“Me llegó un montón de mensajes. Un amigo me escribió diciendo ‘Ayer estaba en un velorio y el tema de los drones fue de lo que hablábamos todos’ (risas)”. Walter “Wally” Buchholz grafica con esa anécdota impensada el post del impactante show de drones que dirigió el fin de semana en el Lollapalooza Argentina, en la ciudad de Buenos Aires.
“Creo que fue un espectáculo digno de un festejo de 10 años del mejor festival de la Argentina. Estuvimos a la altura”, resalta este experto en tecnología avanzada de previsualización 3D y realidad virtual aplicada en la innovación escénica.
¿Cómo es el proceso para llevar a cabo esta magia aérea? Muy complejo, por cierto. Hay dos universos que se conjugan: la cuestión creativa y lo técnico.

Todo empezó hace tres meses y medio. Desde la producción del Lollapalooza, estaban interesados en buscar algo así y ellos llegaron con la propuesta en el momento justo. “Se hizo una propuesta creativa muy genérica primero, a producción le gustó la idea y encaramos la parte comercial y toda la logística, que es muy compleja”.
Walter, al frente de Iluxman, tiene la representación local de Lumasky, una empresa líder en el mundo en este tipo de shows, oriunda de Dubái (desde donde enviaron los drones y parte del equipo humano para realizar el show).
“La empresa ya hizo shows en 57 países del planeta y tienen el récord mundial Guinness de hacer un show con 10 mil drones juntos. Lo que se vio en el Lolla, multiplicalo por 10″, explica. En la noche del lunes, el cargamento de drones volvió a partir para Emiratos Árabes para la presentación de un edificio nuevo con seis mil drones, por ejemplo.

Seguridad, un factor primordial
“Esto es como volar aviones de verdad”, explica Buchholz. Tuvieron que cumplir con permisos, protocolos y normativas que les pide la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac). “Esto tiene un permiso por una cantidad de tiempo específico en unas coordenadas específicas: o sea, tenemos una caja en tres dimensiones que era de 1.200 metros de boca por 350 de alto por 800 de profundidad. Ese era el permiso que teníamos en el que se nos permitía volar”, detalla el director de esa coreografía aérea.
Se utilizaron dos tipos de drones. “Fueron unos drones mejorados respecto de los que utilizamos en el show de Hernán Cattaneo en Potrerillo, Mendoza. Estos le ganaron 6% a la batería, le bajaron el ruido con las hélices, le ganaron 20% de potencia a la luz, mejoraron el consumo para su durabilidad, ese tipo de detalles técnicos”, explica.
Se utilizaron mil drones, “más otros 10 de pyro, que son los que tiraron fuegos artificiales que no hacen ruido”.
En total, recibieron 1.140 drones, porque mandan varios de respaldo. Los que volaron fueron 1.010, rompiendo el récord latinoamericano de vuelo de drones hasta el momento.
En la puesta trabajó un equipo de 20 personas, contando 12 ingenieros, tres pilotos, un proyect manager, otro de logística, un editor de videos y fotos, más miembros del equipo local.

–Simplificando, imagino que todos los drones vuelan bajo el mismo patrón como lo disparan previamente ustedes desde la computadora...
–Es mucho más complejo que eso, mucho más complejo, pero básicamente digamos que sí para el entendimiento en general. Los drones tienen un posicionamiento vía dos sistemas. Existe un sistema americano, que es el famoso GPS, y Rusia tiene su propio sistema también. Usan los dos sistemas para poder tener un posicionamiento mucho más preciso, en tres dimensiones, y poder hacer lo que se hace y que no se choquen. En el aire, los podemos acercar hasta 20 centímetros entre sí.
Además de tener en cuenta las condiciones climáticas como el viento y la presión atmosférica, deben tomar precauciones de cierta distancia con el público. En el Lolla volaron a unos 300 metros de altura, y a unos 250 metros de donde estaba el público.
Todo haría suponer que 1.100 drones volando en simultáneo generarían un zumbido enorme, pero no fue el caso. “Abajo, en nuestra caja de vuelo, cuando despegan y aterrizan escuchás el zumbido, pero cuando se van a 300 metros se acabó. No molestan para nada. Y en este modelo bajaron la cantidad de ruido que genera cada hélice”.
–¿Cómo hacen si, por ejemplo, se les cruza algún pájaro o una bandada?
–Muy buena pregunta. En general, la naturaleza es sabia, y como los drones tienen ese sonido a enjambre, los animales los detectan. No ha habido problemas.

Qué mostrar
Después está la cuestión creativa de generar las imágenes bajo el concepto que buscaron en conjunto con la agencia que trabaja con la producción de Lollapalooza Argentina, y con la empresa Pogo Creativo.
La idea fue representar imágenes icónicas de estos 10 años del festival, incluyendo a Lolito (un personaje que viene desde la primera edición del encuentro) y los logos del festival.
–¿Considerás que esta tecnología ha llegado para quedarse? ¿Esto se va a sumar cada vez más en los eventos masivos?
–A mí me encantaría, porque me parece que el elemento dron con iluminación te permite no sólo hacer figuras, sino que también podés hacer juegos, podés poner un QR que la gente lo cliquee... las aplicaciones son enormes. Y lo que logra para el evento o para la marca es que la activación viene hacia vos. La sensación te viene a buscar, vos no tenés que ir a buscarla. De pronto, pasa donde vos estás. Y no importa dónde vos estás: a mí me mandó fotos mi panadera que vive a tres kilómetros y medio de donde estábamos y se entendía perfecto. Es más que sólo una imagen en el cielo. Es como la versión 2.0 de los fuegos artificiales.
–Sin entrar en números específicos, me imagino que una producción así debe ser muy costosa.
–Definí costoso... ¿Ser trending topic dos días, tres días, una semana es costoso? ¿Cuánto vale eso? ¿Cuánto pagás por eso? Que a tú espectáculo lo vean a dos kilómetros de distancia donde están produciendo. ¿Cuánto vale eso?