A favor: Bandera en alto
Juan Manuel Pairone
“Muy hablado el Tiny de Benito”, escribió el periodista platense Facundo Arroyo en su cuenta de X (antes Twitter), casi en paralelo a la salida de la sesión de Bad Bunny en el ciclo de la National Public Radio de Estados Unidos.
Lo dijo en referencia a las distintas intervenciones que realiza el puertorriqueño durante un concierto que, en verdad, es mucho más que un recorrido acústico por algunas canciones de su más reciente álbum, Debí tirar más fotos.
De hecho, la palabra hablada es hasta más protagonista que el propio canto, quizá el punto más flaco de una banda sobrada de ritmo y virtuosismo. Porque, en verdad, para Bad Bunny esta es una nueva instancia para defender el idioma y la cultura de su tierra. Una bandera que enarbola con cada vez más firmeza y convicción.
“Todos los aquí presentes somos puertorriqueños, puertorriqueñas. Entonces nos sentimos muy orgullosos de poder representar y llevar nuestra música y nuestra cultura al mundo entero”, argumenta el artista luego de Lo que le pasó a Hawaii, canción que resume buena parte de la prédica de Debí tirar más fotos.
Instantes antes, el “Conejo Malo” había contado una anécdota tamizada con ironía. Según dijo, alguien que trabajaba en la Casa Blanca salió a felicitarlo a él y a su banda mientras ensayaban en la calles de Washington. Luego, la persona les preguntó si eran de Puerto Rico y reflexionó: “Está cabrón, son más de 100 años de coloniaje y ustedes siguen manteniendo su cultura y su idioma, su lengua y su jerga”.
Aunque son difusos los límites entre la ficción y la realidad en ese fragmento, el recurso resume una lucha histórica y un padecimiento cotidiano. Por eso Bad Bunny elige comunicarse en español durante un buen rato hasta preguntarse –ya en el minuto 19- si se suponía que tenía que hablar en inglés.
“Por un momento sentí que estaba en PR de verdad”, suelta luego, antes de encarar el tramo final de este nuevo homenaje a su tierra. O mejor dicho, de este viaje musical y cultural a la isla que Benito lleva consigo dondequiera que vaya.
En contra: ¿Eso fue todo, Benito?
Diego Tabachnik
Bad Bunny llegó por fin al ciclo de conciertos Tiny Desk de la radio pública nacional de Estados Unidos (NPR), y era una noticia que generó una expectativa enorme.
Es que el “Conejo malo” es uno de los artistas más escuchados en el mundo entero (82 millones de oyentes mensuales en Spotify, 9° a nivel mundial), y lo más lógico era esperar que apostara por la creatividad y la sorpresa a gran escala.
De hecho, ahí entra la inevitable comparación con nuestros Catriel y Paco Amoroso, cuyo Tiny Desk se terminó convirtiendo en un fenómeno mundial que los depositó en los principales festivales del mundo. Esa performance sí que lo tuvo todo.
¿Qué hizo en cambio Bad Bunny? Bueno, para ser justos, convocó un seleccionado de músicos de primerísimo nivel de su patria, la isla de Puerto Rico. Instrumentistas de excelencia, al servicio de un cantante ¿con pocas ganas?
Es que entonces lo que falla es el propio Benito, con una postura a mitad de camino entre la displicencia y la canchereada, mucho más que la emoción y la adrenalina.
Recién sobre el final, en el sexto tema (La mudanza) el cantante toma ritmo y enciende levemente la sesión. Antes de eso, el clima acústico es como si lo apagara.
Además, otra cuestión central: excluyó sus últimos hits (muy buenos, por cierto), incluidos en Debí tirar más fotos, su último disco.
No sonaron Baile inolvidable, Nueva Yol ni Weltita, por ejemplo. Y tampoco hubo ningún repaso por sus éxitos de discos anteriores.
Una versión sugiere que eligió sólo las canciones que hablan de Puerto Rico, abogando la prédica de regreso a sus raíces, remarcando los 100 años de colonialismo yanqui que soporta su país. Eso está muy bien, pero como medida “revolucionaria” pareciera bastante inocua o ingenua.
La vibra novedosa, intensa y creativa que sí consiguió en Debí tirar más fotos, fusionando esa idea de resaltar su ADN boricua pero con todo su pasado, brilló por su ausencia en un Tiny Desk del que se podía esperar mucho más.