La cantautora venezolana Joaquina sacudió la modorra del viernes pasado en lo que respecta a lanzamientos de discos pop para la región. Lo hizo con Al romper la burbuja, un debut que sucede a grandes pegadas ocasionadas por su EP Los mejores años (notas de diario), entre las que se destaca el haber sido premiada como mejor nueva artista en la edición 2023 del Grammy Latino.
De hecho, es la música más joven en la historia del premio en imponerse en esa categoría.
Ahora a sus 20, propone un disco full de pop canción en español orgánico, sin concesiones hacia lo urbano y con desarrollos instrumentales-vocales que hablan de espalda académica y de necesidad incontenible de contar, con maestría lírica, lo que le pasa en su tránsito de la adolescencia a la vida adulta.
Al romper la burbuja es un equivalente en nuestro idioma a The Tortured Poets Department, de Taylor Swift, aunque hay algo en el modo expresivo de Joaquina que la conecta con Fiona Apple. Acaso sea esa sensación de pudor de compartir lo que siente en lo más profundo de su ser.
“La burbuja es como algo muy metafórico. Para mí es cero literal”, le dice la artista a La Voz desde su hogar en Miami, ciudad al que su familia se exilió a mediados de los 2000.
“Y también es un título de doble sentido –acota–. Tienes toda la razón con lo de la introspección. Me encanta que lo digas así. Por un lado, es un álbum que habla sobre el mundo interior que cada uno tiene dentro. Sobre esa burbuja que, para mí, es ese universo que construimos en nuestra mente, el lugar seguro al que escapamos cuando lo necesitamos”.
“A veces me considero muy hermética y siento que vivo mucho en mi cabeza; por eso, me parece importante tener ese lugar seguro para escaparme cuando quiera”, redondea.
“Pero, a la vez, es un disco que escribí a mis 19 años, en un momento en el que estoy como aprendiendo a ser adulta, pensando en la persona que quiero ser en mi vida por primera vez. Entonces, ese primer impacto, que es como un balde de agua fría, también se siente como si estás rompiendo distintas burbujas, tanto dentro tuyo como en relación a lo que te rodea. Ese proceso es distinto para cada persona. Para mí son simplemente aprendizajes y partes de ti con las que te vas enfrentando”, remata.
Sobre ese supuesto pudor apuntado arriba, el de la cantante ensimismada que se está animando a mostrarse a corazón abierto, Joaquina dice que una mezcla entre sus yos introvertido y extrovertido. “Soy una mezcla perfecta de ambas. Bueno, perfecta, no… Tengo una mezcla de ambas total. Suelo ser hermética, muy introvertida, como que me gusta sentir mucho. Entiendo que a partir de mis canciones la gente puede pensar que soy una persona triste. Pero nada que ver”, concede.
“Simplemente soy alguien que siente muy de cerca sus emociones y que le gusta hablar de ellas. Mi manera de expresar lo que me pasa, de compartir esos pensamientos y sentimientos que no le quiero contar a nadie, es a través de canciones, haciendo música. Entonces, es como una vía de escape para mí. También me encanta poder fotografiar mi vida y entender lo que estoy sintiendo y poder plasmarlo y sacarlo al mundo”, complementa la joven que, a la vez, se considera “hablachenta, social…”
“¡¡¡Extrovertida!!!”, exclama.
“No me da miedo hablar de cosas que, tal vez, no sean tan fáciles de hablar. No me da miedo hacerlo porque es mi forma de drenarlo. Me gusta entender lo que estoy sintiendo. Soy una mezcla de las dos Joaquinas, la reservada y la que exterioriza todo”, concluye.
Joaquina, emociones profundas y otras asequibles
En las canciones de Joaquina se ponen de manifiesto emociones profundas amalgamadas con otras más asequibles como el haber sido baneada o ghosteada. Puntualmente, en una canción expresa su decepción por no haber sido oficializada por su pareja ante sus padres. Sí, esta chica superpoderosa sufre los mismos pesares que otras tantas en el llano. “Son cosas reales que pasan en la vida”, dice al respecto.
“Y siento que, por lo menos para mí, lo que menos ayuda es taparlo, trancarlo, no expresarlo –sostiene–. Creo que hay belleza dentro de ese poder sacarlo todo afuera. En expresar lo que estás sintiendo con libertad y que no sea algo tabú. Que no te inmovilice el ‘Uy, qué raro que ella está diciendo eso’. O sea, quiero que una persona escuche una canción mía y pueda decir ‘Qué bien que ella dijo eso’ o ‘Qué increíble que ella siente lo mismo que yo estoy sintiendo y qué increíble que se haya atrevido a decirlo’. ¿Me entiendes? No me da miedo mostrar retazos de la vida misma”.
