Desde que se confirmó el elenco de la nueva temporada de MasterChef Celebrity, una dupla en particular concentró toda la expectativa: Wanda Nara y Luis Ventura. Su historia compartida en los medios, llena de enfrentamientos y declaraciones cruzadas, anticipaba un reencuentro cargado de tensión. Y así fue: apenas iniciada la competencia, ambos dejaron ver que su vínculo se mueve entre la cordialidad medida y la ironía punzante.
Durante la presentación oficial del programa, Wanda ya había lanzado algunas frases que presagiaban el choque. “Me encanta que se atreva a tenerme cara a cara”, dijo frente a las cámaras. Y sin filtros, recordó sus viejos conflictos con el periodista: “Me echó un montón de veces de este canal”.
Fiel a su estilo directo, agregó: “A mí me gusta hablar las cosas cara a cara. Le preguntaría: ‘¿Por qué me consideraba echada de este programa?’, ‘¿Le llega un sobre del exterior?’ Tengo muchas cosas para preguntarle”, deslizando con ironía una alusión a Mauro Icardi y la China Suárez.
Ventura bajó el tono, pero no la ironía
Por su parte, Luis intentó poner paños fríos en la previa, aunque no sin cierta picardía. En una entrevista con Catalina Dlugi, el periodista reconoció que el reencuentro no fue tan explosivo como esperaba.
“Convivimos bien, yo pensé que me iba a declarar la guerra. Hay algunos puntos de convivencia televisiva. Yo todo lo que me tiran, devuelvo”, admitió.
Y, fiel a su estilo, aprovechó para sumar un comentario sobre Maxi López, exmarido de Wanda y también participante del reality: “Me llama la atención la actitud de Maxi López, me encontré con un personaje inesperado. A lo mejor se acuerda que yo estuve en el casamiento de ellos. Espero que lo recuerden cuando distribuyan el puntaje”.
Un juego de poder en la cocina
La primera gala en la que compartieron estudio fue el escenario ideal para que afloraran las chispas.
Ventura preparó ñoquis al fileto y su desempeño culinario dejó mucho que desear. Mientras el periodista batallaba con la masa, Wanda notó que él había ocupado el lugar más cercano a su puesto de conducción. “¿Luis qué sería? El traga, que está primero... ¿Alguien le quiere cambiar a Luis para que no esté adelante?”, lanzó en tono burlón.
“Yo no quiero cambiar”, respondió Ventura, firme y desafiante. Luego, en el backstage, reafirmó su postura con una frase que lo pinta de cuerpo entero: “Yo nunca me echo a menos”.
Desde su estación, Esteban Mirol aportó una teoría que encendió el humor del momento: Luis quiere estar cerca de Wanda.
Wanda retomó la broma y se la apropió: “¿Luis quiere estar cerca mío?”. El periodista no dudó en contraatacar: “Y sí, guita me diste... si habré vendido ejemplares”, en alusión a las tapas de revistas que protagonizó la empresaria.
La conductora, lejos de incomodarse, siguió el juego: “Tenemos que hacer las cuentas con el contador, a ver quién le dio más a quién”. Pero Ventura cerró el intercambio con su clásico tono lapidario: “Vos ganaste más, quedate tranquila”.
De la ironía al disgusto del jurado
El humor se disipó cuando llegó el momento de la evaluación. Wanda volvió a presentar al periodista con un guiño: “Llegó el momento del alumno más traga de todos, porque no abandona el primer lugar”.
Sin embargo, las sonrisas duraron poco. Los jurados Damián Betular, Donato de Santis y Germán Martitegui fueron contundentes: los ñoquis de Ventura no pasaron la prueba. La salsa estaba acuosa, la textura de la pasta era incomible, y el propio participante no tardó en admitirlo.
“Tenés razón”, dijo resignado después de probar su propia preparación y escupirla ante cámaras.