Este miércoles 8 de octubre, Morat brilló en su primera de dos noches sold out en Córdoba. La banda de pop-rock colombiana se robó todos los corazones y dejó la vara alta para su segunda fecha, que será este jueves en Plaza de la Música.
En el marco de la gira Asuntos pendientes 2025, Morat cumplió su promesa y volvió a la ciudad después de tres años de ausencia.
La agrupación oriunda de Bogotá interpretó algunos temas de su nuevo disco Ya es mañana, pero el fuerte estuvo en los éxitos que lanzaron a lo largo de sus 14 años de carrera, entre ellos Besos en guerra o No se va.
El show tuvo un gran despliegue audiovisual e hizo sentir al espectador como si estuviera dentro de un videoclip de la banda. El filmmaker era un integrante más de la banda y se llevó gran parte de los laureles.
Se revalorizó el uso de las pantallas led con primerísimos primeros planos de la cara de los artistas, contrapicados alevosos donde se podía observar la Plaza totalmente colmada y el ojo de pez para jugar con los músicos y la gente.
De esta manera, no solo las empleó para mostrarle al público del fondo lo que estaba sucediendo minuto a minuto en el escenario, sino que convirtió a la colorida escena en su propio set de película.
Un show para amigas y parejas
Todos estos detalles visuales fueron posibles gracias a la mega producción de calidad internacional que experimentaron los espectadores a lo largo de dos horas.
En este sentido, fue un show redondo dividido en cuatro momentos bien delimitados: una introducción bien arriba, seguida de una presentación basada en sus raíces y los mensajes que dejan en sus canciones, el momento acústico y un cierre a lo grande.
Por sobre todas las cosas, el show de Morat marcó en el público los principales temas que abordan en sus canciones: el amor y el desamor. Esa sinergia de emociones dividió a la gente en dos bandos que, a nivel general, vivieron el show de maneras diferentes, pero complementarias entre sí.
Por un lado, estaba el grupo de amigas entre 20 y 25 años que gritaba a todo pulmón los temas con tono de despecho como si fuera el último día del planeta Tierra y pudieran decirles a sus exs todo lo que aún sienten por ellos. Por otro lado, había muchas parejas que se besaban y abrazaban en cada balada romántica.
Lo cierto es que, ya sea solo o bien acompañado, cada fanático vivió un concierto a la altura de las expectativas (que venían creciendo desde abril cuando anunciaron su primera fecha).
Si bien faltaron algunas canciones más romanticonas o algunas más del último álbum Ya es mañana, la selección de canciones fue variada y presentó un recorrido veloz entre los principales hits de sus discos, pero también algunos más viejos como Mil tormentas.
Morat, orgullosamente colombianos
Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza, Martín y Simón Vargas Morales, junto con el español Juanjo Martin en los teclados y el bogotano Gabriel Obregón en la segunda guitarra, se lucieron en un escenario desnivelado, lleno de luces led de varios colores, que los obligó a moverse a lo largo y a lo ancho del espacio.
El comienzo tuvo un arranque bien arriba con Faltas tú, seguido de Cómo te atreves. Más tarde, esa energía bajó algunos decibeles para entrar poco a poco al terreno acústico que emocionó a más de uno.
“Empezamos muy arriba, ahora vamos más tranqui para hablar de nosotros. Primero que nada, somos Morat y somos colombianos”, exclamó con orgullo el cantante, mientras lo tapaba el grito ensordecedor de las chicas.
“Estamos muy felices de volver a Argentina. Teníamos varios asuntos pendientes. Es la primera vez que tocamos en un recinto así y la energía se siente. La siguiente canción habla de lo difícil que es ser el segundo plato”, agregó.
El momento emotivo del show
Segundos platos le dio el paso a Cuando nadie ve, una canción que hizo vibrar las paredes de la Plaza de la Música. Promediando las 22, los músicos pidieron a los más de seis mil fans que levantaran los carteles que habían traído porque querían invitar a alguien al escenario.
La beneficiada fue Catalina Bustos, estudiante de Arquitectura en la UNC oriunda de Río Segundo. Entre sollozos (pero sin dejar de filmar a Isaza con el celular), la joven disfrutó que su ídolo le cantara casi al oído el tema El embrujo.
Solo con su teclado, el artista derritió a Cata y a los demás presentes que intentaban comprender la emoción que cargaba la muchacha. ¿Se habrá quedado con ganas de cantar? Quizás no lo sepamos, pero a decir verdad esa oportunidad no la tuvo.
Minutos después, Simón tomó la posta y siguió en el momento melancólico con Date la vuelta, mientras que Villamil lo cerró con Dos mil algo y un hermoso aporte de su armónica que sonaba más argentina que colombiana.
Poco pogo, pero no poco agite
Para encaminar el cierre, la banda tiró toda la carne al asador y sacó la artillería musical pesada con Mi suerte, Feo, No se va, Salir con vida y Balas perdidas. Ese set era todo lo que querían las girls, y por suerte lo obtuvieron con creces.
Por momentos, los cantantes le pedían al público que saltara más, que fuera más frenético, pero muchas cordobesas optaron por medir sus energías y relucirlas a cuentagotas.
Quizás eso sorprendió a los colombianos porque insistían en enloquecer a los fans. De igual manera, el espectáculo tuvo una medida justa de emoción y cada uno lo disfrutó a su modo. Lo seguro es que todos salieron con la garganta detonada.
Entre celulares, baile y manos al aire, Morat cerró su primer show en Córdoba con Besos en guerra en una especie de catarsis colectiva. De seguro, esta noche no será nada fácil de olvidar.
Para ver
Morat se presenta por segunda vez en Córdoba este jueves 9 de octubre a las 21 en Plaza de la Música. Entradas agotadas.
