Mayo de 2008. Jorge Mario Bergoglio, por entonces arzobispo de Buenos Aires, se dirigía a la Catedral Metropolitana después de reunirse con familiares de las víctimas de Cromañón en Plaza Once. Para su traslado, eligió un medio de transporte público: la línea A del subte porteño.
Entre los pasajeros, un joven fotoperiodista de 29 años, Pablo Leguizamón, lo reconoció y, con el instinto propio de su oficio, comenzó a seguirlo.
“Recuerdo que él entró y se sentó como un pasajero más”, relató Leguizamón a Infobae. A pesar de las dificultades técnicas del momento –poca luz y el movimiento constante del tren– y de una entrada algo accidentada al andén, Leguizamón logró capturar varias imágenes del arzobispo vestido con sotana bajo un abrigo negro.

De todas ellas, una en particular trascendería con el tiempo, mostrando a Bergoglio con la mano en el pecho, la mirada en alto y una expresión serena.
Varios reporteros persiguieron a Bergoglio aquel día, pero fue Leguizamón quien obtuvo la fotografía que, años más tarde, daría la vuelta al mundo. Según explicó el fotoperiodista, su intención era mostrar una faceta inesperada del arzobispo: “No fue una foto que saqué porque sí: tenía una búsqueda periodística .Mostraba algo que no era lo esperable. Cualquiera en el lugar de Bergoglio se hubiera subido a un auto. Me parecía importante que se conociera esa faceta de tipo ‘accesible’ que tenía”.
De imagen inédita a símbolo Papal: el viaje de una fotografía
Durante cinco años, la fotografía permaneció guardada. En aquel entonces, Leguizamón trabajaba como freelance y no encontró interés mediático ni las plataformas de redes sociales que hoy facilitan la viralización. No sería hasta marzo de 2013, con la elección de Bergoglio como papa Francisco, cuando un llamado de un colega reactivaría el destino de la imagen.
“¿Te acordás de la foto que le sacaste en el subte? ¿Por qué no te fijás? ”, le preguntó. Leguizamón, quien en ese momento se sentía desmotivado con la profesión y con problemas económicos, buscó la secuencia de fotos y comenzó a ofrecerla.
Finalmente, logró venderla a un medio importante, y la imagen se propagó globalmente, simbolizando la sencillez del nuevo Papa. Este inesperado suceso fue interpretado por Leguizamón como una señal para continuar con su vocación: “Lo viví como un llamado. Algo superior que me decía: ‘Seguí dedicándote a esto’”.

La fotografía, que muestra a Bergoglio acompañado de su vocero, Federico Wals, y del obispo auxiliar de Buenos Aires, Eduardo García, capturó una escena cotidiana que el tiempo y el contexto transformaron en un documento histórico.
Para Leguizamón, esta trascendencia reafirma el valor del fotoperiodismo: “Sigo considerando que las imágenes son constructoras de memoria y de identidad y el fotoperiodismo va por ese lado”.
El legado de una imagen y la identificación del vagón histórico
La foto de Bergoglio en el subte no sólo revalorizó la profesión de Leguizamón, sino que también dejó una huella en la memoria colectiva. Incluso fue proyectada en la entrega de los premios Martín Fierro 2013 como homenaje al Papa.
Tras la viralización de la imagen, Pablo Piserchia, empleado de Metrovías y miembro de la Asociación Amigos del Tranvía, se dedicó a identificar el vagón exacto en el que viajó Bergoglio.
Tras una minuciosa búsqueda entre 99 coches retirados de servicio en 2013, Piserchia determinó que se trataba del vagón número 33, basándose en detalles como molduras, golpes, espejos y una rotura específica.
Gracias a este hallazgo, el vagón fue preservado como parte del patrimonio histórico de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE). En un gesto significativo, Piserchia construyó una réplica artesanal del vagón y se la entregó personalmente al papa Francisco en Roma en 2014.
La reciente circulación masiva de la fotografía tras la confirmación de la muerte del Sumo Pontífice subraya su perdurable impacto y la manera en que una imagen puede trascender el tiempo para convertirse en un símbolo de una figura histórica.

Leguizamón reflexiona sobre este nuevo resurgimiento: “Me parece que es una linda manera de revalorizar la profesión: estamos hablando de una foto que surgió antes de la locura de Internet y que, realmente, tiene una historia de fondo”.