El Palacio de Buckingham anunció este viernes el fallecimiento de Su Alteza Real la Duquesa de Kent, esposa del duque de Kent y prima del difunto rey Carlos III, a la edad de 92 años.
La Duquesa, conocida por su discreta pero influyente presencia y su pasión por la música, falleció pacíficamente anoche en el Palacio de Kensington, rodeada de su familia.
La noticia fue recibida con condolencias por parte del rey Carlos III y la reina Camila, quienes se unieron al duque de Kent, a sus hijos y nietos en el duelo.
Los monarcas destacaron la “dedicación de toda una vida de la duquesa a todas las organizaciones con las que estuvo vinculada, su pasión por la música y su empatía por los jóvenes”.
En señal de respeto, la bandera del Reino Unido fue izada a media asta en el Palacio de Buckingham, donde también se colocó un anuncio formal del deceso.
Quién era la duquesa Kent
Nacida como Katharine Lucy Mary Worsley en 1933 en Hovingham Hall, Yorkshire, la Duquesa de Kent se casó en 1961 con el príncipe Eduardo, duque de Kent, en la catedral de York, un evento que marcó la primera boda real en ese lugar en más de seis siglos.
La pareja tuvo tres hijos: Jorge, conde de San Andrés; Elena; y Nicolás. Sin embargo, la Duquesa también enfrentó la dolorosa pérdida de un hijo, un episodio que describió como “profundamente devastador” y que le causó periodos de depresión.
Katherine, duquesa de Kent, fue una figura muy querida en el Reino Unido y marcó un hito histórico al convertirse en la primera miembro de la familia real británica en convertirse al catolicismo en 300 años, específicamente desde 1701. Esta conversión tuvo lugar en 1994.
A finales de los años 90, a pesar de nunca haberse separado formalmente de su esposo, la Duquesa y el Duque de Kent comenzaron a llevar vidas independientes.
En 2002, dio un paso inusual para un miembro de la realeza al retirarse de la vida pública y renunciar a su tratamiento como ‘alteza real’.
A partir de entonces, comenzó a enseñar música como “la señora Kent” en una escuela pública, donde permaneció hasta 2010.
Su compromiso con las causas sociales y la música se extendió a la fundación de la organización benéfica Future Talent en 2004, dedicada a apoyar a jóvenes con talento musical en entornos desfavorecidos.
Durante décadas, la Duquesa de Kent fue una presencia familiar en el torneo de tenis de Wimbledon, entregando los premios entre 1969 y 2001.
Es particularmente recordada por el cariñoso abrazo que le dio a la tenista checa Jana Novotná tras su derrota en la final femenina de 1993, un gesto que conmovió a muchos.
Sin embargo, su relación con el torneo y el All England Tennis Club se tensó en 1999, cuando intentó invitar al ‘royal box’ a un niño de 12 años, hijo de un amigo recientemente fallecido.
La negativa de los organizadores generó una fricción que redujo su presencia en el evento en años posteriores, aunque continuó asistiendo sin sentarse en el ‘balcón real’ hasta su retirada definitiva del primer plano.
La Duquesa de Kent deja un legado de dedicación, empatía y una vida que, aunque ligada a la monarquía, demostró un profundo compromiso personal con sus pasiones y las necesidades de los jóvenes.