Este martes 24 de junio, Santiago “Tato” Algorta se consagró ganador de la edición 2025 de Gran Hermano con más del 60% de los votos. Ulises Apóstolo salió subcampeón del certamen y Córdoba volvió a quedar en el segundo puesto.
Desde que Selva quedó eliminada del reality, la final ya estaba más que cantada. Eugenia bajó los brazos en el último tramo y vaticinó su salida en el cuarto lugar, dejando a Luz, a Ulises y a Tato en la final, una formación similar a la que se vivió con Gran Hermano 2023, pero con idéntico desenlace de la edición 2024.
Tres ediciones similares con baja de rating
Hace dos años, la casa más famosa del país abrió sus puertas una vez más tras media década de ausencia en la televisión. Con cinco meses y 10 días de “encierro”, el salteño Marcos Ginocchio se consagró como ganador con el 70,83% de los votos. Nacho Castañares quedó en el segundo puesto con 29,11% de los votos y Julieta Poggio, en el tercero, con 19,66%.

La 12ª edición arrojó cifras récord. Gran Hermano 2023-2024 duró 209 días, lo que equivale a 5.016 horas dentro de la casa. En junio, el ciclo fue distinguido con el Big Brother Award a la Mejor Temporada Extensa del Formato en el Mundo.
El uruguayo Bautista Mascia ganó el certamen con el 56,2% de los votos. El cordobés Emma Vich salió segundo con el 43,8% de apoyo, mientras que el bonaerense Nicolás Grosman quedó en el tercer lugar, con el 2%.

A diferencia de la final anterior, el rating bajó considerablemente. Mientras la emisión del 2023 tuvo un pico máximo de 30,9 puntos, la del 2024 tuvo en promedio 19,5 puntos de rating.
Por su parte, la tercera edición arrojó resultados intermedios a sus predecesoras. Tato se alzó con el primer puesto con el 62,8% de los votos positivos; Ulises salió segundo con el 37,2%; y Luz, tercera, con el 25,3%.

En cuanto al rating, la final alcanzó un promedio de 19,8 puntos, siendo la medición más alta del programa. La segunda parte de la gala midió 15,3 puntos y el programa se ubicó como lo tercero más visto del martes, por debajo del partido de Auckland City vs. Boca, por el Mundial de Clubes.
Córdoba, en segundo lugar
La historia se repite: el gran premio de la competencia se va para Uruguay por segundo año consecutivo (los únicos dos extranjeros que se impusieron en el programa argentino); Córdoba vuelve a quedarse con el subcampeonato (el único ganador de nuestra provincia fue Luis Fabián Galesio, en 2016) y las participantes mujeres siguen sin ganar el certamen desde 2007 (año que consagró a Marianela Mirra).
Son muchos los factores que hacen que un jugador o jugadora se lleve los laureles. Sin embargo, hay algunos puntos que se reiteran. Tomando las tres últimas ediciones, es evidente que el público activo, es decir, el que emite su voto, consagra a personas hegemónicas y masculinas poco polémicas.

Marcos, Bauti y Tato no fueron personajes que destacaron por un exacerbado histrionismo, sino todo lo contrario.
Los tres recorrieron un camino paralelo a las discusiones que se generaban dentro de la casa y llegaron a la final con estrategias menos controvertidas. Al parecer, gana quien se adapta, pero también quien demuestra valores convencionales.
Emma y Ulises, los cordobeses de GH
Lo que sí pregonó en las últimas temporadas fueron perfiles más entretenidos, carismáticos y teatrales. Ulises y Emma dieron show en todo momento y se ganaron el cariño de la gente. Sus personalidades no pasaron desapercibidas (mucho menos su vestuario) y construyeron una fuerte identidad en el juego.
Solo se unieron en las peleas que consciente o inconscientemente los favorecían y salieron del ojo de la tormenta a tiempo, con tácticas minuciosas y un gran sentido del humor.
Apelaron a la diversidad y al interior del país. No se enamoraron de nadie. Aprovecharon las cámaras de la casa y crearon contenido. Si bien Apóstolo apeló más a los cordobesismos, ambos construyeron figuras auténticas que trascendieron los estereotipos banales.

Le hablaron a su público aún cuando no sabían a ciencia cierta cuántos los apoyaban del otro lado. Aun así, ninguno llegó al primer puesto. Tampoco mujeres como Juli y Luz, que se quedaron con el tercer puesto. ¿Acaso Gran Hermano quedó a la mitad del camino de la deconstrucción?
¿Siempre gana el ejemplo?
El ojo que todo lo ve no parece tener intenciones de mirar hacia otro lado, pero no hay que perder las esperanzas. Este año, el casting sumó a Luciana, la primera participante trans del certamen, que quedó eliminada en marzo tras un fuerte versus con Chiara.
Gran Hermano es la gente, pero sobretodo la gente que mueve la apuesta económica del programa. En sus decisiones se puede ver un interés por adaptarse a los cambios, pero también un fuerte predominio de lo heteronormativo.
En conclusión, y como dijo la panelista Romi Scalora en X, “siempre gana el que queremos ser, nunca el que somos”. “Así es, así ha sido y así será”, expresó en sus redes sociales.
Por lo pronto, habrá que ver cómo será la vida de estos nuevos finalistas en el afuera, si trabajarán en su carrera mediática y artística o mantendrán un perfil bajo, lejos de la fama.
“Gran Hermano te expone, pero no le va bien a todo el mundo (...) Todos los que pasaron por ahí pudieron continuar con una carrera en los medios y los otros no”, señaló el año pasado Edith Hermida en Bendita.
También se espera ver qué resultado tendrá el casting de Gran Hermano Generación Dorada, la nueva apuesta de Telefe para 2026, en la que se podrán inscribir desde personas anónimas hasta famosas. ¿Habrá algún participante de Córdoba que busque la revancha?
