“¡¡¡Hace un calor acá!!!”. La Cintia suelta la expresión del otro lado del teléfono, desde el hogar en el que convive con Ale Sergi y a un día de abrir la décima edición del Lollapalooza Argentina, que empieza este viernes y se extiende hasta este domingo, en el Hipódromo de San Isidro.
En ese eventazo, la dee jay y productora cordobesa está programada a las 13.45 de la jornada de apertura en el Perry Stage, y a la llamada de La Voz la atiende 24 horas antes exactas, por lo que, de no mediar grandes trastornos meteorológicos, tocará en un ambiente abrasivo.
“Pero a mí me encanta, disfruto mucho el calor. Yo estoy contentísima. Con tal de que no haga frío o que se venga una tormenta que nos impida todo, será bienvenido lo que sea”, añade la artista nacida en La Francia, departamento San Justo, y que se hizo un lugar en la escena electrónica nacional como baluarte del tech house.
–¿Vas a plantear un set especial en un horario tan tempranero?
–Voy a tocar como toco siempre, porque después queda el video del set. Y no quiero verme con algo adaptado que no haya sentido. No haré algo complaciente ni tocaré un hit que la gente conozca, porque siento que mi misión es mostrar música nueva, flamear la bandera del tech house a full. Si no lo hago, me terminarán confundiendo con una fiesta genérica.
–Banco esa postura. La convicción del artista debe imponerse a cualquier circunstancia espacio-temporal.
–El horario es medio choto, porque la verdad es que arranco el festival. Pero eso no me va a detener a hacer lo que sé hacer. Y, por otro lado, lo mío es tech house, groovero, con buenos bajos. Es electrónica en su máxima expresión, aunque no algo que tenés que vivir sí o sí como closing en un club.
–Contame desde el grado cero cómo fue que te convertiste en artista electrónica y qué papel jugó Córdoba en la cuestión, más allá de que ahora vivas en Buenos Aires.
–Mirá, yo soy de La Francia, un pueblo cercano a San Francisco, y es un sueño que me llames porque he leído La Voz del Interior desde chiquita. Y sí, Córdoba fue fundamental, porque vivía en Nueva Córdoba cuando armé una banda de covers con amigos y en la época de la cumbia canchera. Teníamos fijos los miércoles de María María, tocábamos en el Chateau, giramos por La Pampa… Hicimos buena carrera hasta que la banda se empezó a desarmar porque éramos estudiantes y casi todos se empezaban a recibir. Lo cierto es que esa experiencia me permitió entender que me tomaba la cuestión de la música en serio y que entendía las leyes de la noche, que quería trabajar en algo en esa parte del día.
–¿Y entonces?
–Entonces me mudé a Buenos Aires a estudiar música. Antes, igual, intenté armar otra banda de covers con todas minas, porque no se veían bandas de chicas en ese momento. Fue en ese trayecto que se me cruzó Matías Sundblad, quien tiene la academia de dee jays Arjaus, y me invitó a estudiar acá… Gracias a ese cruce, me di cuenta de que podía y que quería ser dee jay, algo que en Córdoba ya se me había manifestado de otra forma.

–A ver…
–Es que si bien con la banda en Córdoba trabajaba en bares y en boliches, a las 2 de la mañana ya teníamos todo hecho, por lo que me iba a la Plaza de la Música a ver Solomun o al Quality a ver a Popof… Todos chabones. Las minas que llegaban eran Nina Kravitz o Ellen Alien, por lo que pensaba que me tenía que ir a Europa para poder tener las mismas posibilidades que ellas. No tuve la oportunidad de ver argentinas en horarios centrales durante mi estadía en Córdoba capital. Cuando vine acá, había pocas mujeres en la escena, pero las pocas que había la estaban rompiendo. Y para darte cuenta de eso, tenías que salir, ya que todo se limitaba a un posteo aislado en Facebook. Acá le metí con todo, me emocioné y estuve 24/7 estudiando y metida en la música como lo estoy ahora. Yo siempre digo que mi noticiero son los lanzamientos del día del tech house. Sólo me rijo por eso.
