Peces Raros llega a Cosquín Rock con estatus de consagrados que se curtieron desde abajo, desentendidos de las demandas del afuera y muy enfocados en lo suyo. Lo suyo: electrorrock y electropop que no riñen con el formato canción (por el contrario, lo elevan), a los que acompañan con letras sintéticas-inspiradas, además de puestas escénicas alucinógenas.
Con respecto a este último punto, aún se habla de lo que la banda platense de Lucio Consolo y Marco Viera ofreció a fines del año pasado en el Obras Outdoor con el que presentaron Artificial, su último disco hasta la fecha. Esto fue un show inmersivo muy difícil de describir si no se estuvo ahí. No obstante, hagamos el intento: un muro led inmenso del que, a cinco metros de altura, irrumpió un balcón para fulminar la idea de un escenario tradicional.
Por lo expuesto, es más que lógico que Peces Raros cierren el escenario De Montaña este domingo, a las 0.20. Y por eso mismo, tampoco sorprende que la taquilla se mueva con intensidad de cara a un show en Córdoba anunciado casi en simultáneo a su presentación en Cosquín Rock. En este caso, la cita es el 16 de mayo en Plaza de la Música.
No le demos más vueltas: Peces Raros es la banda que hay que (volver a) ver y a cuyo mundo vale la pena aproximarse mediante una entrevista. Que con La Voz se limitó al tradicional formato “telefónica”.
“Estamos en La Plata, donde además residimos. Te hablamos desde la sala de ensayo en la que trabajamos los shows del año. Cada ensayo dura… no sé, ensayamos de 10 a 12 horas, dos o tres veces por semana. Este es nuestro hábitat natural”, dice Lucio Consolo a la hora de las presentaciones.
–¿Van a replicar el resonante show de Obras en Cosquín Rock?
–Lucio Consolo: Como estamos en la plataforma de un festival, las posibilidades son otras, más acotadas. No podremos en ese caso, aunque sí lo haremos en el show ya programado para Córdoba. La idea es poder acercar la propuesta con bombos y platillos en esa fecha. Igual, en Cosquín Rock se activarán otras ideas igual de interesantes.
–¿Y de dónde viene esa puesta inmersiva y alucinógena?
–Marco Viera: El disparador fue abandonar las típicas puestas que se arman tanto en shows de rock como de electrónica. Buscamos algo que realmente rompiera con lo tradicional. Y bueno, surgió primero la idea del balcón. De frente, al ver la imagen quizás no se note tanto, pero la puesta tenía como un balcón que sobresalía y en el que estábamos Lu y yo, además de la banda detrás. Era como un cubo metido adentro de una gran pantalla. León (Greco), que es la persona con la que trabajamos estas cuestiones, nuestro puestista (sic), vio unos balcones que le llamaron la atención en, creo, Puerto Madero. Ese fue un disparador inicial. “Parece que tenemos que hacer algo que tenga un balcón, que ustedes asomen por ahí”, nos dijo.
![Peces Raros. (Gentileza @godymex)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/B2B623KOBREGBLT2P4UNSYHRJA.jpeg?auth=0b099581f44145987aced5243ecbb2407d32cb1da19da3822907ec899e564992&width=2048&height=1365)
–Y fueron a por esa idea.
–Viera: La idea estaba muy bien, pero cuando hablás con la gente que sabe de logística y de armado de estructuras, te encontrás con límites por el peso de los materiales y por otras cuestiones. Y ahí te das cuenta de que estás delirando, que tenés que bajar, ceder algunos aspectos. Y terminamos definiendo esa puesta que salió, era realizable y respetaba nuestra decisión de flashear.
Artificiales inteligentes
Artificial, el título del último disco de Peces Raros, sugiere una reivindicación de la naturaleza de la electrónica en oposición a la organicidad del rock. Pero ese adjetivo, asociado al sustantivo “Inteligencia”, ya no se vuelve tan inocente. Es más, asusta, enciende las alarmas de la incertidumbre. Se lo planteamos a los Peces Raros. “Hay algo de lo que decís al respecto de la reivindicación de lo artificial en la música electrónica, sí. La diferencia entre rock y electrónica a partir de lo que reivindica cada género”, plantea Consolo.
