En marzo, el DJ uruguayo Carlos Willengton tocó en la ciudad de Córdoba y dejó una huella imborrable. Tanto que, nueve meses después, será él mismo quien tenga a cargo el cierre de FVR CLVB, propuesta de Club Paraguay vinculada a la música electrónica.
El ciclo, que ha desarrollado “una mirada curatorial auténtica y orientada a la pista”, realizará este viernes su función final a partir de la medianoche y optó por invitar nuevamente a este entusiasta incurable del ritmo y el trance colectivo. Alguien que, tres años atrás, se dio cuenta de que lo suyo era vivir de gira de manera casi ininterrumpida.
En una velada tomada por las bandejas analógicas desde el warm up a cargo de Rodri Vacis, el segmento central de la madrugada estará a cargo de este renombrado mezclador y selector de música disco, house y otros derivados. Un melómano incurable y amante de la materia prima con la que trabaja cotidianamente: los vinilos.

Con los ecos de su debut en “la Docta” todavía resonando entre los fans de la música electrónica, y antes de una visita que promete hacerse cada vez más regular, Willengton respondió un cuestionario de La Voz y anticipó este nuevo contacto con el público local.
–Carlos, volvés a Córdoba después de una primera visita que dejó su huella. ¿Cómo recordás ese debut y cómo te predispone esta posibilidad de volver para cerrar el año?
–En mi primera vez en Córdoba hubo una energía preciosa, siempre lo digo. Fue una noche realmente mágica, se notaba una buena atmósfera desde el principio que luego se fue transformando en algo muy especial. Al principio, en todos los sets, siempre están los seuidores, la gente que te está esperando en primera fila, que tira buen rollo, como decimos en España, y poco a poco se iba contagiando y yo veía que estaba toda la sala muy prendida. Fue una noche excepcional. Guardo un grandísimo recuerdo de esa primera vez en Córdoba y cuando se empezó a gestar este nuevo tour ahora a final de año me puso muy feliz saber que volvía. Quiero volver a experimentar eso con toda la gente.
–Hace tres años que estás de gira casi permanente, con más de 150 ciudades recorridas. ¿En qué momento y cómo te diste cuenta de que querías vivir este nomadismo musical que hoy es parte de tu cotidianeidad?
–Bueno, sí, la verdad es que he dado muchas vueltas. He estado en países en 30 y pico de países de cinco continentes y es algo que yo no me esperaba. No lo decidí, fue algo que se dio, fue una circunstancia como consecuencia de los sets que yo hacía en internet. Primero me empezaron a pedir que hiciera sets para radios, para canales de YouTube, y al terminar las restricciones [después de la pandemia], al abrir nuevamente el ocio nocturno, me pedían que fuera a clubs de diferentes países, también a festivales. Fue una sorpresa para mí, fue muy emocionante ver que se me abría un mundo por delante y, bueno, intento disfrutarlo lo máximo que pueda.
–Tu relación con el vinilo es simbiótica, es parte de tu identidad como mezclador y artista y de tu condición de melómano. ¿Qué tiene de especial para vos la música en ese formato? ¿Por qué elegir el desafío de lo analógico en medio de un mundo cada vez más digitalizado y cuantizado?
– Mi relación con los discos de vinilo viene de mis comienzos de mi carrera como DJ, en tiempos en los que si no tenías el disco de vinilo no podías pinchar la canción. Había una búsqueda para tener los temas del momento, incluso conseguirlos antes de que fueran éxitos, y esto era muy emocionante. Por lo cual, le tenías mucho cariño a los temas cuando los conseguías, no como ahora que con un clic se puede conseguir cualquier tema casi al instante. Además de eso, mezclar con vinilo supone que todo el peso de la mezcla cae sobre tus manos, tu cabeza, tu oído. No hay nada que te ayude y ese juego a mí me encanta. En alguna ocasión he dicho que puedes jugar al Tetris y que solo te bajen barras, pero no estás jugando todo el juego, ¿no? Entonces es algo parecido, es una comparación que quizás explique un poco que la mezcla con vinilos es mover todas las piezas por ti mismo, con tus manos, con tu cabeza, y el automatismo es algo bastante más sencillo y le quita emoción al juego. Entonces, esa emoción, ese riesgo, esa adrenalina que hay cuando pinchas con vinilos, a mí me encanta. Y quizá sea la razón fundamental por la cual mantengo mi etiqueta de vinyl DJ y voy con mis discos; y si no es con vinilo, no paso música.

–Habiendo actuado para tantos públicos de culturas diferentes. Dentro y fuera de la pista, ¿qué creés que nos conecta y nos enlaza como seres humanos más allá de nuestras diferencias? ¿Qué reflexión te merece la música como lenguaje universal?
–La música es sin duda el lenguaje universal por excelencia, puede llegar a conmover a la gente en todo el mundo y en diferentes épocas. Hoy en día piezas hechas hace siglos pueden seguir despertando emoción en gente que las descubre a pesar del paso del tiempo y en diferentes sitios de del planeta. Creo que también hay que destacar que hay muchos lenguajes porque hay gente a la que puede no gustarle o no transmitirle nada una música que a otros les encanta. Pero cuando das con un lenguaje musical, cuando te encuentras con gente que habla tú mismo lenguaje musical y te reúnes en una sala a vivirlo todos al unísono, la energía que se crea es realmente fascinante. Yo me siento muy orgulloso de poder ser un conductor de esas vivencias, de esa energía. Cuando pongo una música para un público donde sea que se reúna para vivir la emoción y lo que transmite la música a través de los sonidos, me siento un privilegiado.
Para ir
Carlos Willengton actúa este viernes a partir de la medianoche en FVR CLUB, en Club Paraguay (Marcelo T. de Alvear 651). Warm up: Rodri Vacis. Entradas en venta en Alpogo.com.

























