Este jueves, a las 11 y en el auditorio Adalberto Nogués de Cosquín, se presentará Mercedes Sosa, Nueva York, 1974, disco en vivo que testimonia un concierto de la monumental cantante tucumana en el Town Hall de esa ciudad.
Es una obra resultante de un cuidado proceso de restauración e investigación sobre un hecho artístico mágico y de fuerte carga política, realizado en un contexto (por lo menos) pesado.
En el evento programado en el marco de la 65ª edición del Festival Nacional de Folklore de Cosquín, en el que Mercedes debutó hace aproximadamente 60 años (se cumplen este viernes), también se proyectará en pantalla grande el documental que acompaña esta edición de Sony Music, que tiene testimonios de Abel Pintos, Víctor Heredia, Soledad, Teresa Parodi, Araceli Matus y de los organizadores de esa presentación de Mercedes en el citado mítico teatro de Manhattan. Ellos fueron el productor Pedro Pujó y el fotógrafo Jorge Pardo, autor de las instantáneas del concierto.
Pero la narración de todo el proceso que llevó a la cristalización de este milagro correrá por cuenta de Gabriel Plaza, el periodista especializado que escribió el texto que acompañó su lanzamiento.
De larga trayectoria como crítico de nuestra música popular, Plaza no duda en considerar a Mercedes Sosa, Nueva York, 1974, como uno de los mejores registros en vivo de La Negra Sosa hasta la fecha. “Un concierto que es pura intimidad y con una Mercedes Sosa inspirada, que alcanza la cumbre de su canto, en esa interpretación serena, rebelde, vanguardista y profundamente popular, dibujando con las líneas melódicas de su voz, la historia social y cultural de toda América Latina”, se lo lee en la citada liner note.
Plaza, además, logró que para la cita coscoína de este jueves se sumen la cantora local Paola Bernal y el cantor tucumano Claudio Sosa, sobrino de Mercedes.
“Me contaron de la existencia de este material hace dos años. Y lo hicieron con la idea de invitarme a participar en un equipo de trabajo para su probable lanzamiento. Se había descubierto ese tesoro y querían hacer algo con él”, comienza Plaza en diálogo con La Voz.
“Pero todo era muy incipiente y la pregunta que todos se hacían era si el material se iba a poder recuperar. Me dijeron ‘Mira, vamos a hacer algo con esto y queremos que formes parte de nuestro equipo para investigar sobre la realización de este concierto y luego escribir un texto’. Lo único que me pidieron es ‘No digas nada’”, amplía.
“Bueno, pasó el tiempo y el año pasado me volvieron a llamar y me dijeron ‘Mira, ya está listo el material. Te lo vamos a pasar para que cuentes esa historia’. Así que hice toda la investigación pertinente para contextualizar todo. Más allá de lo valioso y hermoso del hecho en sí, debía entender la época en la que se grabó. Y para ello, hice algunas averiguaciones en cuanto al trabajo que había hecho Mercedes hasta ese momento”, redondea Plaza sobre sus indagaciones sobre cómo había llegado Mercedes hasta ahí y cómo había sido el “detrás de escena” productivo.
La investigación no fue sencilla, según el analista: “Es que no había mucha información en redes, ni en los libros sobre Mercedes, ni en su bitácora biográfica. No había prácticamente nada, así que hice una investigación más periodística”.
–¿Qué destino tuvo el texto? ¿Acompañó al lanzamiento en redes, fue una gacetilla formal?
–Formó parte del lanzamiento en oficial del disco; después, se usaron algunas frases para redes. Por eso, como te digo, es como un texto más analítico que funciona como liner note de una edición en vinilo. Se sacó en vinilo y en CD, pero ahí lo que va es un textito de Pedro Pujó, uno de los organizadores de ese concierto y único sobreviviente de esa maravilla. El mío explica el contexto, analiza el repertorio… Es casi también como una reseña del disco, ¿no? Es un análisis de la obra en contexto sociohistórico y en función de todo el material discográfico de Mercedes, que es enorme. También hay una valoración, porque, ante todo, hice todo esto porque el disco me voló la cabeza.
Plaza expresa lo que expresa porque no duda en insistir que, de los conciertos en vivo registrados por Mercedes, este es uno de los mejores. “Además, proviene de una época de la que no hay casi testimonios sonoros o fílmicos. Prácticamente, todo eso se destrabó a partir de los ‘80, de los ‘90, de los 2000. Por otro lado, este era como un material todavía previo a su exilio político”, valora.
Y luego especifica: “Hay diferencias entre esta Mercedes de 1974 previa a su exilio político y la Mercedes que ya escuchamos en otros discos en vivo, que se expresaba con todo el desarraigo ya vivido”.
–¿Quién fue el productor que se encontró con este material?
