Fue lo más natural del mundo que Los Piojos hayan sido programados en las bodas de plata de Cosquín Rock después de confirmar su regreso.
Porque la banda bonaerense pasó de testear su popularidad en el festival en su primera edición a ser natural número de cierre en las ediciones subsiguientes, gozando de los privilegios de trato y parafernalia. Esas presentaciones seguidas y simultáneas se dieron en la plaza Próspero Molina de Cosquín; y fueron las de 2001, 2002, 2003 y 2004.
Ya trasladado a la comuna San Roque para atender una demanda creciente, el festival dejó de tener a su artista fetiche por algunos años (por repliegue después de años de trabajo incesante, con algún que otro resquebrajamiento interno), hasta que este regresó para las ediciones 2008 y 2009.
Luego vendría la separación, que en aquel tiempo se presumía definitiva, y ya establecido en Santa María de Punilla, el evento cobijó al Andrés Ciro Martínez solista para que abra o clausure los programas de 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2020, 2022, 2023 y 2024.
“¿Se puede hacer un Cosquín Rock sin Los Piojos?”, le preguntó La Voz a Martínez en febrero de 2002, cuando ya estaba instituida la idea de que el festival les pertenecía. “Totalmente. Si no, el festival duraría sólo una noche”, contestó.
“Era interesante ver a otras bandas, conocerse con otros chicos. Siempre se establece un encuentro con otras bandas. Y en cuanto al público, la diferencia con un show propio está en que la gente llega un poco más cansada. Entonces, hay que pensar algo bien arriba para vencer la incertidumbre”, analizó Martínez, también para La Voz, en 2009, luego de ser consultado sobre qué recordaba de los primeros flirteos de la banda con este encuentro al que vuelven hoy y que, como sus compañeros y él, tiene estatus paquidérmino.
Pero este festival mítico no fue el primer amor de Los Piojos en Córdoba.
En la década del ’90, el ya nombrado Andrés Ciro Martínez más los guitarristas Piti Fernández y Tavo Kupinsky, el bajista Micky Rodríguez y el baterista Daniel Buira recorrieron un camino bastante singular en Córdoba, teniendo en cuenta que hacia el promedio de esa década se habían discontinuado el Festival de La Falda y el Chateau Rock. Entonces, ante la imposibilidad de consagrarse en un evento que reúna a lo más caliente de lo emergente, había que hacer promoción y luego generar condiciones para presentarse en vivo.
El primer aliado para que la banda pueda llevar ese plan fue Ricardo Sued, el director teatral que así como se había aventurado en el terreno gastronómico cultural con la apertura de un bar, también se la animó a la producción de espectáculos.
El debut cordobés de Los Piojos, que tuvo lugar en Estación Mitre, el jueves 20 de abril de 1995, y ya con dos discos en el lomo (el debut Chactuchac de 1992 y el subsiguiente Ay ay ay de 1994), fue producido por él. En rigor, por su empresa Girasoles Producciones, al igual que la conferencia de prensa en su SubArte Bar, ofrecida en la tarde de ese mismo día.

“Llegué a Los Piojos por Diego Lucientes, talentoso guitarrista cordobés. Él me hizo escuchar Chactuchac y quedé absolutamente enamorado. Entonces, hice lo imposible para comunicarnos con ellos. Y cuando lo logré, empecé a traerlos”, revisa al dramaturgo para La Voz.
Sued se cargó toda la parábola ascendente de Los Piojos en el tránsito de los infames ’90, incluida la explosión generada por Tercer arco en 1996.
En otras palabras, el creador del Teatro a Ciegas atestiguó la transformación del proyecto de grupo caliente votado como revelación por Skay en una encuesta de Clarín a otro de impacto masivo.
El éxito y la fobia
Además de la Estación Mitre del debut, en aquel 1995 Sued organizó un festival en el club Hindú, en el que los números centrales fueron Los Piojos y (¡atención!) La Renga. Los Caballeros de la Quema también participaron de ese encuentro.

En 1996, el productor reincidió con dos fechas en Estación Mitre y con una en Hindú, en el primero y en el segundo semestre de aquel año, respectivamente.
Para la segunda fecha en el club de barrio Pueyrredón, Tercer arco ya había sido editado y sus hits, ganado el aire radial. Por eso fue que DBN, la distribuidora asociada a Del Cielito, el sello que editaba los discos de Los Piojos, organizó una conferencia de prensa por las suyas.
Fue la última vez que los músicos hablaron con la prensa local antes de su salto de popularidad, ante el que reaccionaron volviéndose fóbicos.
En 1997 (abril) y en 1998 (octubre), Sued necesitó del estadio de básquet de Juniors para corresponder el nuevo estatus de Los Piojos. Y todo venía bien hasta que una desgracia tocó la puerta. Sued: “Cuando ellos empezaron a dar el gran salto, hicimos Juniors. Lamentablemente, después del segundo nos robaron la recaudación. Eso me produjo un crac interno y decidí dejar la producción de espectáculos. Pero con ellos no se rompió nada, siempre les tuve respeto y admiración”.

Retirado Sued, la posta la tomó Héctor “Perro” Emaides, quien junto a la radio La Rocka aprovechó la ampliación del Estadio del Centro para que Los Piojos capitalizarán lo generado por la explosión extendida de Tercer arco y su agudizamiento con Azul (1998).
En el tinglado de avenida Santa Fe, los de El Palomar tocaron en noviembre de 1999 y en junio de 2000, shows que dejaron en claro que si había planes de reinstaurar en Córdoba la lógica festivalera enfocada en el rock, Los Piojos debían programarse sí o sí para garantizarse convocatoria.
Es lo que razonó Emaides, ya asociado a José Palazzo y Constantino Carrara para hacer Cosquín Rock en la Plaza Próspero Molina, por consejo de Mahárbiz.
“Que aceptaran venir a Cosquín fue muy importante para nosotros”, recuerda José Palazzo para La Voz.
“Era una época en la que Los Piojos ya habían hecho grandes shows en la Capital de la provincia, tenían arrastre, y en la que manejaban como pocos el de boca en boca. Sabían cómo hacer promoción sin publicidad. Imaginate que no había redes sociales, no había nada, y nosotros no teníamos presupuesto para campaña nacional… Tenerlos era clave”, suma el productor, quien a su vez señala que las demandas técnicas de la banda aún podían adaptarse a las posibilidades de la Próspero Molina.
“Me acuerdo que nos juntamos con Pocho (Rocca, mánager de Los Piojos ayer, hoy y siempre) para pensar el show. Fue muy estimulante”, remata Palazzo.
Por su parte, el periodista Diego Quiroga cuenta que en una conferencia de prensa previa al Cosquín Rock 2001, ofrecida en la Casa de Córdoba en la por entonces Capital Federal, sólo habían asistido artistas de segunda línea y periodistas de algunos pocos medios. Y que el dato saliente fue encuentro tras bambalinas entre Emaides y Rocca para efectivizar un adelanto. “Ahí me di cuenta de que Los Piojos se habían vuelto gigantes. Ya se habían abierto boleterías y garantizárselos era prioridad”, puntualiza el agente de prensa de aquella edición iniciática.
“Y ponete a pensar en la gente en Cosquín. Las mochilas, las remeras con el logo… Cosquín fue piojoso de movida”, cierra.
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