El 16 de octubre de 2016, el papa Francisco canonizó al cura José Gabriel Brochero (1840-1914), convirtiéndolo en el segundo santo del país, después de Héctor Valdivieso Sáenz. La ceremonia, realizada en la Plaza de San Pedro, comenzó con el coro de la Capilla Sixtina entonando el Veni Creator Spiritus, antes de que el cardenal Angelo Amato leyera la biografía del nuevo santo.
Nacido en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, en 1840, el Cura Brochero se destacó por su dedicación a la evangelización en las zonas labriegas y en las serranías cordobesas, viajando a lomo de mula para llevar el Evangelio a los más necesitados, mientras promovía la construcción de iglesias, escuelas y caminos rurales.
Símbolo de entrega
La vida de Brochero estuvo marcada por el sacrificio, ya que murió ciego y leproso, un símbolo de su entrega a los más pobres. La ceremonia religiosa culminó a las 5.32 (hora argentina) con la tradicional fumata blanca y la proclamación del Papa en latín, rodeado de una multitud que incluyó al entonces presidente argentino Mauricio Macri, su esposa Juliana Awada y varios cardenales argentinos.
En el evento, también estuvieron presentes los milagrosos testimonios de Nicolás Flores Violino, un niño salvado de un terrible accidente, y Camila Brusotti, una niña que logró sobrevivir de manera milagrosa a la violencia intrafamiliar tras permanecer en coma debido un severo traumatismo de cráneo, luego de que su abuela materna le encomendara su vida al “Cura Gaucho”.