Es un diseñador gráfico a la vieja escuela, de esos que aprendieron a componer entre collages y materiales varios. Alguien que encontró en el arte de los discos y en el universo editorial (especialmente en el diario Página/12) un terreno para explorar y sintetizar universos e ideas de todo tipo. Un comunicador y gestor nato que, más allá de su aporte distintivo en la cultura argentina de los últimos 40 años, también es un gran anfitrión.
A partir de 2001, Alejandro Ros comenzó a organizar una fiesta de disfraces para amigos que se convirtió en una especie de leyenda urbana de la ciudad de Buenos Aires.
Más de 20 años después, la fiesta llegó a un pico de notoriedad luego de que Fito Páez apareciera en un video en el que desempeñaba un rol sumiso (”disciplinado”) ante una Lali Espósito convertida en ama y señora de la situación. Todo era parte de una performance incluida en el evento organizado por Ros y la viralización hizo el resto.
De repente, la posibilidad de llevar el Baile de disfraces fuera de Buenos Aires nació como algo lógico. Sucedió primero en Mar del Plata y este sábado 30 volverá a ocurrir con Córdoba como segunda sede elegida más allá de los límites del AMBA.
“Los chicos de la productora me llamaron y enseguida dije que sí porque me gusta salir de capital. Ya lo hice en Mar del Plata y salió muy bien así que ahora vamos a Córdoba a ver qué pasa”, dice el diseñador tucumano, que recibe el llamado de La Voz sin aire de estrella alguno y con una idea clara.
“Espero que nos acompañe con los disfraces porque la fiesta la hace la gente. Nosotros ponemos el lugar, los disc jockeys y ya. La fiesta la hace la gente”, refuerza sobre el evento que desembarcará en Córdoba por primera vez.
Fiesta entre amigos
“La fiesta se hace desde el año 2000 más o menos”, relata el diseñador. “Yo la hacía con Carla Tintoré, una disc jockey que ya murió, porque el cumpleaños de ella era en Carnaval y empezamos con lo de los disfraces. Después nos separamos, yo seguí haciéndola en casas de amigos y un día dije ‘voy a probar hacer afuera a ver si funciona’ y estuvo muy buena”, cuenta Ros sobre el origen de un evento con la mística y el halo de un disco de culto.
“No es una fiesta muy masiva porque la gente se tiene que disfrazar. Tiene sus bemoles”, acota entre risas. “Igual tampoco no me gusta que sea muy masiva. Una vez la hicimos bien grande y no funciona. Tienen que ser 300, 400, 500 personas. Cuando se hacen muy, muy grandes, es como que se desvirtúa un poco la esencia. Es una fiesta mediana”, apunta luego.
“Bueno, la de Lali y Fito fueron 1.500, pero porque estaban ellos”, dice luego, dando cuenta de otro componente especial de sus bailes carnavalescos: la lista de invitados. De hecho, la versión cordobesa tendrá un toque de distinción pop. Juliana Gattas, de Miranda!, tendrá una aparición especial.
En ese sentido, Ros confirma que todo decanta por una cuestión de amistad y vínculos humanos. “Con Fito somos medio amigos y él un día me dijo ‘me encantaría tocar’ y yo le dijo que hagamos remixes de los temas y que invitemos a Lali. Ella se recopó porque le encantan los disfraces y bueno, es una cosa de amigos. Obviamente no cobraron”, comenta sobre la participación de ambos artistas que convirtió al baile en trending topic en redes.
“Ahora en el de Córdoba va a estar Juliana Gattas también, que justo está con Miranda! el día anterior. Como ella ya cantó un par de veces en los Bailes de disfraces acá en Buenos Aires, le dije si quería ir a cantar los temas de su disco y se recopó”, añade sobre la participación solista de la cantante, que se sumará a los DJs Pareja, a Rodri Vacis y a un set a cargo de No Es De Vegana.
De todos modos, como destaca el creador del evento, el componente fundamental para que todo fluya radica en la creatividad y las ganas de los asistentes a la hora de disfrazarse. “Cada vez hace más locuras la gente. Por eso tampoco hago tantas, acá en Capital son dos por año, porque es una intensidad y un nivel de producción que no se puede sostener”, dice Ros, que promueve una votación de los mejores disfraces en redes sociales y también regala entradas a los más producidos.
