Desde hace más de dos décadas, Liuba María Hevia es una visitante ilustre que cada tanto regresa a Argentina (y a Sudamérica) para compartir su música y su poesía. Una obra de más de 40 años que le ha valido el mote de “la voz femenina de la Nueva Trova Cubana”.
Sin embargo, en diálogo epistolar con La Voz (actualmente se encuentra de gira por España), la artista cubana-española prefiere poner las cosas en su lugar. Ante esa etiqueta, nacida a partir de su pertenencia al movimiento impulsado por figuras de la talla de Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, Hevia elige la mesura.
“Me ruboriza y me compromete, creo que hay muchas voces”, dice primero. Y luego añade: “Siento la responsabilidad de representar a mis maestros y colegas en cada momento de mi carrera”.
Es que la cantautora nacida en La Habana hace 60 años no sólo es una artesana de las canciones. Además, se ha encargado de revisar géneros y estilos no sólo de su país de origen, sino de otros puntos de Iberoamérica, con el objetivo de dejar registro de habaneras, tangos y canciones infantiles tradicionales.
También es una apasionada de otras disciplinas vinculadas al arte y se define ante todo como una mujer “curiosa”, capaz de involucrarse en el universo editorial o de realizar documentales. De hecho, la gira mundial que la traerá a Córdoba tiene que ver con Canciones que no se extraviaron, recopilatorio de obras propias incluidas en producciones audiovisuales o teatrales que no habían sido editadas previamente.
–Venís a mostrar “Canciones que no se extraviaron”. ¿Cómo “encontraste” ese repertorio que forma parte de tu más reciente disco?
–Canciones que no se extraviaron es un disco doble. El más reciente es el volumen 2, en ambos habitan temas que fueron creados para documentales, espacios teatrales, algunos se habían dado a conocer por colegas, otros nunca se habían registrado en grabaciones, etcétera. Es un recorrido por esas canciones que conforman mi historia y esperaban el momento de ser aunados en una casa donde pudieran interactuar con fluidez y complicidad. Siempre digo que mis discos son las casas de mis canciones. El tema que da título al disco es reciente, un viaje al pasado, un mirar al nacimiento de mis canciones, un homenaje a poetas, trovadores, juegos, sueños, afectos familiares que conforman mi esencia; pero también interpretaré clásicos de mi repertorio y otras obras más recientes que pertenecen a mi disco anterior, Para volverte a ver.
Enamorada de la cultura
“Será un inmenso placer el poder regresar a Argentina y a Chile, los dos primeros países que visitaré en esta primera etapa de gira por Suramérica”, comenta Hevia, quien rápidamente deja notar su preferencia por los conciertos en esta parte del mundo, un terruño ajeno que se ha vuelto cada vez más propio a lo largo de este siglo.
“Es un enorme gusto estar junto al público argentino, un público conocedor de la canción trovadoresca, emotivo, entrañable, comunicativo, con el que he vivido increíbles momentos desde mi primera visita. Soy una enamorada de la cultura argentina, su música, literatura, cine, teatro, y sobre todo de su gente”, confirma Hevia.
En esa enumeración, la cubana vuelve a dar cuenta de su amplitud a la hora de pensarse como hacedora. De hecho, su más reciente libro, Mi niña imaginada (2022), pensado para las infancias a partir de las letras de algunas de sus composiciones, es un ejemplo de su mirada humanista y de una vocación artística íntimamente ligada al mundo que la rodea.
–Hacés música, pero también has publicado libros. ¿Qué te dejó el proceso de “Mi niña imaginada” y cómo analizás tu faceta de escritora?
–No me considero formalmente una escritora. Mi niña imaginada es un viaje a algunas de mis obras para niños, esas que circulan por la infancia y hasta por la adolescencia. Son historias nacidas de las canciones. Un libro en el que los niños pueden viajar con los personajes y sus historias a través de la lectura, pero que también pueden colorear, incluso encontrar los QR de los animados de cada tema e interactuar con las canciones gracias a esta oportunidad que ofrece la tecnología actual. Pero lo más importante, Mi niña imaginada (una de mis canciones) es también el nombre de un proyecto social que realizo hace varias décadas en hospitales pediátricos y barrios, o casas de acogida de niños sin amparo familiar. Ha sido este trabajo que hago desde el corazón lo que me ha valido ser embajadora de buena voluntad de Unicef.
–Sos referente de la canción de autor, pero también abordás géneros y estilos propios de la Hispanoamérica, incluido el tango. ¿Cómo te relacionas con esas otras músicas?
–Como muchos cantautores, además de hacer música propia, concedemos un pequeño espacio para versionar, celebrar obras de otros autores, de manera que, en un concierto, además de mis canciones regalas uno o dos temas de otros autores a modo de homenaje. Soy una mujer curiosa, defensora de la memoria histórica, y por eso, además de grabar mis canciones, he dedicado varias producciones como tributo a autores y a géneros con el objetivo de dejar registradas obras de gran valor histórico como son las habaneras, las canciones infantiles tradicionales españolas o los tangos. Es un reconocimiento a autores imprescindibles como Gabilondo Soler (México), Teresita Fernández (Cuba), María Elena Walsh o el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), entre otros.
–Después de más de 40 años de trayectoria, ¿qué te motiva para seguir esta misma senda con nuevos desafíos? ¿Cómo pensás tu arte en un mundo cada vez más convulsionado?
–Mi razón de ser es la música. Creo que estoy dentro del grupo de los artistas que viven con el corazón en movimiento, soñando un espectáculo, un disco, ante el nacimiento de canciones que te interrogan, te seducen, te abrazan y hasta te juzgan. Sin abandonar la objetividad y reconocer que el mundo está en uno de sus momentos más convulsos y la soledad es una especie de epidemia de multitudes, yo no logro desvincular el corazón a la esperanza, que es la única fuente que calma la sed del hoy y del mañana.
Para ir
Liuba María Hevia actúa el sábado 29 de marzo a las 21 en Platz-Espacio Cultural Acic (av. Maipú 350). Anticipadas desde $ 18 mil (más cargo por servicio) en Antesala.