–Estaría bueno que le pusieras años a todos estos movimientos y nombre a tu exbanda de cumbia canchera.
–La banda se llamaba Demorados (porque nos vestíamos de morado y llegábamos tarde siempre), y duró entre 2013 y 2014. Y ya en 2015 me establecí en Buenos Aires para estudiar en Arjaus. 2016-2017 ya estaba tocando acá en bares con (el software) Traktor, que fue lo primero que aprendí... O sea, tocar con un controlador y una computadora. Pero lo que me pasaba en esos lugares era que siempre me venían a pedir otro tema, que bajara el volumen o que tocara algo más tranqui. Y eso me hizo embroncar y me empujó a decidirme a tocar en lugares en los que me pidieran más música, más volumen. Por eso me postulé para boliches. La primera cabina profesional a la que me llamaron fue la de Club 69, en Niceto. De ahí no paré y me llamaban para cerrar fiestas. No para warm up, sino para el closing. Mi música era manija de verdad.

La Cintia de azul, que es la buena
–¿Y de dónde viene tu fijación por el azul?
–Mirá, yo pasé por todos los colores. Tengo una base clara, soy rubia de pelo largo y en todo este trayecto me tiré un rosa, un rojo. Yo vengo de un pueblo y en el colegio no me dejaban pintarme las uñas ni teñirme el pelo. Cuando me mudé sola a Nueva Córdoba, estallé en todo lo que quería hacer. Cuando vine a Buenos Aires, seguía rubia porque me sacaba los colores. Es que, antes de irme, en Córdoba todavía era shockeante ir al Rapipago teñida de rosa. Y cuando me subí a la primera cabina profesional, quería estar por afuera del prejuicio de la minita rubia linda. No quiero ser ese tipo de mina que muestre teta, culo o algo corporal. Quiero ser música, y el diferencial que encontré era tirarme al color azul, que era el que me faltaba dentro de todas las veces que quise ser freak. Me quedó rebién, contrastante con el rosita y amarillo con el que me vestían de chiquita. Ahora lo relaciono con la noche, con las luces… Si el techno duro es negro, el tech house puede ser azul.
Ya adoptado el azul como “diferencial”, La Cintia fundó La Blue Party, su propia fiesta, y La Blue Label, su propio sello. Ambas iniciativas excitantes.
En este caso, al cabo, la de azul es la buena.
“Te dije que no veo noticieros así que no sé quién dijo qué relacionado al azul. Sí te puedo contar para tu noticiero que, después del Lolla, tocaré en el (festival) Ultra el 18 de abril. Y el 10 de mayo haré siete horas en Crobar, mis primeras siete horas. Opening to closing, tocando yo”, precisa.
–¿Y Córdoba?
–Siempre voy a hacer la Blue Party en Basement con Sergio Saffe. Las últimas fueron en Mitre y en Studio Theatre. Ahora estoy buscando un feriado porque mi sueño es llenar Mitre un miércoles. Porque los fines de semana ya competís con La Fábrica, con La Estación… Con La Fábrica estamos buscando que se dé algo orgánico con un dee jay de tech house, porque por ahora van mucho de los de techno prog o techno melódico. Ya se dará.
–¿Con qué ventajas corrés por ser la pareja de Ale Sergi?
–Me dio buenos consejos cuando comencé y sigue en esa, acompañándome. Vivimos juntos hace siete años. Lo que pasa es que no es tan pública la cosa. En redes, apenas tengo tiempo para subir lo de mi trabajo, y no me sale subir algo de mi vida sentimental. No soy buena en redes por las mías. Todo lo que se ve en mis perfiles es lo que me dan cuando me fotografían o me graban en audiovisual.
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