“Se va generando una especie de club, de gente que le encanta la fiesta y le pone mucha onda. Y esos entran gratis porque gastan un montón de plata o se preocupan de que sea un disfraz increíble, así que se ganan no pagar”, cuenta el diseñador. “Ayudan a que la fiesta suceda”, destaca luego, antes de relatar que en una de las ediciones un amigo suyo se disfrazó de mendigo y se quedó al lado de la puerta durante toda la noche.
“Yo siempre digo que mi disfraz es la fiesta”, dice Ros a la hora de hablar de lo que él mismo usará el sábado. “Ninguna persona en la fiesta está sin disfraz. Tenés que preocuparte por lo que tenés puesto, y eso genera una situación especial. La gente está presente en la fiesta y se preocupa por ella, y eso hace que salga muy buena. Ya cuando estás disfrazado sos otro, y eso da mucha libertad”, sintetiza.
“Si yo llego a convertir esto en un negocio, desaparece la magia”, suelta luego. “Es una fiesta que hacemos porque nos gusta que suceda, por eso la entrada es barata. Prefiero no ganar yo y que la fiesta sea accesible para la gente”, apunta Ros, para quien “es lindo viajar y llevarla” pero sin presiones ni planes de ningún tipo.
Historia viva
Como diseñador de portadas icónicas de discos de Soda Stereo, Luis Alberto Spinetta, Babasónicos, Mercedes Sosa, Fito Páez, Juana Molina, Gustavo Cerati o Divididos, el nombre de Alejandro Ros se ha multiplicado en trabajos que dejaron su huella en la cultura pop argentina. Además, muchas de sus tapas para suplementos como Radar, Soy o Las/12 también se han vuelto icónicas por su capacidad de síntesis y sugestión.
Por eso no es extraño que Ros llegue un día antes de su fiesta (viernes 29, a las 19) para dar una charla sobre diseño gráfico y arte en la Escuela Lino E. Spilimbergo de la Universidad Provincial de Córdoba (UPC).
–Habiendo sido parte de discos emblemáticos de la música argentina, ¿cómo te llevás con la huella de tu propia obra?
–Es muy lindo. El otro día fui al cumpleaños de mi hijo, que tiene 16, y un amigo de él me decía “vos hiciste la tapa de Bocanada”, y yo le dije: “Sí, pero vos ni habías nacido cuando salió el disco” (risas). Hay algo que genera una simpatía, es por la música también. Los discos generan un vínculo muy fuerte con el oyente, muy emocional. La tapa es parte de eso. Es lo que ves de eso y es lo que la gente tiene en la cabeza.
En un contexto en el que todo parece cambiar demasiado rápido, Ros reflexiona: “Respecto a las tapas de los discos, es un poco frustrante diseñar para un cuadradito en Spotify. A mí me gustaba el despliegue del CD y del vinilo. Vinilos salen, pero bueno, es difícil diseñar en simultáneo para un vinilo y para Spotify, hay mucha diferencia. La variable tamaño es difícil de manejar en el diseño”.
“Lo digital es muy limitado. Antes tenías todo un universo dentro del disco, más fotos, las letras, diseño, yo trabajaba mucho con las texturas. Me extraña que en lo digital no haya movimiento, me gustaría hacer las tapas animadas pero todavía no se puede. En Tidal sí, pero en Spotify todavía no”, apunta luego el diseñador.
Para él, la portada de Dynamo, de Soda Stereo, representó una suerte de big bang que todavía se extiende hasta hoy con trabajos que también iluminan su curiosidad y su vínculo con artistas no necesariamente mainstream, como los chilenos Fármacos. Para él, hay que pensar “siempre para adelante” por una simple razón: “Es mucho más divertido”.
Para ir
Baile de disfraces de Alejandro Ros. Sábado 30 de noviembre a partir de la medianoche en Bela (Belgrano 1008). Actúan DJs Pareja y Rodri Vacis. Además, No Es De Vegana tendrá su DJ set y Juliana Gattas realizará una participación especial. Entradas a $ 10 mil más cargo por servicio en Venti.com.ar