Catalina Gorostidi reingresó a Gran Hermano y quedó en el centro del debate público no por sus estrategias de juego, sino por su estado de salud. En ese contexto, Joel Ojeda, su exnovio, habló en Intrusos y detalló la dura batalla que la médica enfrenta contra la anorexia, un trastorno alimentario que ella misma reconoció públicamente en sus redes sociales antes de volver a la casa.
Consultado por Karina Iavícoli sobre la magnitud del problema, Joel no dudó en compartir su experiencia durante la convivencia con Catalina. “Muchas veces hablaba de su peso y no comía. Yo la pesaba seguido, sin que ella mirara la balanza porque no la quería ver”, contó. Y agregó un dato alarmante: “La he visto pasar días enteros sin comer”.
Ojeda aseguró que, hacia el final de la relación, la situación se había vuelto aún más evidente: “Cuando las cosas empezaron a no ir bien entre nosotros, se intensificó. Ella tiene un carácter muy fuerte, era muy celosa, y eso desembocaba en estos comportamientos”.
Un problema de larga data y un tratamiento reciente
El exparticipante también señaló que antes de su ruptura, hace dos meses, Catalina había iniciado un tratamiento con especialistas en trastornos alimentarios. “Estaba alineada con psicólogos y psiquiatras que se dedican exclusivamente a eso. Espero que lo siga haciendo”, expresó.
En ese sentido, Iavícoli expresó su preocupación por la exposición de Gorostidi en el reality. “Hay mucha relativización sobre el problema. La vemos revolver la comida con el tenedor y nadie parece registrar lo grave que es lo que le está pasando. Me parte el alma”, comentó.
Entonces, Joel recordó que el padre de Catalina ya había mencionado que la lucha de su hija contra la anorexia se remonta a su adolescencia. “Adrián dijo que es un problema que tiene desde los 17 años. Cuando era chica podían obligarla a tratarse, pero hoy, con 33, no se puede. Es una decisión que tiene que tomar ella”, enfatizó.
Su reingreso a Gran Hermano, bajo la lupa
La vuelta de Catalina a Gran Hermano generó dudas sobre si fue una decisión saludable en su contexto actual. Aunque Joel dijo que la ve anímicamente mejor, aclaró: “Se ve a las claras que no come, o come muy poco”.
Cuando los panelistas le preguntaron si estaba al tanto de su ingreso, respondió que se enteró el mismo día: “Yo no sabía que iba a entrar. Espero que haya sido consensuado con los médicos”.
Frente a las críticas hacia el programa por permitir su regreso, Joel defendió su libertad de decisión. “A nadie le ponen una pistola en la cabeza. Vos entrás si querés. Está todo escrito en el contrato. Si te gusta bien y sino, a tu casa. Fin”, aseveró.
El caso de Gorostidi pone en evidencia una problemática silenciosa que atraviesa a miles de personas y que, como bien advirtió Iavícoli, “no distingue edad ni género, y puede tener consecuencias físicas y emocionales devastadoras”.
Joel cerró la entrevista con un deseo sincero: “Me parte el alma verla mal, la quiero muchísimo y quiero lo mejor para ella siempre. Pero, repito, la decisión de entrar a la casa es de ella”.