–¿Estarías de acuerdo conmigo si te digo que el disco tiene una resonancia feminista? Lo planteo en una dimensión no dogmática ni panfletaria sino que encierra una sensación de firmeza.
–Una como artista absorbe todo lo que está a su alrededor. Y en este disco hablo de cosas por las que estoy pasando y que estoy sintiendo como mujer. Una mujer de 20 año que está creciendo y aprendiendo a ser adulta. Inevitablemente, eso viene con muchas cosas increíbles y con otras tantas más extrañas que voy descubriendo y que, insisto, necesito expresar y drenar.
–Tu formación musical académica, ¿se ha convertido en un peso a la hora de hacer canciones pop? ¿Has tenido que autoeditarte, sacarte manierismos expresivos que te expongan como instrumentista virtuosa?
–Sí y no. Sigo descubriendo cosas todo el tiempo. Estoy en el comienzo de mi carrera. Me gusta como que encontrar ese punto medio. Todavía no tengo todas las respuestas. A mí me encanta la música pop. Me encanta y hago música pop. Pero también tengo cierta formación que me gusta usar para mi expresión. Por eso, siento que mi pop, el pop que yo hago, tiene dejes de otros géneros como folk, rock alternativo y de otros géneros que me han apasionado a lo largo de mi vida. Diría que el mío es como un pop versátil. Y me parece que hay espacio para eso hoy. Hay diferentes versiones o tipos de pop que pueden ser hechos; y al final, la clave para mí es encontrar el balance. La instrucción teórica musical, o lo que sea que yo tenga, para mí es una herramienta, no una razón.
–Explayate sobre esto, es interesante.
–Lo digo en el sentido de que hago una canción para que me haga sentir algo, y las herramientas que yo tengo de mi formación musical, de mi formación teórica o lo que sea, al final son eso, herramientas para yo poder tener los colores y los matices necesarios para sacar esas emociones de las de la mejor manera. De protagonista siempre está la historia que quiero contar, qué me está haciendo sentir, y no el acorde más complicado sólo porque me conmueve cómo suena.
–Te quería pedir alguna consideración sobre Venezuela, tu país de nacimiento…
–¿Consideración en qué sentido?
–Te has ido de tu país de niña y quería saber, si es que estás dispuesta a contarme, en qué circunstancias se dio esa emigración. Y de paso, quería preguntarte sobre cómo ves políticamente hoy a Venezuela.
–Bueno, yo me fui de Venezuela a los seis años por lo que estaba pasando en el país en ese momento. Mi madre trabajaba en un canal de televisión que fue censurado por el Gobierno y nos vimos en la obligación de buscar nuevas oportunidades. Por entonces, ya estaba empezando a pasar lo que está pasando ahora a nivel político, con violencia y persecuciones. Entonces, después de un par de cosas duras que fuimos sufriendo como familia, mis papás tomaron la decisión de venirse a Estados Unidos. Pero Venezuela es mi país. Es un orgullo haber nacido ahí. Y aunque estoy en Miami desde chiquita, la cultura venezolana siempre fue inculcada en mi casa. Es la cultura con la que crecí. Venezolana son las comidas y las músicas con las que crecí. Siempre he ido a visitar Venezuela porque mi familia se quedó allá. He tenido la bendición de ir a lo largo de mi vida y por eso, puedo decir que duele profundamente lo que pasa en mi país.
Joaquina suma que siempre le ha dolido esta situación y que, tanto ella como sus padres, esperan “un cambio”. “Y eso es lo que la gente ha pedido y lo que se ha hecho claro este año, más que todos los anteriores. Mi deseo, mi sueño más grande, sería poder regresar a una a Venezuela libre. Los venezolanos son unas personas de luz, personas trabajadoras y echadas para adelante, que se merecen lo mejor, que no es otra cosa que vivir en un país libre. Estamos a la expectativa de eso”, confiesa.
–¿Argentina es un mercado difícil de conquistar? ¿Lo ves como una meca?
–Mi familia materna es uruguaya, por lo que tengo bastante claro cómo es todo en la cultura sureña en general. Tomo mate, me gustan las milanesas y el dulce de leche. Y cada vez que he ido a Uruguay, he tenido la chance de cruzar a la Argentina. Me he tomado el Buquebus para visitar tu país, por lo que tengo en claro lo eufóricos y pasionales que son.
Más información
Comentario del especial navideño de Sabrina Carpenter: adiós solemnidad