A favor: Un regreso a la altura
Nicolás Lencinas
¿Habrá mejor manera de regresar que la que tuvo Tan Biónica? El resurgir de Chano Moreno Charpentier tuvo el apoyo de su público, shows masivos, noches mágicas y de yapa un nuevo disco.
Chano, Bambi, Diega y Seby se metieron al estudio aprovechando la combustión latente que demostraron en vivo y la química dejó como resultado un disco bien testimonial de lo que fue la redención del cantante.
Después de una gira multitudinaria que fue mucho más que una serie de conciertos, El Regreso confirma que Tan Biónica no volvió sólo por la nostalgia. El nuevo disco, lanzado tras diez años de Hola Mundo, muestra a una banda que logró transformar el duelo en redención y el dolor en melodía.
Desde la apertura con El alma en el camino, queda claro que Chano no pretende disimular sus cicatrices: las expone y las convierte en canciones confesionales, donde la vulnerabilidad es su motor creativo. Esa catarsis íntima atraviesa todo el álbum, que se apoya en la solidez de su sonido pop y en letras que combinan tristeza, fe y esperanza.
También tiene tintes y momentos de melancolía pura como la colaboración con Airbag en Tus cosas, otros de euforia contenida (El problema del amor), y una buena dosis de rock con la participación de Andrés Calamaro, que aporta experiencia y complicidad.
Incluso en los pasajes más bailables, como Santa María, persiste una búsqueda espiritual, en un tono de plegaria que le da espesor emocional al pop radiante del grupo.
Diez años después, Tan Biónica suena madura pero reconocible. Lo que antes era desborde ahora es reflexión y lo que fue vértigo, hoy es aprendizaje.
Este regreso es un renacer en la música que salió bien. Y si algo deja en claro el disco es que pueden haber muchas noches mágicas más.
En contra: La sombra de una luz que no se quiere apagar
Juan Manuel Pairone
Algún tiempo atrás, el derrotero público y privado de Chano Moreno Charpentier no parecía encajar con la posibilidad de un regreso de Tan Biónica con todas las letras. Pero a partir de un operativo retorno iniciado en el Lollapalooza 2023, la banda pop más convocante de Argentina apuntaló a su líder para buscar la redención artística y popular que tanto necesitaba.
Dos años y medio después de aquellos primeros reencuentros públicos entre Chano, su hermano Bambi, “Diega” Lichtenstein y “Seby” Seoane, el grupo ya sabe lo que es volver al centro del mapa musical argentino.
Con estadios agotados por doquier (River y Vélez varias veces, también Instituto), y esquirlas internacionales en Chile, Uruguay, Paraguay y España, lo único que restaba para decretar el regreso definitivo era este nuevo álbum. Lamentablemente, ya desde su título el disco anticipa su falta de chispa y frescura, algo central en la narrativa de la banda.
Publicado el 4 de noviembre (fecha marcada a fuego en el piberío biónico), El regreso se parece más a otro engranaje en esta máquina aceitada de entretenimiento a gran escala que a una de esas obras que dejan una huella imperecedera. Con colaboraciones eficaces (Airbag, Nicki Nicole, un genial Andrés Calamaro) y un sonido que ya conocemos bien, la banda se versiona a sí misma. Como si fuera una extensión de lo hecho previamente, aunque ya sin esa magia original.
Sin dudas, es una gran noticia para Chano y sus compañeros. Seguramente sirva para renovar la expectativa de su público fiel: otro exitoso ciclo de venta de entradas y merchandising y millones de vistas y reproducciones garantizadas. Pero más allá de alguna canción nueva que pueda colarse en esos futuros shows, lo más notorio que deja este quinto trabajo de Tan Biónica es la certeza palpable de que a veces la nostalgia es más que suficiente.



























