El último 8 de marzo, Candy Flux lanzó uno de los discos más esperados para quienes recorren ciclos, fiestas y salas de conciertos en la siempre pujante escena musical que se puede encontrar en barrio Güemes y alrededores.
Es que el que dúo formado por Santiago Baravalle y Joaquín Paniego (Banti y Pani, respectivamente) es uno de esos proyectos que, a partir de la reconfiguración que planteó la pandemia, ha logrado consolidar un prestigio a nivel local de la mano del viejo y querido “boca en boca”.
Gracias a un kilometraje nocturno que los ha llevado a tocar en eventos de todo tipo, incluyendo una fiesta propia llamada Simbiótica (junto a Vora), este binomio de live set electrónico se ha convertido en garantía de baile y expresión corporal sin tapujos. Algo así como un sello de calidad con nombre y beats propios. Y que ahora, además, suma a ese palmarés un flamante primer álbum que sintetiza casi cuatro años de trabajo y dice a los gritos “quiero más”. Mucho más.
Nuevo comienzo
En julio de 2020, Candy Flux comenzó a gestarse como tal luego de una experiencia interrumpida en México. Dos años más tarde, y después de haber experimentado con la publicación de sesiones audiovisuales, comenzaron a sacar tracks. Ese mismo proceso fue el que derivó en el inicio de esa aventura llamada Kinds of Flux, álbum que desde su nombre ya juega con las inquietudes y la curiosidad que exhibe el dúo como rasgos distintivos.
“Uno cree que larga el disco y ya está, o como que siente una especie de relaje, de decir ‘bueno, al fin’, o lo que sea. Y en realidad es donde recién arranca para el resto de los humanos, porque el resto de la gente no conoce el disco”, apunta Banti, que distingue este de otros procesos similares en su carrera.
“Tengo varios discos sacados y es una de las primeras veces que no siento que ‘ya está’, sino que esto está arrancando. Me parece repositivo porque es una motivación y hace que sigamos laburando, que sigamos con manija de sostener el proyecto y de seguir construyendo”, agrega con un calendario entre ceja y ceja que incluye planes de viajes y shows en diferentes formatos.
En ese punto de la charla, su compañero acuerda en la sensación posterior a haber liberado el producto terminado de un largo trabajo, pero también destaca que fue ese mismo proceso el que impactó fuertemente en el horizonte de expectativas del dúo.
“No es que dijimos ‘ahora tenemos todos estos temas, vamos a hacerlo’. Primero nació la idea de compartir con cierta gente y así lo empezamos a gestar. Si bien pensamos en la cosecha entera, los fuimos sembrando de uno y sueltos, y ahora está puesto todo junto”, comenta Pani sobre dos de los aspectos centrales de este primer álbum: las participaciones externas y el abanico musical que propone.
Más allá de la pista
Si bien Candy Flux es sinónimo de danza electrónica y experiencia colectiva, este primer material a modo de álbum es el resultado de una necesidad permanente de redefinir y actualizar los valores del proyecto. Después de un buen tiempo enfocados en “el vivo” y en la improvisación como principales ejes creativos (Pani pone como ejemplo el track Feel 2Night, con la voz de Paula Emelí Rodríguez), el proceso del disco alumbró un viaje interno que necesitaba contemplar el universo musical más allá de ese vínculo entre “la cabina” y “la pista”.
“Hasta que empezamos a pensar en hacer e introducir otras cosas”, distingue el exbajista de Nuna Malta o Sabor Canela. “Ese fue el gran quiebre: que no sea solamente electrónica y tener la excusa de que, si bien nuestro proyecto es eso y nuestras presentaciones son pisteras, para bailar, hacer un disco era la posibilidad de mostrar esa diversidad de cosas que podemos hacer y nos gustan como dúo de productores”, resume.
“En ese contexto se fue gestando esa idea de poder liberar el abanico de cosas que nos gusta hacer y plasmarlo todo o dentro de todo… y ahí nació el concepto de hacer un disco, digamos, un grupo de canciones”, aporta Pani sobre un desarrollo que también tuvo la adrenalina de algo gestado “sobre la marcha”, con el desafío que implicó para el dúo el abrir su proceso creativo a otros artistas.
“Cuando depende de nosotros nomás, es místico”, acota el músico pampeano. “Nos podemos juntar y, si los dos estamos motivados, en una tarde se puede avanzar una guasada. Hay temas que salieron casi en un solo día. Pero coordinar y proyectar la idea de invitar a alguien, incluso ver cómo va a ser la metodología, qué proponer, es complejo. Fue escribirles a todos y empezar a coordinar con grupos de cuatro o cinco personas en paralelo”, cuenta sobre una agenda de encuentros que se extendió por más de un año.
“El prototipo que nosotros proponíamos era juntarnos una vez a crear, dejar una buena referencia, escucharla mucho tiempo, juzgarla y juntarse a regrabar”, detalla luego. “Nos tomó más tiempo la gestión que el mero hecho de grabar o crear la música incluso”, acota Banti en alusión directa al tema Im so High, con Buji Molas, que tomó forma casi definitiva en apenas una tarde compartida.
Además de la voz de la cantante, en Kinds of Flux se escuchan las presencias de Soul Bitches, Vora, Eva Gou, Paula Rodríguez, Rami Álvarez Sánchez, Toch (en forma de remix), Clara Agüero, Nahuel Barbero, Ema Oliva, Pricha y Pedro Bulgakov. Con la excepción de este último nombre –exbaterista de Juan Ingaramo y actualmente junto a Emilia Mernes–, el resto de la lista funciona como un recorrido particular por la escena cordobesa, y por mucho de lo que sucede en aquellos bares y clubes en los que la música en vivo tiene su espacio.
“El motor principal fue la motivación de decir ‘che, nos encantaría hacer algo en esta persona’. Son artistas con los cuales compartimos música, compartimos amistad y compartimos capaz que distintas movidas de producciones a lo largo de los años”, resume el también tecladista, quien concede que el tracklist del disco funciona como “un pantallazo” de parte del circuito local que Candy Flux integra en cuerpo y alma. “Si bien no fue la intención plasmar eso, qué lindo que haya quedado así”, considera.
“Nosotros también formamos parte de esa escena. Nos fuimos conociendo y afianzando con gente que después, obviamente, nos gusta compartir”, apunta Pani, que a su vez destaca a Kinds of Flux como una novedad en el vínculo con el público que ya ha sabido cosechar el dúo: “El disco nos reayudó porque teníamos un montón de temas bajo la manga que finalmente instauramos. Nosotros ya los veníamos tocando, pero no existían en ningún otro lado, sólo en un futuro craneado por nosotros. Ahora la gente los escucha en su casa, ya es dueña de esa música”.
