La vida de Liz Solari cambió para siempre cuando, en 2010, Leonardo Verhagen, su pareja, murió en sus brazos. El hecho, que marcó un antes y un después en su vida, la llevó a atravesar un profundo proceso espiritual que la transformó por completo.
En una charla difundida por Eco News Talks, plataforma dedicada a temas socioambientales, la actriz recordó aquel momento límite y cómo, a partir de la tragedia, experimentó lo que define como una “revelación divina”.
El día que todo cambió
El episodio ocurrió cuando ambos se encontraban descansando en una vivienda de la zona norte de Rosario. Según reconstruyó Infobae y confirmó Solari, Verhagen comenzó a sentirse mal poco después de levantarse. “Hicimos el amor y murió en mis brazos”, declaró la actriz ante la policía.
Desesperada, salió a pedir ayuda en la calle, y un paramédico que pasaba por la zona intentó reanimarlo. Sin embargo, no hubo nada que hacer.
La autopsia confirmó que el joven murió por una cardiomegalia, un agrandamiento anormal del corazón. “Fue desesperante verlo morir en mis brazos”, repitió la actriz, quien enfrentó el dolor bajo la mirada intensa de los medios.
En su testimonio, Solari contó que lo vivido la empujó hacia una serie de experiencias psíquicas y espirituales. “Cuando la muerte llegó, fui testigo de algo extraordinario. Presencié su alma dejar su cuerpo y observé por primera vez al cuerpo como un envoltorio de esa vida. Así entendí que la muerte no termina con la vida”, relató.
Sin poder encontrar contención, decidió refugiarse en un centro de vida sana junto a su madre. Allí, explicó, tuvo una experiencia que la marcó profundamente: “Pensaba en él y comenzaron a volar decenas de mariposas blancas a mi alrededor. Fue su forma de decirme que estaba en paz”.
En busca de respuestas, Liz siguió una intuición que la llevó a Europa. “Escuché una voz en mi interior que me dijo: ‘Ve a Londres’. Supe con una certeza inexplicable que era la voz de Dios”, contó.
En la capital británica se inscribió en un máster de actuación y, a través de un profesor de yoga, conoció a Cher Chevalier, una mística inglesa que se convirtió en su guía espiritual. “Cher me inició en la meditación y en mi entrenamiento espiritual”, recordó.
En diálogo con Infobae en 2020, Solari amplió: “Comencé a meditar hace diez años bajo la iniciación de mi maestra espiritual. La decisión de trabajar en uno mismo requiere determinación, coraje y humildad. Pero es el único camino que nos llena de paz y felicidad”.
El punto culminante de su transformación llegó, según su relato, con una visión divina. “Una noche sentí cómo mi espíritu era atraído hacia el living. Cuando llegué, vi a Yeshua, a Jesucristo, sentado en mi mesa. El amor encarnado me miraba con una suave sonrisa. No hay palabras para explicarlo”, relató con emoción.
En esa experiencia, Solari asegura que Cristo le habló con autoridad diciéndole que debía ordenar tu vida y que la familia va primero. Desde ese momento, explicó, su relación con Jesús se volvió cotidiana. “Comencé a recibir mensajes, visiones y sueños que me guiaron en el camino de la fe”.
A partir de entonces, la actriz volcó su vida al activismo espiritual y ambiental. Junto a Chevalier escribió Meditaciones para un viaje interior, un libro que propone ejercicios de introspección y conexión espiritual.
“La meditación es la llave a la libertad, a vivir desde nuestra naturaleza divina”, aseguró. Además, se declaró vegetariana hace quince años y defensora del bienestar animal: “Yeshua, el príncipe de la paz, me enseñó el camino de la no violencia. ‘No matarás’ incluye a todas las criaturas de Dios”.
A 15 años del hecho que marcó su vida, Liz Solari aseguró que encontró un propósito en su fe. “Solo en Dios encontré refugio, paz y dirección”, afirmó.
“La familia espiritual no tiene fronteras ni sangre. Se construye con valores compartidos, con amor y con fe”, sentenció.