“Lo que nos llevó a ese nombre es que, muchas veces, en el rock se busca elucubrar un dispositivo y en la electrónica, todo lo contrario, el dispositivo es una finalidad en sí. Esto es un cruce entre el género canción, que es con el que nos formamos y criamos, y la música electrónica. Ambos usan máquinas, pero en uno las tratan de esconder y en el otro dicen: ‘Che, vamos por acá’, optimicemos las posibilidades de esta máquina”, suma el músico, quien también tiene cosas para decir sobre la IA y qué tanto tiene que ver con el título referido.
“La idea de la IA está dando vueltas en el aire hace un tiempo, están en boca de todos –señala–. Ponerle ese nombre al disco era un poco dar cuenta de todo eso y también un modo de ironizar circunscriptos en la era que estamos viviendo. Pero sin una opinión final, en sentido abierto, si se quiere”.
–Está bueno eso de plantear temas para que se discutan y no ofrecer soluciones mágicas ni verdades reveladas.
–Consolo: Claro, eso. Dar cuenta de que hay una discusión sobre la mesa y que ella puede conducirnos a un montón de caminos.
En la canción Kamikaze, que llega hacia el final de Artificial, Peces Raros dan cátedra de psicodelia casi progresiva que resuelven con instinto pop. Otra prueba categórica de su brillantez. “Es parte de nuestra búsqueda”, apunta Marco Viera.
“Nuestro primer disco es de rock, podría considerarse bastante progresivo, experimental. Las canciones tienen muchas partes, muchas secciones, muchos arreglos. Incluso puede parecer sobreadornado por momentos, probablemente en respuesta al hecho de haber sido jóvenes y de haber querido plantear un montón de ideas en un solo tema. Después tratamos de madurar en el sentido de resolver con menos. Que con menos elementos, la canción se resuelva igual, funciona”, desarrolla a continuación.
“Encontramos una virtud ahí, en la sencillez y en la simpleza –concluye–. Que la complejidad no te gane, no caer en la tentación de hacer cosas complejas sólo por hacer cosas complejas. Que haya profundidad y contenido en algo que se resolvió fácilmente. En Artificial buscamos eso, que las canciones tengan lo mínimo indispensable. Y así el disco, bastante sintético”.
–¿Desde dónde compone Peces Raros? ¿Beats, acordes de guitarra o de piano?
–Viera: Cada canción tiene su caminito. Kamikaze originalmente es de piano, tiene un arpegio que domina la canción. Después todo eso se traslada a la sala del ensayo o al (software)Ableton Live. Y va adquiriendo diversas formas posibles hasta que alguna nos convenza o nos cope. Puede salir tanto de un piano como de una guitarra o un groove. Por ahí estás zapando en la sala con máquinas y se arma un loop que está bueno. Cada instrumento y cada dispositivo es posible generador de material. Lo mejor que podría pasarnos es tener un montón de dispositivos para no agotarnos ni repetirnos. ¡¡¡Estaría bueno saber tocar el harmonio!!!
![Peces Raros, arquitectos de la música. (Gentileza Guido Adler)](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/OPTKSP3335AKHIGSOEQENIANIY.jpg?auth=bccd6e57be5673a5d6285e024752067d659a0171da0d5ad950d7f05ba2f2308c&width=8026&height=5353)
Electrónica de proyección
–Si hago un análisis sobre cómo se estructura la música joven de este tiempo, puedo concluir que Peces Raros son asociables con cualquiera del rock o de la escena urbana, al tiempo que fortalece su singularidad.
–Consolo: Con el rock, tal vez suceda porque nuestro punto de partida fue superrockero (Charly García, Los Abuelos, Spinetta, los Beatles, Radiohead, Dylan). Quizás se explique por ese mundo de influencias. Y para aproximarnos a la electrónica, a la de pista y a la de todas sus variables, tenemos de base una forma de hacer que muchas veces es muy rockera. Por más que estemos con máquinas o con sintes, nuestra base tiene un ADN rockero que te da un arco bastante amplio. Tenemos algo rockero del cual no nos podemos ni nos queremos deshacer. Hay una amplitud de base. También sucede que somos nuestros propios productores. O sea, nosotros componemos la música, la producimos y la arreglamos. Después, sí, hacemos un trabajo en estudio con Juan Stuart, que consiste en optimizar todas las ideas que convergieron en ese proceso. Pero nosotros armamos los beats, los grooves, las melodías contra las melodías, las batas, los bajos… Hay un concepto de la composición muy asociado al de la producción. Eso nos permite proyectar nuestra identidad a planos vinculados a lo sonoro, a lo textural, a lo rítmico. Llevar el plano emocional a otro cancionero y bailable.
