Lux, Rosalía
Germán Arrascaeta
Cuando salió, reprimimos el asombro para no contribuir al tic de canonizar como obra maestra a una apenas escuchada.
Pero a pocos días, no hubo más remedio que alinearse a los entusiastas primerizos. Es que Rosalía arrebata con movimientos sinfónico-corales, interjecciones tensas y una interpretación vocal acorde con su formación musical superior. Aquí, nos enrostra academia y vanguardia cantando en 13 idiomas, y a pocos años de Motomami (2022), del que mantiene hibridación cultural y prédica feminista. Porque si en aquel disco reivindicaba a su madre, en este lo hace con santas que exhalaron mística femenina con su devoción.
Para quién trabajás Vol. I, Marilina Bertoldi
Germán Arrascaeta
En este disco, la santafesina radicalizó el gesto de producir en capas y en plan experimental que había mostrado en Mojigata (2022). Lo hizo amparada en baterías electrónicas, beats, sampleos y sintes, a los que les sacó “un montón de ruiditos”. Alude a la galaxia que va de After Chabón (Sumo, 1987) a Clics Modernos (Charly García, 1983), previo paso por Privé (Luis Alberto Spinetta, 1986). En lo conceptual, buscó mezclar “resignación irónica” con “energía vital para enfrentar la adversidad”, algo que plasmó en El Gordo. Sí, en ese tema en el que insta a algunos a “cerrar el orto”.
La vida era más corta, Milo J
Germán Arrascaeta
Milo J confirma rumbo folklórico y latinoamericanista, trascendiendo la idea de un crossover vulgar. Aquí, el joven bonaerense maravilla por su expresión, producción y alcance testimonial. Canta en un tono bajo y conmovedor, evitando ademanes del freestyle. La producción resulta precisa e imaginativa: utiliza tomas orgánicas de milongas, carnavalitos y candombes para expandirlas con detalles electrocamarísticos. Milo J colabora con Jaime Roos y Silvio Rodríguez, y se da el gusto de contrapuntear con Mercedes Sosa, quien se expresa mediante cinta de archivo. La narrativa del álbum se cierra con los visualizers, que evidencian sus lazos con Santiago del Estero.
DeBÍ TiRAR MáS FOToS, Bad Bunny
Brenda Petrone Veliz
Es una reconexión con las raíces del “Conejo Malo”, quien le rinde homenaje a la cultura de su Puerto Rico natal. Además, en este disco reivindica la resistencia cultural de su país usando el sapo Concho como símbolo del peligro de extinción de la fauna local. Salsero e irresistible, se convirtió en el primer álbum en español en colocar todas sus canciones en el Billboard Hot 100 durante tres semanas y fue el más escuchado del año en Spotify Argentina. Rompió parámetros industriales, desafió las etiquetas del artista y se consagró como un fenómeno global sin precedentes. Sobran razones para candidatearlo.
Papota, Ca7riel & Paco Amoroso
Juan Manuel Pairone
El dúo capitalizó el ascenso posterior a su icónico Tiny Desk y creó en tiempo récord esta pequeña obra maestra audiovisual. Devenidos en títeres de la industria a conciencia, Ca7riel y Paco ironizan con desparpajo sobre su condición de estrellas pop en plan de expansión global. Junto a una banda multiforme, suenan más orgánicos que nunca y exprimen la energía viva de sus shows. Impostor, #Tetas, Re forro y El día del amigo le cantan a un presente en el que todo vale. Como en la música de Ca7riel y Paco, que además cerraron el año con adelantos de su nuevo álbum, Top of the Hills.






















