La televisión argentina se convirtió nuevamente en un escenario de emoción genuina y solidaridad profunda este martes, cuando el programa Buenas Noches Familia de El Trece, conducido por Guido Kaczka, presentó la historia de Alma, una adolescente de 13 años.
El ciclo abrió la pantalla a historias de vida que demuestran arte, resiliencia y el pulso cotidiano de quienes enfrentan la adversidad. Alma, quien fue la protagonista absoluta de la noche, busca salir adelante con el apoyo de sus seres queridos y el sostén de la música.
La lucha de Alma: escoliosis severa y un deseo vital
Antes de ingresar al estudio, Alma compartió su realidad en un video grabado desde su casa. La joven padece una escoliosis severa, de casi 130 grados. Su objetivo es conseguir los medios para una operación crucial: “Hola, soy Alma, hoy les vengo a contar un poco de mi vida. Yo tengo escoliosis severa, de casi 130 grados, y mi meta es comprar la prótesis para poder salir de acá”, relató con una sinceridad devastadora pero llena de esperanza.
La enfermedad le impone serias dificultades en su día a día. Explicó que no puede asistir a clases presenciales debido a su salud: “Y no puedo ir a la escuela porque me agito, me falta el aire, y tengo internación domiciliaria , así que la profesora viene acá. Muchas gracias por escuchar”.
El arte como motor de cambio
Alma, que practica violín, llegó al estudio de Buenas Noches Familia como parte de un conjunto de orquesta. El conductor, Guido Kaczka, detalló que ella practica violín en la Sociedad de Fomento, en la esquina de su barrio, en Florencio Varela.
Sus compañeros, que también son músicos, se unieron a ella para el espectáculo, a pesar de que practicaban en distintas sedes o barrios (como Bosques, Berazategui, y La Serranita) con el mismo profesor. De hecho, el ensamble que se presentó esa noche era inédito.
El estudio se tiñó de empatía y admiración. Al verla ingresar junto a su grupo, el aire se cargó de una emoción tangible. Guido se mostró conmovido por el cariño del público: “Ay Alma, Alma, si supieras lo que te quiere la gente. Estoy seguro de que cada uno desde la casa quiere venir y darle un abrazo a cada uno de ustedes”.
El público se volcó en premios y apoyo
El impacto en los televidentes fue inmediato y masivo. La gente comenzó a premiar (donar) a Alma y a sus compañeros a través de donaciones. El conductor remarcó que “no paran de premiarlos”, notando la gran cantidad de personas que quería recompensarlos. Durante el programa se mencionaron donaciones de 10.000 pesos, 1.000 pesos, e incluso montos menores, sumando una cifra que excedía las centenas.
El programa alcanzó uno de sus picos de emotividad cuando Alma y su grupo ofrecieron una interpretación musical.
La música y la sonrisa de Alma lograron que la empatía se convirtiera en un motor real de cambio.