establece una diferencia central entre el proceso creativo de Nostalgia (“quizás lo más valioso que yo haya transitado en mi vida entera, te diría”) y el que actualmente lleva adelante con su sucesor.
“Para mí fue un año de retiro espiritual el que le dediqué a la creación de mi primer disco. Fue frenar la vida, mirar para adentro y dedicarme absoluta y exclusivamente a pensar quién fui, quién soy, quién quiero ser, y sobre todo de agarrar los escritos y las melodías de mi vida. Fue una acumulación de escribir y cantar y formarme toda mi vida que un día no pudo más sin convertirse en una obra, con todo lo que implica conceptualmente”, explica mirando el pasado reciente.
“Puse mi identidad y mi subjetividad, y mis verdades, y nací de vuelta. Realmente fue un antes y un después”, define. “Y me encanta porque esa Agustina está completamente transformada, aprendió muchas cosas en ese camino. Y está distinta hoy, pero quedó retratada para siempre ahí. Y eso es para mí lo más parecido a la inmortalidad”, reflexiona luego.
“Y este segundo disco, que ya empezó a salir con Otro final y con Ilusión de oasis, está escrito y cantado por una Agustina más grande y más cagada a palos también”, añade sin vueltas sobre “algunas desilusiones que rompieron algunos castillitos de cristal y algunas utopías o manera más naif de pensar y ver el mundo”.
“La del segundo disco es una Agustina que está un poco enojada y harta de esos palos que se pegó. Son canciones que suenan un poco más a liberación”, precisa al hablar de un trayecto que definitivamente ha sido posible gracias a un cúmulo de vivencias previas. Todo un acervo de información asimilada en tiempo real que hizo las veces de sedimento necesario para una etapa que, aunque diferente, la conecta con ese mismo impulso creativo que la llevó a sumergirse en el mundo del entretenimiento y la producción cultural.
–Conocés la industria desde adentro, con diferentes roles. ¿Cómo te ayudaron esas experiencias previas a la hora de elegir este camino y apostar por tus canciones?
–Mirá, te lo digo así. De no haber hecho el recorrido que yo hice, no sé si estaría haciendo esto hoy. Y no sólo porque una cosa lleva a la otra, sino porque soy tan ordenada y organizada, y necesito tanto tener cierto control del camino que elijo, que si no conociera tan bien a la industria musical como la conozco no sé si me hubiera mandado. Yo soy relanzada y me la juego, pero me gusta hacer las cosas bien y usar mi energía bien. Si yo le voy a meter mi pasión, mis recursos y mi tiempo a una carrera musical, me digo a mí misma: “Bueno mamita, encauzala”. Y no me refiero a tener éxito, sino a hacer lo que hay que hacer para llevarla a cabo, que no sea un tiro al aire. Y yo sé qué hay qué hacer, porque lo vivo desde adentro hace muchos años, con diferentes roles, y eso me dio una mirada muy 360°. Tengo re alma de productora, no me sale quedarme en el molde de artista. Y me parece superimportante esa iniciativa, porque si no las cosas no pasan. Siempre hay que hacer con el norte claro y eso lo tengo por haber trabajado en la música y en el entretenimiento toda mi vida.

–Tenés una formación amplia a nivel escénico y experiencia ante multitudes, pero tu música tiene un componente muy íntimo e introspectivo. ¿Cómo conviven esas diferentes “Agustinas” a la hora de pensar un show, un disco o un contenido audiovisual? ¿Qué es lo que más te interesa mostrar o decir desde tu lugar de artista?
–Es loco el contraste, la verdad, entre la pendeja que pasaba reguetón y bailaba en la tarima para miles y miles de personas toda montada y esta Agustina que escribe canciones tan íntimas y profundas, más sencillita y más vulnerable. Pero creeme que es solo la “perfo”, eh, porque son 100% la misma. Agustina siempre escribió, siempre cantó, siempre fue muy reflexiva y a la vez siempre fue muy extrovertida y le gustó la noche, la joda, les amigues y vivir al palo. Me gusta la vida, me gusta sentir, me gusta pensar y me gusta divertirme. Y me encanta generar todo ese en les demás. Como artista me interesa despertar eso: hacer sentir y hacer pensar, sin que eso sea algo necesariamente solemne; porque la vida es divertida, es interesante.
Para ir
Agustina Pampin actúa este jueves 24 en Pez Volcán (Marcelo T. de Alvear 835) a partir de las 21 y con entrada gratuita. El sábado 26, en tanto, se sumará al concierto de Fëlix San Martín en La Cúpula.