En marzo, Viviana Canosa volvió a la televisión y se colocó nuevamente en el ojo de la tormenta. En lo que va del programa, la conductora ya presentó al menos dos denuncias penales: una contra “el Gordo Dan” por amedrentamiento, hostigamiento y amenazas; y otra contra una lista de famosos –entre ellos, Lizy Tagliani– supuestamente involucrados en abuso, reclutamiento de menores y pedofilia.
El segundo caso judicial tomó más relevancia que el primero. Hasta Mirtha Legrand se refirió al tema en su programa. “Seríamos hipócritas si no hablamos del tema”, afirmó el sábado pasado, y si bien tomó partido por Lizy, aseguró no tener certeza de quién tiene razón.
Todo comenzó con la editorial de Canosa donde denunció por robo a Tagliani, su examiga y estilista. “No es ese ser alegre que ven en la televisión. Y no voy a contar ni del alcohol ni de otras cositas, ni de menores que, cuando me enteré, dije ‘se terminó todo’. Como soy buena, esa parte no la voy a contar. No me jodan, porque se metieron con cosas muy delicadas”, expresó la conductora el 11 de abril en diálogo con el panelista Lucas Bertero.
Dos días después, Lizy hizo su descargo en La peña de morfi y se puso a disposición “para que todo se aclare”. “Estoy triste. Nunca pensé que esto podía pasar (...) Soy una buena mina, una buena persona”, remarcó. Canosa le respondió en una nueva editorial, en la que anunció que presentaría una denuncia y pruebas de sus dichos ante la Justicia. Así, la situación escaló a niveles inesperados.
El 14 de abril, Viviana comenzó a atar cabos y a lanzar nombres supuestamente involucrados en redes de pedofilia y fiestas con menores. Según contó, la conductora viene investigando el tema desde hace tiempo junto a Tim Ballard, exagente de servicios de inteligencia de Estados Unidos (tema que amerita un análisis aparte, porque excede esta columna).
Sumando el negligente spot publicitario de Martín y Nicolás, de Gran Hermano, sobre la propuesta de trabajo en Rusia para chicas jóvenes, la conductora dijo “qué loco que todos los famosos que tienen quilombos están todos en ese canal”, en referencia a Telefé, pero también condenando a colegas de su mismo canal por ponerse del lado de Tagliani.
El 15 de abril, Lizy volvió a hacer un descargo más vehemente, refutó a su colega (sin nombrarla) y dijo que nunca estuvo en una red de pedofilia ni tuvo relaciones sexuales con un menor. “Si vos sabés que yo cagué o que abuso de menores y que adopto un pibe, ¿vas a esperar a dos o cuatro días del juicio de adopción para decir estas bestialidades de las cuales soy totalmente inocente? ¿O lo vas a hacer cuando te enterabas que yo iba a adoptar a un pibe? ¡Ahí lo tenés que hacer!“, estalló.
A la Justicia
El 17 de abril, Viviana adelantó su denuncia en Comodoro Py, pero no dio detalles alegando secreto de sumario. Horas más tarde, Tomás Méndez presentó el documento de la supuesta demanda e hizo públicos los supuestos nombres de la lista de Canosa: Florencia Peña, “la Negra” Vernaci, Damián Betular, Humberto Tortonese, Costa, entre otros.
El tema sigue en boca de todos. La Justicia continúa investigando el asunto, ya que Tagliani también dijo que está juntando pruebas para llevarlas a Tribunales. Mientras algunos involucrados deciden salir a defenderse, otros eligen el silencio. Los análisis mediáticos son diarios y extensos. Las discusiones se dan entre compañeros de canal y con la competencia.
Pero hay algo que es claro: este caso ratificó a Canosa como la principal figura televisiva femenina de El Trece.
“Lo de Lizy es el disparador”, dedujo la periodista Karina Iavícoli. “Ahora bien, ¿a costa de qué? ¿De una denuncia que presenta más dudas que certezas? ¿De señalar personalidades de la misma manera que a ella la señaló ‘el Gordo Dan’ cuando la amedrentó y por lo cual Canosa presentó una demanda?“
Es curioso que una denuncia penal mediatizada impacte más que otra. ¿Será que rinde más un nombre que otro?
Nada de esto es nuevo. Hace más de tres décadas que en la televisión circulan denuncias constantes y de diversa índole entre conductores, panelistas y periodistas del mundo del espectáculo. Incluso, en varias ocasiones figuras del medio consideraron que hay un lenguaje aceptable para generar contenido, pero a veces juegan al límite, especialmente con temas que involucran infancias.
El caso de Pepe Cibrián contra algunos conductores del canal de streaming Olga puede ser un ejemplo, pero el versus propuesto por Canosa cruzó un umbral muy delicado.
Este miércoles, el círculo cercano de Flor Peña compartió a Intrusos los supuestos videos que Viviana presentó a la Justicia como evidencia, pero en ninguno se comprueba nada relacionado a abuso de menores. “Podrá gustarte o no la ideología o sus formas, pero Florencia es inocente (...) entendemos como nadie el show, pero esto ya no es show”, leyó Rodrigo Lussich de parte de quienes enviaron el material.
La ONG Madres Víctimas de Trata publicó el miércoles una foto junto a Tagliani y señaló: “La trata no se banaliza. No existen abogadas ni abogados ‘mediáticos’. Hay profesionales del derecho comprometidos con la verdad y la Justicia”. Una persona involucrada en un caso como el que denuncia Canosa, ¿estaría en una foto con una ONG reconocida?
La trata y la desaparición de menores son temas serios, que deben ser tratados como tales y que le interesa no sólo a Viviana, sino a toda persona que desea justicia y el cese de estos procedimientos atroces e inhumanos.
En otros programas, la conductora pidió al poder político “que no nos defraude” y se esclarezcan casos como los de Loan, Lian y tantos otros que nunca fueron resueltos.
Canosa pidió dejar de tratar el tema en la televisión y pidió disculpas si ofendió a alguien. Mientras tanto, los medios continúan buscando claridad en los hechos y las personalidades señaladas quedan pegadas a las acusaciones desde antes de que sea comprobado su estado en la Justicia.
“¿Sabés a qué suena la denuncia? A que un día agarré Google, mezclo esto con esto y lo mando. Una locura”, dijo Laura Ubfal en LAM el 18 de abril. “Todo este circo alrededor de los nombres que provocan el rating, lo que provocan es un daño enorme”, expresó María O’Donnell en su editorial del mismo día.