–Y en una proyección de ese tipo, por ejemplo, entró Trueno para el remix de “Cicuta”.
–Consolo: Claro. Eso también nos da margen para construir algo con alguien como Trueno, un artista que habita un género inusual para nosotros; nos da margen para abrazar otra identidad tan marcada como la suya. Puede ser ajena a la nuestra, pero desde el lado de la producción podemos abrazarla. Y digo esto no sólo en el sentido compositivo clásico, sino con ideas sonoras, con otras melódicas, con atmósferas que afloran en un trabajo en conjunto. En ese remix participó fuertemente Tatool, el productor de Trueno… En fin, fue un genuino trabajo de colaboración, un genuino intercambio artístico.
Consolo enfatiza que con Trueno trascendieron largamente el feat estratégico: “Fue producto de estar todos en estudio tirando ideas diciendo ‘Esto no, esto sí’, remezclando, metiéndonos en apasionadas discusiones estéticas. Esto no fue mandarse un e-mail con una estrofa...”.
“Esto fue un mensaje en la onda ‘¿Nos juntamos a ver qué pasa? Si no nos gusta, no sale. Si nos gusta, sí’. En cualquier caso, nos cagamos de risa”. Disfrutamos y laburamos. De la buena onda después salió el videoclip, él nos invitó al Luna Park”, redondea.
–¿Ustedes se sienten asociados a alguna tradición de electropop o electrorrock?
–Marco Viera: Tenemos inspiraciones de artistas argentinos que supieron dialogar bien con su época y ser movedizos, Uno es el Charly de Clics modernos, con la incorporación de la máquina de ritmos. Eso fue algo muy valioso: aparte de la maestría para componer, planteó un sonido futurista. Recontravanguardista y, al mismo tiempo, totalmente funcional a la canción de rock. Cerati en su etapa solista también: él venía con Soda Stereo como emperador de la canción de rock latinoamericana e hizo una incursión electrónica que dio frutos maravillosos, que fueron muy valiosos para nosotros. ¡Virus! Virus es una banda que también nos gusta mucho, que en su momento tenía un sonido muy actual y muy disruptivo para su época. No sé si continuamos una tradición, sólo digo que nuestro camino se ha ordenado entre la canción del rock y la electrónica, supuestos universos separados que hoy ya no se perciben así.
–Peces Raros, un meridiano…
–Marco Viera: Es que lo que pasa en el medio es lo más interesante, me parece. Hay como una tensión, cuya gracia no sería resolverla sino atravesarla y ver qué va derivando de todo eso.
–¿Ya definieron el disco de remixes de “Artificial”?
–Lucio Consolo: Sí, ya se viene. A cada disco le oponemos una versión de remixes que se llama Desconfiguración. Así que muy pronto saldrá Desconfiguración Volumen 4, el de los remixes de Artificial.
–Va una inquietud acerca de eso: ustedes, que tienen una visión tan acabada en lo que refiere a la producción, ¿transpiran un poco con la relectura de un artista convocado para un remix?
–Lucio Consolo: No, no. Porque trabajamos con la premisa de que el artista invitado goce de una total libertad para hacer lo que quiera. Como no nos gusta ponernos premisas en la instancia creativa, no se las ponemos al invitado por remixar. En este punto, tenemos el privilegio de trabajar con artistas que admiramos de un modo u otro o que tienen algo que nos llama la atención, y parte de la experiencia es justamente deslindarnos del proceso del productor. Es algo superentretenido que nos permite acceder a un universo más de club, más de pista, a un lenguaje tal vez un poco más puro en ese sentido. Después es divertido, y gratificante, encontrarse con los tracks sonando en clubes. En definitiva, mucho de lo que pasa es eso: nos bailan.
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