Este viernes, y desde Brasil, el grupo Barbatuques tocará en Córdoba por primera vez. Será un nuevo comienzo para este grupo brasileño que hace 25 años lleva por el mundo su propuesta de música corporal. Y también significará la posibilidad de presenciar un show que ha girado a lo largo y a lo ancho del planeta, y que ha pasado por escenarios emblemáticos como el de una Copa del Mundo (en Sudáfrica 2010) o la ceremonia de clausura de unos Juegos Olímpicos (en Río de Janeiro 2016).
El proyecto, creado en San Pablo a comienzos de siglo, vive por estos días una nueva gira rioplatense por distintas ciudades argentinas y con una parada en Montevideo, desde donde Tais Balieiro atiende el llamado de La Voz. De entrada, la artista que integra la agrupación que completan otros 12 músicos hace referencia al privilegio que implica poder conocer nuevos lugares a través de la actividad de Barbatuques. Algo que, a su vez, se retroalimenta con el universo musical que despliega el colectivo.
“Al principio, teníamos una influencia muy grande de la música popular y folklórica de Brasil. Y después, al empezar a viajar y con la experiencia también de cada uno y cada una del grupo, fuimos llenando la mochila de influencias de todo el mundo. Otros tipos de hacer música corporal: el beatboxing, el zapateo, el flamenco”, enumera Balieiro.

“Siempre cuando vamos a una ciudad donde nunca estuvimos, nos gusta tener esta sorpresa de la reacción del público, por esto de que nuestros conciertos son bastante participativos. Hacemos tocar a la gente, entonces en cada lugar hay un poquito su manera de recibir este estímulo”, apunta la percusionista corporal. Y refuerza: “Estamos muy muy contentos de tocar en Córdoba por primera vez”.
–Están celebrando 25 años de trayectoria. ¿Qué sensaciones circulan al interior del grupo en torno a este aniversario?
–Es muy emocionante porque, además de celebrar toda esta trayectoria, en el concierto pasamos por todos los momentos de Barbatuques, tocamos músicas de todos los discos que tenemos y además hacemos un homenaje al fundador del grupo, Fernando Barba (fallecido en 2021), que gran parte de las composiciones son suyas. Entonces, para nosotros tiene ese sabor especial de tenerlo muy presente en este concierto, en esta celebración. Es un homenaje y nos llena de honor y de placer compartir eso con la gente y contar un poquito de esa historia.
Cuerpo y vivencia
–¿Cómo definirías esta propuesta de orquesta corporal y cómo se inicia este camino que 25 años después los tiene en plena actividad?
–Todo empieza casi como un juego, a partir de una investigación de Fernando (Barba), el fundador del grupo, que era músico e instrumentista. Era muy curioso y empezó a jugar con los sonidos del cuerpo, a hacer una asociación con la batería, el bombo, la caja. Entonces empieza más como una investigación pedagógica que como la intención de ser un grupo artístico. Pero la gente que estaba cerca de Fernando se contagió y se empezó a formar un grupo, se empezó a desarrollar un repertorio hasta hacer un primer show. Y en ese momento era una gran novedad porque era una música… el pensamiento es muy musical, entonces los arreglos y todo es muy pensado a partir de la música, y no solamente de la performance. Eso, con el tiempo, empezó a pasar. Empezamos a ser un poco más conocidos, vamos lanzando discos nuevos, pero ya no es una novedad en términos de lenguaje. Entonces es un gran desafío para el grupo seguir inventando. Creo que lo logramos porque empezamos a entender cómo pensar la música, la composición, los arreglos a partir de este lenguaje. Qué funciona y qué no en un show, por ejemplo. Los años nos dieron esa experiencia que nos ayudó a entender cómo hacer buena música usando este lenguaje.
–Si tuvieras que elegir tres momentos definitivos en estos 25 años de historia del grupo, ¿cuáles serían?
–Desde mi visión personal, que seguro muchos del grupo también comparten, pienso que un momento importante en la historia de Barbatuques fue cuando lanzamos un disco para las infancias. Nuestro trabajo nunca tuvo un límite de edad, los niños y las niñas siempre estuvieron muy presentes, pero no teníamos un repertorio pensado para este público. Entonces, a partir del momento en el que grabamos un disco y tuvimos un show para familias, se amplificó el público a partir de un lenguaje que habla directamente con la infancia. También grabamos un disco con la participación de Hermeto Pascoal, que nos dejó hace un par de días, y con Naná Vasconcelos; ambos son grandes maestros de la música y tienen un abordaje de la música corporal, cada uno a su manera, entonces eso también fue increíble para el grupo. Y otro más sería el cierre de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, en 2016. Aparte de la emoción de estar tocando en el estadio Maracaná, lo que vino después, la repercusión, fue un momento bastante fuerte.
–Mencionaste a Hermeto Pascoal, un espíritu muy afín a la visión musical del grupo. ¿Qué representa para ustedes su figura?
–Era un gran músico, gran instrumentista, pero también tenía una relación con la música corporal, la música orgánica, la improvisación, que son cosas que apreciamos y trabajamos mucho, y son parte de nuestro proceso. Era una gran referencia y seguirá siendo un maestro. En ese momento en el que estuvimos con él grabando en el estudio, compartimos dos días enteros y fue increíble. Aparte de ser musicalmente muy rico, nos divertimos mucho porque tenía una energía muy positiva, muy especial. Nos hizo improvisar a todos en el momento de la grabación. El día que se fue, estábamos justo entrando a un concierto en La Plata, así que se lo dedicamos a él con mucho cariño.
–Van a tocar en una sala muy especial y en un contexto ideal para ver la propuesta del grupo. ¿Cómo le contarías de qué se trata a alguien que todavía no los vio en acción?
–Yo también en algún momento de la vida fui espectadora de Barbatuques. Antes de entrar al grupo, era fan. Y para mí, la sensación es de estar viendo algo muy posible y muy accesible. Cualquier persona puede hacer música de esta forma colectiva, orgánica, sin grandes necesidades de instrumentos. Y eso es muy emocionante, muy humano en un momento en el que nos alejamos cada vez más de nuestro propio cuerpo, que estamos muy esclavos de las pantallas. Hay ese rescate, ese reencuentro con el propio cuerpo, que me parece muy interesante. Hacemos que la gente cante y toque en el concierto, y da mucho placer participar de algo que está pasando ahí en directo. Siempre decimos, o en los conciertos o en los talleres que hacemos, que la gente se va con un juguete nuevo con el que puede seguir jugando e investigando, que es su propio cuerpo.

Para ir
Barbatuques actúa por primera vez en Córdoba en el marco de su gira por sus 25 años de trayectoria. Se presenta este viernes, a las 20.30, en el teatro Comedia (Rivadavia 254). Entradas en venta, a través de Ticketek.