En la semana a punto de terminar, Green Day anunció su regreso a la Argentina después de tres años. La cita con los punkies estadounidenses será el próximo 3 de septiembre en el Tomás Adolfo Ducó, el porteño estadio de Huracán de Parque de los Patricios, en el marco de un “The Saviors Tour” que alterna shows por las suyas con otros como número central de festivales.
“Sudamérica, han sido muy pacientes. Ahora estamos aquí para hacer realidad esos sueños. Vamos a ir hacia ustedes este agosto y septiembre para lo que serán shows realmente épicos“, fue el texto elegido por la banda para interpelar a sus seguidores, quienes en redes sociales debatieron arduamente por los precios de las entradas, que consideraron elevados.
Están expuestos en la ticketera Live Pass: $ 230 mil (platea preferencial; U$S 191,66, según cotización del dólar libre del miércoles 4 de junio); $ 185 mil (campo con acceso a platea baja, U$S 154,16), y $ 90 mil (cabecera, U$S 75).
Estos valores marcan un notable aumento en relación con su última visita en Vélez en septiembre de 2022, tal como señaló el periodista Joaquín Vismara en X, el pasado martes 2 de junio: “En 2022, el campo estaba $ 9 mil y el dólar blue, a $ 208, por lo que cada ticket estaba a +/- U$S 45. Tres años más tarde, la misma ubicación sale en dólares más del triple; es decir, U$S 154”.
La brecha se ensancha al comparar los precios de Green Day en Argentina con los de Green Day en Santiago de Chile, donde Billie Joe Armstrong y los suyos actuarán el 30 de agosto y en el Parque Estadio Nacional. En ese caso, las entradas van de 46 mil a 172.500 pesos chilenos, equivalentes a U$S 49 y a U$S 184, respectivamente.
Es decir, los espectáculos trasandinos están casi nivelados en la entrada más cara (aunque en Argentina sale más de U$S 7 más, a decir verdad), aunque bastante distanciados en relación con la más barata (en este punto, en nuestro país está por encima de los U$S 26).
Si se suma al análisis la cita en Lima (27 de agosto, Estadio San Marcos), se refuerza la sensación de que acá todo es más caro: 455,50 y 185 soles peruanos, que significan U$S 125,82 y U$S 51,10.
En fin, para los shows internacionales de música cabe la misma sentencia que para la ropa, los neumáticos y los electrodomésticos: en Argentina todo cuesta más y el dólar barato (o “artificialmente reprimido”, según el exgobernador Juan Schiaretti) no es bálsamo de nada.
Los precios de Green Day en Argentina sólo palidecen antes los promedios publicados por el sitio estadounidense TicketSmarter, especialista en analizar comportamientos de precios en el sector de los shows internacionales de música. “Las entradas para los conciertos de Green Day cuestan entre U$S 161 y U$S 4.949, dependiendo de la ubicación del asiento, del recinto y de otros factores. El precio promedio ronda los U$S 855,17”, detalla el sitio, en cuyo relevamiento se contemplan las ubicaciones VIP.
A propósito de VIP, para Huracán se ofrecieron dos paquetes exclusivos que, aclaran con fuerza, ¡no prevén meet & greet!
El VIP 1, Welcome to Paradise, sale $ 840.500 (U$S 700,41) e incluye una entrada al sector campo; recorrido guiado por el escenario y el equipamiento del artista; regalo exclusivo de merchandising; ingreso diferenciado; entrada anticipada al estadio, y atención personalizada.
En tanto, el VIP 2, Calling All Saviors y que sale $348.900 (U$S 290,75), ofrece lo mismo, a excepción del recorrido por el escenario.
Es decir que el plus vivencial de pisar el tablado un tiempo antes del show y sin que los músicos se encuentren probando sonido tiene un valor de $ 491.600 (U$S 409,66).
Nunca hay que subestimar las pulsiones de un amante de la música, ni hacer señalamientos sobre cómo este gasta su dinero bien habido. No obstante, sin disponerse en el pedestal de superioridad de un esnob, la diferencia económica entre una y otra experiencia, entre las que ofrecen Welcome to Paradise y Calling All Saviors, da lugar para plantear “¿en serio?”.
Aun cuando la instancia de compra de entradas se ha convertido en algo aproximado a Los juegos del hambre, la iniciativa de cobrar el equivalente al precio de una entrada en sector preferencial en cualquier arena del mundo sólo por ver instrumentos, equipos y parafernalia desconectada, habla de avaricia incontenible y de sucio lucro. Nada que no haya pasado en los casos más resonantes del último tiempo, como los de Taylor Swift (noviembre de 2023) y de Oasis (con shows programados para los días 15 y 16 noviembre próximo). Hablamos del hombrecito de la ticketera que no se mueve, de la ingeniería de las tarjetas de crédito, del desgaste emocional por si el comprador finalmente se queda afuera y, por sobre todo, de erogaciones cada vez más ásperas.
Un detalle para no soslayar: todos los valores expresados no incluyen el cargo por servicio.
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