Mucha expectativa generó el regreso de Camilo a Córdoba en el marco de Nuestro Lugar Feliz Tour, gira que lo mantiene viajando junto a Evaluna y a sus hijas, Índigo y Amaranto.
El Quality Arena fue testigo de una noche para el recuerdo. Más allá de la energía que emanó el público ante cada canción que interpretó el colombiano junto con su banda, el concierto quedó marcado por problemas técnicos que dificultaron la presentación. Si bien logró resolverlos, Camilo se mostró afligido por lo sucedido.
“En el camerino siempre nos juntamos con el equipo y le agradecemos a Dios por lo que nos toca vivir y por lo sagrado que es el encuentro con ustedes. Hoy le pedimos que nos sorprendiera con algo distinto, pero no esperaba que fuera esto”, dijo acongojado.

“Me iré de aquí y, en 15 años, recordaré esta noche por lo que acaba de pasar. Gracias por haberse quedado con nosotros y por hacer de esta una noche diferente e inolvidable. Gracias, tribu, los amo”, expresó ante la ovación de su público.
Y así fue, la tribu lo apoyó y terminó cambiando el humor del cantante, quien recibió el respaldo in situ de Evaluna, su amada esposa. Con ella en el escenario, redondeó un cierre de lujo para un público que se quedó con ganas de más.
Pegaos
El concierto comenzó minutos después de las 21 en la calurosa noche del jueves. La escenografía recreaba el salón utilizado en todos los videoclips de Cuatro, su último disco, publicado el año pasado.
Con grandes ventanales, nubes y diversas figuras que emergían de las pantallas, Camilo salió a escena acompañado por la dulce voz de Índigo presentándolo: “Con ustedes, mi papá”, se la oye decir a la niña.
El Quality Arena se dispuso con suficiente aire acondicionado y sillas en formato teatro, pero nadie vio el show sentado. El colombiano hizo bailar a todos, y los asientos resultaron innecesarios.
Bebé, Aeropuerto y Ke Si fueron las tres primeras canciones que hicieron vibrar el recinto. Por momentos, las voces del público opacaban la del propio cantante.
Tras un breve saludo y una invitación a tirar la casa por la ventana, dejó un sentido mensaje para sus fans. “Por lo que veo aquí arriba, todos están felices de la vida. Pero también veo personas que hoy no están tan bien y vinieron a desahogarse. Gracias, Córdoba, por este recibimiento. Cantemos”, expresó antes de continuar con Una vida pasada, No se vale y Pegao.
Los ritmos latinos de la salsa, el pop urbano y la cumbia hicieron bailar a los más de cinco mil asistentes.

En medio de un medley en el que enlazó Tattoo y Desconocidos, aparecieron los primeros problemas de sonido. El micrófono del cantautor comenzó a saturarse de a poco y las pantallas se pusieron negras.
A pesar de eso, siguió y la remó, pero en Gordo, su décima canción del setlist, la situación se volvió imposible de disimular. Cuando terminó el tema, en medio de ruidos insoportables, todos lo aplaudieron. “Gracias por los aplausos, porque estoy por llorar”, dijo.
Pies descalzos
El carismático cantante vestía un jean con dibujos y una musculosa blanca. Como es habitual, vivió el show con los pies descalzos. En el centro del escenario, tenía una gran alfombra al pie de su micrófono, pero pasó poco tiempo allí, ya que recorrió cada rincón mientras cantaba y bailaba.
Tras una pausa para solucionar los inconvenientes técnicos, la banda regresó y pudo interpretar El mismo aire, Autodiagnóstico y Millones sin mayores problemas, más allá de algún leve ruido ocasional. Al parecer, según explicó, la falla era puramente eléctrica.

En ese fragmento del show, el volumen de los instrumentos se bajó; se podía oír bien a Camilo, al baterista y a las percusiones. Sin embargo, el bajo, la guitarra y los teclados, casi no se escuchaban.
Cuando parecía que todo estaba arreglado, bajó hacia el público a buscar coros para Tutu y el sonido se volvió a estropear. De todas maneras, hizo felices a los que estaban en primera fila con el gesto de saludarlos y acercarles el micrófono para cantar.
El cierre junto a Evaluna
Con la suerte echada, la banda se retiró y el artista volvió solo a escena para hacer un pequeño set acústico con su guitarra.
Este comenzó con una conmovedora versión de Querida yo, canción que lanzó recientemente junto a Yami Safdie. “Se la dedico a mi yo de hace 15 minutos, que tenía mucho miedo”, dijo antes de cantarla.
Muchos en el Quality lloraron por la emoción que transmitió y por la llegada de una letra que se convirtió en un himno a la gratitud personal. Él se emocionó también.
En toda la noche, el público ovacionó varias veces a Evaluna, tal vez deseando que apareciera para cantar. “Hay alguien que me acompañó y que, hace un rato, cuando comenzó a salir mal lo del sonido, vino y me preguntó: ‘Amor, ¿cómo te sientes?‘. Ella siempre está allí, apoyándome. Con ustedes, Evaluna”, presentó el artista y volvieron a ovacionarla, esta vez, preparados para verla en escena.
La esposa de Camilo cantó Plis (con ruidos en su micrófono), Por primera vez e Índigo, sus canciones testimoniales del amor que viven y de la familia que formaron. A metros se podía ver cómo le cambió la cara y el humor a Camilo, quien modificó la letra de Por primera vez para descomprimir: “Tengo miedo de que busques a alguien perfecto, y yo con tantos problemas técnicos”, bromeó.
Otro retrato testimonial de su relación vino con La boda, una bellísima canción que cuenta también con un videoclip que enlaza imágenes del casamiento. Desde el escenario, Camilo logró bendecir tres propuestas de matrimonio que sucedieron en el público.
El show finalizó con todo el Quality coreando una extensa versión de Vida de Rico. “Córdoba, todo lo que tengo es tuyo”, gritó antes de presentar a sus músicos y despedirse.
Así, Camilo redondeó un gran concierto, demostrando ser un artista profesional a la altura de su figura. Más allá de las cuestiones técnicas que hubo que sortear, tanto él como su banda –y, especialmente, el público–, lograron cambiarle la energía a una noche que podría haber sido fatídica.
En 15 años, Camilo recordará lo que vivió en la calurosa noche cordobesa de marzo de 2025.