Este lunes 30 de diciembre, tras seis meses internado, murió el periodista Jorge Lanata. Tenía 64 años y estaba internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde había ingresado inicialmente a mediados de junio a causa de un infarto que sufrió mientras se dirigía al sanatorio para un estudio programado.
Polémico e irreverente, amado y odiado, además de fumador empedernido, fue una figura gravitante del periodismo argentino de los últimos 30 años.
Una vida haciendo periodismo
Lanata tenía 11 años cuando huyó de su casa, en Sarandí, tras una pelea con su padre. Su madre había quedado postrada cuando él tenía 7 años. Casi no tenía recuerdos de ella sana. Se fue a vivir con su tía materna, que lo crió.
En una clase de primaria, la tarea fue entrevistar a algún conocido. Jorge hizo algo distinto al resto: encontró en la guía telefónica a Conrado Nalé Roxlo (poeta, escritor y periodista), lo llamó y escribió la mejor entrevista de la clase.
A los 14 años consiguió su primer contrato laboral, como redactor de Radio Nacional. Como era menor de edad, su padre debió firmar por él.
Durante la dictadura militar (1976-1983) trabajó como mozo en un bar.
A los 22 fue parte de la fundación editora de la revista El Porteño, como jefe de Redacción.
Y a los 26 lanzó uno de los proyectos más originales del periodismo argentino, uno de los hitos por el que se lo recuerda: Página/12, un diario que hizo escuela en el periodismo crítico y de investigación, y del que fue su director periodístico durante casi una década.
Con Página 12 creó una narrativa distintiva entre los medios gráficos de entonces, desde las originales tapas hasta las intertextualidades o los informes que revelaron los casos de corrupción más simbólicos de la era menemista.
También lanzó la revista mensual Página 30 en 1990, y en 1998 fundó la revista Veintiuno.
Desde entonces, su vitrina acumuló más premios que cualquier periodista argentino: 23 Martín Fierro por programas como Día D, Periodismo para Todos (PPT) o Lanata sin filtro; ocho premios Tato por PPT, dos premios Clarín; cinco premios Konex; un Ace y hasta un premio Emmy por la investigación “La ruta del dinero K” en PPT, la investigación que reveló los escándalos de Lázaro Báez, Hotesur y otras causas que llevaron a Cristina Kirchner a rendir cuentas a la Justicia.
Precisamente, Lanata fue uno de los creadores del término “grieta”, el concepto para denominar la profunda división “K” vs. “Anti-K” que marcó gran parte de los últimos 20 años del país.
Desde el kirchnerismo no le perdonaron sus investigaciones ni sus opiniones críticas con el oficialismo: en junio de 2012 fue completamente ignorado en el acto por los 25 años de la creación de Página 12.
El periodista criticó con ironía y con dureza a Cristina Kirchner por haberlo “desaparecido” en el discurso que brindó durante esa ceremonia. “Parece que a Página 12 lo fundó Moreno”, dijo en esa oportunidad.
Entonces, ese medio ya poco tenía que ver con la tradición crítica con la que había nacido.
Un innovador
Lanata fue, sin dudas, un innovador en el periodismo argentino, más allá de Página 12. Fundó otro diario: Crítica de la Argentina. Colaboró con innumerables medios latinoamericanos y estadounidenses. Marcó una forma de relacionarse con las personas a quienes entrevistaba (como en el programa radial Hora 25), o renovó los recursos televisivos utilizados para presentar una investigación, aunque no siempre lo haya logrado con el mismo éxito.
También dirigió un documental, actuó en películas, hizo teatro y se convirtió en una celebrity. Con el tiempo acentuó su perfil provocador, encendió polémicas y pocas veces sus declaraciones pasaron inadvertidas.
Antes de esta última internación lideraba la audiencia con su programa Lanata sin filtro en Radio Mitre, y planeaba regresar pronto a la TV con un nuevo proyecto.
Había nacido un 12 de septiembre de 1960. A los 56 se enteró de que era adoptado. Murió a los 64, convertido en un referente del periodismo argentino, incomode a quien le incomode admitirlo. Y lo dio todo, hasta el final, sin filtro.