La obra de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota trascendió lo estrictamente musical y tanto sus canciones como la pasión del público mantienen plena vigencia, aun a casi 25 años de su separación.
A la vista están los sucesos de principios de diciembre, con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado llenando el Estadio Único de La Plata en dos oportunidades y con un emotivo regreso del Indio Solari en las pantallas, interpretando dos himnos de “Los Redondos”.
“Cuando el fuego crezca quiero estar allí”, reza una de sus canciones más emblemáticas. Y esa llama, ese fuego, lo mantienen vivo los ricoteros del país, que dejan todo para ir a ver a la banda mencionada, a Skay Beilinson o a la propia Kermesse Redonda. No importa quién toque: el espíritu de Patricio Rey se eleva sobre un público que convierte cada recital en una ceremonia.
Hay una mística que envuelve a la banda, a su historia y a sus canciones. Y, claro, las bandas tributo a una de las formaciones más importantes del rock argentino se multiplican a lo largo y a lo ancho del país.
Pero desde Córdoba hay una que fue un poco más allá y que, ya desde el nombre, elevó el tributo a un homenaje en vida a una persona ineludible de esa historia: Walter Bulacio, el joven que fue asesinado por la policía en una comisaría, tras ser detenido en una razzia realizada en la previa de un recital de Los Redondos en Obras, allá por 1991.
La Walter fue formada hace cuatro años y logró hacer sonar fuerte su nombre en este 2025. El crecimiento los llevó a tocar por muchos lugares del circuito under de Córdoba.
Matías Ledesma, baterista del grupo, dialoga con La Voz y cuenta más sobre el proyecto.
“La palabra crecimiento está buena, es positiva. Es algo que nos merecemos, porque somos músicos desde hace muchos años. Todos los integrantes de La Walter tocamos desde que éramos preadolescentes o adolescentes. Hoy, con 30, 35 o 40 años, seguimos haciendo esto y ya lo vivimos como una profesión. Costó llegar, pero hoy nos sentimos bien”, apunta.
Luego enumera las virtudes del grupo: “Estamos bien. Sobre todo por la forma en la que lo hacemos. Somos muy respetuosos de la obra y del concepto. El de boca en boca hizo que esto fuera creciendo”.
–La primera vez que hablamos me dijiste que, entre tantas bandas tributo a Los Redondos, la de ustedes tiene algo distinto. ¿Cómo lo definirías?
—Tiene que ver con lo que pasa en el vivo. Hay una mística que se genera y que después se potencia con el de boca en boca: “che, vení a ver esta banda, estos pibes tocan bien, está buena la movida”. No quiero sonar arrogante, pero trato de ponerme en el lugar del público. Si yo no tocara en La Walter y me invitan, iría. Soy muy fanático de Los Redondos y siento que cuando algo va en serio, se nota.
–¿Es mística o es conexión con el público?
–Son las dos cosas. Se arma una conexión muy fuerte. La gente no va sólo a escuchar canciones: va a un recital. Se juntan antes, hacen la previa, van con la remera, con la bandera. Es como una banda grande, pero versión Nacional B, de acá de Córdoba. Cantan, agitan entre tema y tema y, cuando apagamos las luces para arrancar, el público se vuelve el jugador número 12. Ahí aparece la magia.
Walter Bulacio, inmortal
El caso de Walter Bulacio es uno de los episodios más emblemáticos de violencia institucional en la Argentina. El joven, de 17 años, murió en abril de 1991 tras ser detenido y torturado por la Policía Federal durante una razzia ilegal en un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en el Estadio Obras.
Su muerte visibilizó la brutalidad policial, la impunidad y la burocracia estatal, y derivó en una condena histórica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que responsabilizó al Estado argentino por violaciones a los Derechos Humanos. En la justicia local, el proceso fue lento y sólo se condenó al comisario Miguel Ángel Espósito por privación ilegítima de la libertad, no por tortura seguida de muerte.
–El nombre está cargado de significado en la historia de Los Redondos y del rock argentino. ¿Por qué lo eligieron?
—Sí, totalmente. Pero no te voy a decir que fue algo súper planeado. Simplemente sucedió. El nombre se adueñó de la identidad del proyecto. Apenas arrancamos dijimos: “che, estaría bueno hablar con la familia, con los amigos de Walter”. Y fueron apareciendo personas. Incluso gente que estuvo detenida con Walter en Obras nos escribió para agradecer. También su hermana, Tamara Bulacio. Me animé a mandarle un mensaje contándole: “somos una banda de Córdoba y nos gustaría usar la imagen y el nombre de Walter”. Ella me respondió, después hicimos una videollamada y terminó llorando, agradeciéndome por el reconocimiento a su hermano. Fue muy fuerte.
–Acá también se alimenta ese “algo más”...
–Es que sí. Teniendo un nombre que remite a una persona real, que ya no está, no podemos estar “hinchando las pelotas”. Si nos llamáramos “La Bestia Pop Tributo”, sería otra cosa. Pero llevamos el nombre de un chico que fue asesinado por la policía y que tiene familia y amigos. La propuesta tiene que ser diferente, más respetuosa y más leal. Cuando leés “La Walter Bulacio”, automáticamente te preguntás: “¿qué onda con esto?”. Y no podemos defraudar ni al público nuevo ni al que viene siempre.
–El nombre también remite a memoria, derechos humanos y violencia policial. ¿Los han convocado a marchas o acciones sociales? ¿Lo harían?
–La verdad es que nunca nos lo propusieron. Y creo que no lo haríamos, justamente porque tiene mucha connotación política. Hay agrupaciones que se apropiaron de ciertas marchas o movimientos, que uno banca, pero nunca lo pensamos. No es algo que haya sucedido ni que tengamos en agenda.
–Escuché los dos temas que subieron y suenan muy bien, dan ganas de ir al vivo. ¿Por qué no tienen más grabados? ¿Cómo manejan los costos de producción?
—Esa es la otra etapa del proyecto. Grabamos tres temas, pero los de Los Redondos son complicados, sobre todo si querés dejar plasmada toda la idea. Uno lo terminamos desechando y nos quedamos con dos. El otro era Motor Psico, pero no quedó como queríamos, así que decidimos no publicarlo por respeto a la obra. Nuestro objetivo es grabar todos los temas que podamos, de a poco. También queremos trabajar con los inéditos, pero en la web no hay material concreto: son audios de casete mal grabados. La idea es darles un sonido más moderno. Queremos grabar inéditos y también canciones del lado B, para terminar de conquistar al público ricotero.
Para ir
La Walter se presenta el próximo sábado 27 de diciembre, a las 23 y en 990 Arte Club (Los Andes 337). Entradas desde $ 10.000 en alpogo.com