–Fernando Travi, que trabaja en Sony en Miami… Un buen día, él recibió un correo de Afo Verde, en el que le decía “Llegó un material con 22 canciones de Mercedes, averiguá de qué se trata”. Entonces, él rastrilló y llegó hasta Pedro Pujó, el dueño de las cintas. Travi se cargó el proyecto, trabajó en las autorizaciones y remasterizó... Hablamos de un proceso de recuperación de cintas que pasaron 50 años en un cajón, hay que pensar en eso. Pujó decidió liberar ese material, venderlo, luego de dar vueltas por un montón de tiempo porque a nadie le interesaba. Fue por entonces que me llamaron para preguntarme si había noticias sobre esa presentación o si había otras cosas parecidas.
Plaza destaca que las citadas cintas no son sólo las sonoras, sino también las audiovisuales. “Ese fue el otro tesoro descubierto en esta movida. Hay que valorar haber conseguido testimonio audiovisual de Mercedes Sosa en esta época. Solo hay solo una grabación de una presentación en TV y un registro en YouTube en blanco y negro de su llegada a Cuba, unos meses después de su concierto en Nueva York. Allí se la ve cantando con los artistas de la trova cubana”, detalla.
Mercedes Sosa en Nueva York, un concierto artesanal
Sobre Pedro Pujó, Plaza cuenta que fue uno de los creadores del sello Mandioca junto a Jorge Álvarez y a su hermano. “Después él se exilió en Estados Unidos y se puso a trabajar en una librería neoyorquina que se transformó en una especie de centro de reunión para intelectuales y artistas latinos. Ese espacio fue el Latin American Books, de cuya inauguración participó Jorge Luis Borges”, precisa a continuación.
“Pujó y Jorge Pardo, un amigo fotógrafo, organizaron este concierto muy artesanalmente. Porque ellos se enteran de que Mercedes iba a estar en Washington y deciden producir su debut en Nueva York. No era un debut cualquiera, ya el presidente de Estados Unidos era Nixon, que había apoyado el golpe de Estado de Chile en 1973″, puntualiza antes de entrarle de lleno al componente sociohistórico.
“En ese contexto llega a esa cita Mercedes, y aún afiliada al Partido Comunista. En otras palabras, ella llega al centro del capitalismo con un repertorio muy encendido políticamente. Quizás sea uno de sus repertorios en vivo más audaces en ese sentido, ya que tiene canciones como Cuando tenga la tierra, Hermano dame tu mano, Triunfo agrario y Si no se calla el cantor, de Horacio Guarany”, subraya.
“Lo que presentó en esa oportunidad es parte del disco Traigo un pueblo en mi voz (1973), que ya tenía con una carga muy política y social, obviamente sedimentada de la época del Nuevo Cancionero pero que en este caso estaba muy explícita. Vale ponerse a pensar de nuevo: Mercedes Sosa, cantora popular de afiliación comunista, mujer, suelta estas ideas y verdades en el centro del universo, en algún sentido a niveles cultural, musical y económico”, refuerza Plaza, quien no modera su retórica vindicativa.
“En fin, el manifiesto de una generación que imaginaba otro mundo posible, un mundo también hijo de la Revolución cubana”, sentencia el periodista que se confesó impresionado al escuchar “la voz valiente de una mujer muy joven, de 39 años”.
“Por entonces, Mercedes tenía a un hijo adolescente (Fabián Matus), llevaba años separada del padre de éste (Oscar Matus) y estaba en pareja con Pocho Mazzitelli, su mánager con el que llegó a Nueva York junto al guitarrista mendocino Santiago ‘Pepete’ Bértiz”, completa.
Mercedes Sosa en Nueva York, con los servicios rondando
Las convulsiones de 1974 afectaron al concierto en cuestión. “Cuando se largó la venta las entradas hay mucho sabotaje, según nos contó Pedro Pujó. Y no sólo eso, también deambularon por las boleterías los servicios de inteligencia. López Rega y la Triple A siguieron atentamente lo que pasaba en Nueva York, a través del consulado. Pujó también nos contó que hubo pintadas con la leyenda ‘Fuera bolches’. O sea, un contexto adverso”, releva Plaza.
“Igual, las entradas se agotaron y el concierto se desarrolló con toda normalidad en un espacio para 1.500 personas en un teatro, el Town Hall de Manhattan, que era como una especie de hermano al Carnegie Hall en el que ya había grabado Louis Armstrong, por ejemplo. Charles Mingus también tiene un disco en vivo ahí… Los jazzeros buscaban tocar (y sobre todo grabar) en el Town Hall por su acústica y mística”, destaca.
“Aun con presupuesto bajo, Pedro Pujó apostó a grabar para dejar un registro fílmico, acaso consciente de que estaba ante un hecho histórico. Tuvo esa visión”, redondea.
Por último, Gabriel Plaza siente que, con este disco publicado en este presente tan (“pero tan”) desfavorable que tenemos y vivimos los argentinos, Mercedes nos está enviando un mensaje. Que es siguiente: “Nosotros imaginábamos este mundo, ¿qué mundo están imaginando ustedes?”