En la mañana del martes, unos dos mil cordobeses hicieron fila en la Terminal Martín Quinquela para abordar el Costa Favolosa, el crucero donde se desarrolla el Ocean Fest.
Así como dice su nombre, esa fiesta estuvo liderada nada más ni nada menos que por La K’onga, y se convirtió así como la primera banda nacional y de cuarteto en salir a tocar en un evento de este tipo.
El grupo de Diego Granadé, Pablo Tamagnini y Nelson Aguirre tuvo un año inmejorable tras otro Vélez en su haber, unos cuantos Movistar Arena agotados, viajes y shows por Europa y por ¡Japón!
Así las cosas, recientemente lanzaron un EP en vivo desde Uruguay con invitados como Lucas Sugo y Gustavo Cordera. “La idea fue llegarle al público de allá”, le dijo a La Voz Diego Granadé horas antes de inaugurar la música en el crucero.
Cuarteto a bordo
En medio de un “divertido descontrol” que inició por la mañana en la misma terminal de Puerto Madero, con parlantes en alto y trencitos al ritmo de La Mona Jiménez y Rodrigo en Buenos Aires, los artistas cordobeses se encontraron con el público en el coqueto teatro Hortensia del barco; un espacio para 1.300 personas que se llenó a las 23.30 y se dispuso para que todos disfruten del cuarteto en altamar.

La Konga programó cinco conciertos: tres en el teatro distribuidos en tres días y dos sunset.
A la fiesta popular de la gente en las piletas se sumará la potencia de la banda internacional. Pero ahora es momento del teatro.

Con niebla y rock nacional sonando, las luces se apagaron a la medianoche y el cuarteto se hizo sentir en el teatro del cuarto piso del barco (¡son 11!).
Tras una cuenta regresiva, salieron a escena con El mismo aire y La cabaña.
“Bienvenidos al Ocean fest, el crucero de la Konga”, dijeron al saludar al público que los recibió con euforia, pero en orden.
Con el pasar de los temas y las imágenes en la pantalla que iban mostrando distintas colaboraciones (Cristian Castro, Lucas Sugo y Emanero, entre otros), el clima iba aumentando y muchos dejaron sus asientos para disfrutar parados y bailar.

Universo paralelo
El Costa Favolosa mide aproximadamente 290 metros de eslora (largo) y unos 35,5 metros de manga (ancho), con un tonelaje bruto de alrededor de 114.500 toneladas.
Este martes, miércoles y jueves cargará también con el peso de llevar a bordo al ritmo más divertido del mundo.
En la noche del martes, mientras Diego Granadé cantaba Latidos, hubo un momento de palmas, baile y emoción que atravesó a los presentes cuando Nelson tomó la posta y pasó al frente del escenario a agradecerles a todos por el apoyo. Como suele ocurrir en los shows de La Konga, los tres cantantes se van repartiendo canciones. Por supuesto, hay varias en las que cantan juntos.
La puesta en el teatro fue similar a lo que presentan en el Luxor de Carlos Paz todos los veranos.

La unión del cuarteto
Horas antes del show, por el crucero se pudo a ver a The Monkey cantando en un bar, a Fer Olmedo y Joaco Martín guitarreando con la gente y también a Damián Córdoba sacándose fotos en los ascensores.
En el medio del teatro, Damián y José Sarmiento bailaban y arengaban al público para que sumen sus voces en temas como Adicto, Y cómo es él y Cinco minutos.
A continuación, Damián subió corriendo para cantar con Diego Te perdiste mi amor.
“La unión hace la fuerza. ¡Aguante La Konga y aguante el cuarteto!”, gritó el “Wacho” cuando bajó.

Luego, Pablo y Diego pidieron un pogo con Quieren matar al ladrón. Pogo mediante, continuaron con Solo te pido la luna.
“Nuestra primera vez en un crucero con el cuarteto. Estamos haciendo historia con todos ustedes”, celebró Pablo y cantó Fama de diabla.
El cierre fue una seguidilla irresistible que hizo estallar de euforia a los presentes. Ya como si estuviéramos en un baile de Córdoba y no en un barco en el medio del mar, los bailarines disfrutaron de Ya no más, Te mentiría (con imágenes de Japón en las pantallas), Universo Paralelo y Ya no vuelvas.

El primero de los cinco shows fue una clara demostración del profesionalismo y la versatilidad de la banda. Con la química de siempre entre los tres cantantes, cabe destacar la labor de los músicos y la relevancia que tienen también los vientos.
Nada para reprochar y todo para disfrutar. Habrá que ver qué sucede en el formato sunset, con la banda tocando en medio de camillas, piletas, barras y mucha gente con sed. ¡Salud, La Konga!
























