Las participaciones de Indio Solari, Gustavo Santaolalla y Natalia Lafourcade hacen que Descartable, el nuevo disco de Wos, pueda pensarse como producto de una necesidad de validación del joven maravilla de la música nacional.
Pero lo cierto es que estos feats ensanchan su mundo más que cualquier otra cosa, ya que para que su música empiece a echar chispas sólo basta consigo mismo (el lirismo, el flow, el carisma de Valentín Oliva) más Evlay, su productor de confianza, y una banda de acompañamiento cuya formación invita a ser memorizada: Tomás Sainz (batería), Francisco Azorai (sinth, piano), Natasha Iurcovich (bajo) y Chipi Rudd (guitarra).
En otras palabras, un solista refulgente y un equipo de trabajo consustanciado con la causa bastan para que, otra vez, la publicación de un disco sea un acontecimiento.
Desde que se convirtió en campeón de una Batalla de Gallos de freestyle en 2017, Wos es “todo lo que está bien” y el artista fetiche del progresismo nacional. También se convirtió en gurú motivacional, acaso involuntariamente, al asociarse su simple sublow Arrancármelo con la proeza messista que llevó a la obtención de Qatar 2022 por parte de la selección argentina de fútbol.
Descartable, que llega dos años y medio después del multipremiado Oscuro éxtasis, se desentiende de esa agenda para privilegiar inquietudes más filosóficas. Es más, si alguien esperaba que la obra fuera una portaaviones testimonial desde el cual disparar contra Javier Milei, tendrá que asumir que es más una fuente en la que contemplarse y repensarse.
Si busca fortalecer un espíritu de resistencia, no lo hace desde obvias arengas “antifachos”. Y si busca cebar a un público ya cautivado desde hace tiempo, sosiega el uso de temas rap metal ideales para el pogo.
Por ejemplo, en el jazzy Morfeo Wos dice que asume los errores así no lo matan para luego especificar que usa esta vida como fe de erratas; y en Caída libre, de similar vibración, concede que aún se preocupa fundiéndose en lo absoluto.
En este punto vale resaltar el modo en que Evlay rinde como generador de electropop ochentoso oscuro y tenso para tapizar dudas y vulnerabilidades. Y al momento de Quemarás, el tema en el que Wos interactúa con Indio Solari, hace pensar que sería de la obra solista del excantante de Los Redondos con un aliado de esta naturaleza. En principio, permite imaginarla menos biónica y comprimida.
Esa canción es otra de ojos ciegos bien abiertos, aunque no por inestabilidad narcótica, sino por el esfuerzo de quemar el rencor “en el fuego de un infierno precoz”.
Estímulo sacude aún más esta alfombra de falta de certezas e invita a aprender a convivir con lo ridículo, con cierta resonancia a los Arctic Monkeys de Do I Wanna Know?
Que se haga tarde es otra muestra de cómo Evlay puede interpelar a los fans de Depeche Mode, y de cómo Wos puede escribir sobre el amor desde el llano, sin florituras. “Si tiritamos juntos, tiene otro valor”, se le oye en esta pieza que busca “hacer vibrar el muro que impuso el pudor”.
Para poguear en el show en Racing que Wos programó para el próximo 20 de abril, Descartable tiene el rap metal de diseño 7/8, en el que el solista parece redireccionar los focos al plantear “¿Quieren o no encontrar el placer?” como nuevo llamamiento generacional.
Y a propósito de vínculo entre congéneres, en el punkito Cabezas cromadas suma a Dillom para cargar contra “la mercadotecnia de la nueva fama” y concluir que no importa nada más que poder respirar.
El rockito La cochería aliviana tanta carga filosofal poniéndole calor a tanta noche fría, mientras que la cumbia Melancolía se vale del ronroco de Gustavo Santaolalla para reforzar esa sensación de celebración popular muy de tinto en jarra y de labios violetas.
Con La niebla, el latinoamericanismo expansivo logrado con Santaolalla muta en otro más tierno y aterciopelado, en el que un arpegio cobija el encuentro entre Wos y Natalia Lafourcade.
Ellos encarnan a viejos amantes que buscan atenuar la velocidad del tiempo con la idea de que haya margen para un nuevo encuentro. Es una hermosa imagen para escudarse ante los inextinguibles males de este mundo.
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