El guitarrista Juan Gigena Ábalos estará en dos de la incalculable cantidad de festivales cordobeses de la temporada. Pero son dos de los más relevantes: Festival Nacional de Folklore de Cosquín (1° de febrero) y Cosquín Rock (16 del mismo mes).
En el primero, lo hará como puntal de Gauchos of the Pampa, el proyecto con el que hace vibrar en términos experimentales hasta la psicodelia la obra de Los Hermanos Ábalos, el legendario grupo folklórico santiagueño que fundó su abuelo Napoleón “Machingo” Ábalos.
Y en el segundo se presentará como nuevo guitarrista de Los Piojos, la banda que sacudió al rock nacional con un regreso mastodóntico y para la que audicionó sin suerte en 2008 con la idea de reemplazar al renunciante (hoy reincorporado) Daniel “Piti” Fernández. Recién pudo entrar a ella este año, tras su experiencia como ladero de Andrés Ciro Martínez en Ciro y Los Persas.
Así las cosas, sobran argumentos para bautizar a Juan Gigena Ábalos como “el Gaucho Piojoso”.
“Me crié muy cercano a mi abuelo, por lo que escuché música folklórica todo el tiempo hasta que a los 13 entré al rock después de comprarme una eléctrica. Hice todo mi camino pegado a esas músicas”, cuenta el músico en entrevista entrecortada con La Voz, en la que expone al “chacaloop” como el punto de encuentro entre ambos mundos.
¿El chacaloop? “En los shows de Los Persas, Ciro siempre me dejaba un momento para mí, en el que le pegaba a la guitarra para luego loopear el sonido resultante y generar un ritmo chacarera. A partir de ahí, improvisaba cosas y metía cosas con referencias a Los Hermanos Ábalos”, explica.
“A eso también lo hacía con mi tío abuelo ‘Vitillo’ (Víctor Manuel Ábalos, músico, letrista, compositor, cantante y bailarín) para que se ponga a zapatear”, añade.
“Vitillo”, fallecido en 2019 a los 87 años, fue clave en la creación de Gauchos of the Pampa tanto por lo expuesto como por la interrelación que Juan Gigena Ábalos construyó con él como su entrevistador en el documental Ábalos, una historia de 5 hermanos.
“Lo filmamos a ‘Vitillo’, el último integrante de Los Hermanos Ábalos, a partir de sus 88 años. Y una vez terminada esa película, y que logré que él interactúe con artistas de todos los géneros, me quedé bastante manija y armé Gauchos of the Pampa junto a Cacho García (bombo y danzas), Nelson Giménez (voz) y Martin Lohrengel (piano). La idea fue versionar aquel repertorio, pero el proyecto fue creciendo y permitió sumar canciones nuestras”, revisa el violero, quien avisa que el documental dirigido por su prima Josefina Zavalía Ábalos (nieta de Roberto Ábalos) está disponible en YouTube.
Es oportuno agregar que la citada realización fue el segundo espasmo cinematográfico de Los Hermanos Ábalos: el primero se produjo en 1942, cuando interpretaron su Carnavalito quebradeño para La guerra gaucha de Lucas Demare. Y que legó el nombre Gauchos of the Pampa surgió de una revelación de “Vitillo” ante Juan, surgida de la reconstrucción de una gira del grupo santiagueño por Estados Unidos en 1951, afrontada en barco.
En ese recorrido, actuó en TV, en cuyo estudio fue presentado, precisamente, como Gauchos of The Pampa.
Ya entrando en terreno de Los Piojos, Juan interpreta que su ingreso a la banda es “bastante simbólico”, en el sentido de que era algo inexorable.
Porque si bien no quedó en aquella prueba de 2008, era natural que Andrés Ciro Martínez pensara en él tras varios años de trabajo ininterrumpido en Los Persas. Y más si la necesidad de recrear las contribuciones guitarrísticas a la banda de Gustavo “Tavo” Kupinski, fallecido en 2011, demandaba de un músico tan virtuoso como confiable. Y no sólo eso, uno que tuviera algún tipo de nexo con la música de raíz nativa o con el tango, acaso el mayor legado de “Tavo”.
–Los Piojos es una banda permeable a la experimentación con nuestra ciudadana/ folklórica. Una banda a tu medida, en definitiva.
–Es así, tal cual. En un 100%. Los Piojos es un grupo netamente argentino. Hay una fusión con lo uruguayo, lo rioplatense, pero también otra que mama del arrabal puramente nuestro. Disfruto mucho de tocar con ellos.
–¿Cómo explicarías la relevancia de la música de Los Piojos hoy?
–Es muy difícil de explicar esa relevancia. Pensá que se agotaron siete estadios en un día y que quedaron con 500 mil personas en fila virtual sin poder haber adquirido su entrada. Se podrían haber hecho 30 estadios, una locura. En la formación están todos los que estaban; salvo “Tavo”, que falleció; y Micky, que decidió no estar. Es inexplicable, insisto. No sabría por dónde empezar. Podría arriesgar que todo parte de las canciones, pero evidentemente hay algo más... Los Piojos es la banda más tatuada del país, en La Plata no cabe un alfiler cada vez que tocamos.
–¿Venís a suplir los arreglos de “Tavo” o tenés libertad para dejar tu impronta?
–Moverme con mi impronta lo hago con Los Persas, donde versionamos a los temas de Los Piojos. En este caso, me enfoco en reproducir lo más posible lo que tocaba “Tavo”. Y lo hago por una cuestión de respeto, de homenaje. No soy tanto de tocar con Fender, pero me compré una para poder aproximarme a su sonido. Fue por ahí.
–“Tavo” podría tocar tranquilamente en Gauchos of the Pampa.
–Claramente. Pegué buena onda con el hermano, con Matías Kupinski, y hablábamos de esto, de la búsqueda de “Tavo” más tanguera, más por fuera del rock.
–¿Por qué no Gauchos of the Pampa en Cosquín Rock?
–Se dará algún día, porque (José) Palazzo está al tanto de lo que hacemos.
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