Arrancó el huracán de Airbag en Córdoba: así fue la primera de tres noches agotadas

Este viernes, Airbag arribó a la Plaza de la Música para brindar el primero de los tres shows agotados que programó en la ciudad de Córdoba.

Los hermanos Sardelli presentaron su nuevo disco, titulado El club de la pelea, y ofrecieron una lista de 30 canciones que hicieron vibrar a los 7 mil cordobeses que coparon la esquina de Costanera y Mendoza.

Con un sonido demoledor y la energía de un público que agitó hasta el último tema, Airbag pasó como un huracán y demostró por qué es una de las bandas del momento.

El cierre fue épico: la lluvia entraba por las puertas de la Plaza mientras se despedían cantando Solo aquí, uno de sus primeros hits.

Jinetes cromados

La jornada comenzó con clima fresco y algunos chubascos que fueron mojando a los primeros concurrentes que se acercaron a hacer fila desde la tarde del viernes.

Al momento de la apertura de puertas, la cola daba la vuelta por calle Mendoza, seguía por La Rioja y llegaba hasta Santa Fe, a la altura del Estadio del Centro. La manija por verlos era total.

Una vez adentro, el público se amontonaba frente al escenario y todos intentaban dar un paso más en una Plaza de la Música que se presentaba colmada.

Cabe recordar que Airbag llegó a Córdoba tras agotar dos estadios de River y luego de brindar dos conciertos en España. En esa misma línea, las tres fechas anunciadas en Córdoba se agotaron en pocos minutos. Cabe preguntarse: ¿para cuándo un estadio también en “la Docta”?

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A las 21:20 se escucharon los acordes de Jinetes cromados y se desató un gran pogo que se enlazó con la energía de Patricio, Guido y Gastón Sardelli. Los tres entraron a los saltos y con el volumen bien alto. El trío está siendo acompañado por Sebastián Roascio y José Luis Berrone, en batería y teclados, respectivamente.

La ebullición continuó con Anarquía en Buenos Aires, del nuevo disco El club de la pelea. El golpe potente de la batería se destacó tanto como el bajo de Gastón, cuya potencia rítmica movió los hilos de una multitud que saltaba de manera sincronizada.

Cuando sonó Perdido, las pantallas se llevaron todas las miradas con la presencia hipnótica de Diego Maradona: gambeteando ingleses y metiendo goles de todos los colores con la camiseta de la selección argentina, Boca y Napoli. Al repasar la letra, por supuesto, el relato calzaba justo.

Corazón lunático –también del nuevo disco– fue recibido a puro canto. El público tuvo tiempo de aprenderse las nuevas canciones y cumplió. En este tema se destacó el teclado, que acompañó el ritmo de rock and roll potente que propone la canción.

En esta primera parte del concierto, Guido Sardelli sacó a relucir su faceta de frontman y se adueñó del escenario. Cuando no estaba descosiendo la guitarra, estaba dejando la vida parado sobre un parlante, cantando (y gritando) sus canciones.

El primer show de Airbag en la Plaza de la Música estuvo completo, intenso y variado. Foto Javier Ferreyra

Su energía contagió hasta que terminó de cantar Vivamos el momento, donde fue necesario poner un freno a tanta intensidad.

Fue allí cuando Pato tomó el liderazgo y presentó Noches de insomnio, que sirvió para bajar un poco la tensión. Siguió con No confíes en tu suerte, donde se lució sacándole fuego a la guitarra sobre el final del tema.

Fue a la hora de show, cuando llegó el saludo: “Hola Córdoba, vamos a estar unos días así que tengo preparada una carpa allá afuera”, bromeó Pato. Y remató: “Tengo intenciones extrañas”. Luego cantó el tema del nuevo disco con ese nombre y pasó a Pensamientos, que funcionó como la calma que antecede al huracán.

Es que cuando el bombo marcó el tempo del inicio de Huracán, el público tuvo una reacción llamativa. La canción arranca con un riff efervescente mientras Guido y Pato corean hasta que todo explota. Sin embargo, justo en el momento de máxima euforia, la gente prefirió sacar el celular para grabar en vez de dejarse llevar y vivirlo.

Todo cerró con Diez días después, con Guido en el piano y Pato tocando la Gibson SG de doble mástil. Un momento destacadísimo donde los padres que acompañaron a sus hijos se emocionaron con ellos al lado.

Vivamos el momento

Con un Gastón más retraído y enfocado en su sitio del lado izquierdo del escenario, fueron Pato y Guido quienes se repartieron el protagonismo. Pero, en todas las canciones había un momento en el que se juntaban los tres en el medio para jugar con su complicidad.

“¡Miren quién apareció!“, gritó Guido cuando se empezó a inflar el Frankenstein. ”Estoy cansado, jefe", lanzó, a modo de meme, Pato. “Lo llevamos por todos lados, de pedo se para, pobrecito”, dijo y ejecutó los acordes de Motor enfermo.

Cuchillos Guantanamera volvió a elevar el pogo de la gente y cerró la etapa eléctrica que trajo Frankenstein.

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Tras un momento de pausa y luces apagadas, los músicos aparecieron sentados en sillones y con una mesa con bebidas en el medio. Pato hizo girar una botella de Whisky que degustó más de una vez. “Salud, Córdoba. Va por ustedes”, brindó.

Con su guitarra acústica fue lanzando acordes bien bluseros y hasta amagó con Here comes the sun. Pero cuando se sumó Guido enlazaron Va a ser difícil olvidar y Ganas de verte. Cerraron con versiones geniales de Have you ever seen the rain?, Un velero llamado libertad y la clásica La partida de la gitana.

El ritual se terminó

Tras otra pausa, Pato salió a escena con el torso desnudo y más pirotécnico que nunca. Paseó la guitarra por el escenario y la hizo sonar con las manos, con los dientes y con el alma.

Bajos instintos, Cicatrices y Apocalipsis confort sonaron antes del emotivo Por mil noches. Allí se entregó al público y estiró la canción con un coro que reunió a los 7.000 presentes en un grito ensordecedor.

Después de eso, Pato agarró la guitarra y se mandó un tremendo solo que derivó en el inicio de Colombiana, con las mujeres de la Plaza de la Música listas para hacer su ritual y vivir su momento. Con las luces rojas iluminando, el público femenino se subió a los hombros de quien estuviera al lado y se sacó la remera para quedar en corpiño –o sin nada— y agitarla.

La euforia se completó con un Guido brillante interpretando Como un diamante, y luego cerrando con su característica energía en Kalashnikov.

Solo aquí fue el hit que eligieron para despedirse de la primera de las tres noches cordobesas que programaron.

Cuando muchos se preguntan dónde están las bandas de rock, Airbag es una de las respuestas. Las guitarras ardientes, el bombo de la batería junto con el bajo golpeando en el pecho, y un público con la energía bien arriba, son parte de lo que distingue a la banda en este gran momento que atraviesan.

Si cada show va a ser así –con un público que se canta todo y una banda que lo deja todo–, que lo hagan por mil noches más.