La guerra comercial entre China y Estados Unidos alcanzó un nuevo pico de tensión este viernes, luego de que el presidente Xi Jinping confirmara un incremento al 125% en los aranceles a bienes importados desde EE.UU. La medida, que entra en vigor de inmediato, responde a la decisión de Donald Trump de elevar al 145% las tarifas sobre productos chinos, una acción que Beijing calificó de “unilateral y coercitiva”.
En un mensaje claro, Xi aseguró que China “no tiene miedo” y está preparada para enfrentar un conflicto económico prolongado.
Una escalada sin precedentes
El anuncio chino llega tras una semana de idas y venidas en la política comercial de Trump, quien el miércoles sorprendió al pausar por 90 días aranceles más altos a otros socios comerciales, pero mantuvo la presión sobre China.
Según el Ministerio de Finanzas chino, la nueva tarifa del 125% busca proteger los intereses nacionales frente a lo que describen como “una violación de las reglas económicas internacionales” por parte de Washington. Productos como soja, carne, carbón y bienes tecnológicos estadounidenses serán los más afectados.
Xi Jinping, en un encuentro con el primer ministro español Pedro Sánchez en Beijing, enfatizó la necesidad de una respuesta global contra las políticas estadounidenses. “China y la Unión Europea deben cumplir sus responsabilidades internacionales y oponerse juntos a los actos de intimidación unilateral”, declaró, según la agencia estatal Xinhua. El líder chino también instó a países asiáticos y europeos a unirse para defender el libre comercio.
Impacto en la economía global
La decisión china desató una reacción inmediata en los mercados. El yuan, que había caído a mínimos históricos el jueves, recuperó algo de terreno, mientras que bolsas como Shanghái y Hong Kong mostraron resultados mixtos. En EE.UU., sectores agrícolas y manufactureros, ya golpeados por restricciones previas, enfrentan ahora un panorama más complicado. Analistas advierten que esta escalada arancelaria podría disparar los precios de bienes de consumo en ambos países y afectar cadenas de suministro globales.
La medida también pone en jaque las exportaciones estadounidenses, especialmente en un contexto donde China ha diversificado sus proveedores, comprando más soja de Brasil y Argentina, y gas natural de Qatar. Empresas como Fuling, que dependen del mercado estadounidense, ya han advertido sobre “impactos significativos” en sus operaciones, mientras que gigantes tecnológicos enfrentan incertidumbre por posibles restricciones adicionales.

¿Negociación o confrontación?
A pesar de la retórica dura, algunos expertos creen que la puerta a la negociación no está cerrada. Trump ha expresado en el pasado su interés en un acuerdo con Xi, recordando la “fase uno” firmada en 2020. Sin embargo, la negativa de Beijing a iniciar un diálogo directo, sumada a la percepción de que Xi busca proyectar fortaleza interna, sugiere que cualquier acercamiento será complejo. “Xi no puede permitirse parecer débil. Esta es una batalla de credibilidad tanto como de economía”, señaló un analista especializado en relaciones sino-estadounidenses.
China también ha insinuado que esta podría ser su última respuesta arancelaria, incluso si EE.UU. sube aún más sus tarifas. El Ministerio de Comercio chino calificó las acciones de Trump como “un juego de números sin sentido económico” y afirmó que el país está preparado para absorber el impacto a corto plazo mientras fortalece su autosuficiencia tecnológica y comercial.
Volatilidad en los mercados globales
La respuesta china desató una reacción inmediata en los mercados financieros. El índice S&P 500 cayó un 3,5% el jueves, mientras que el Nasdaq se desplomó un 4,3%, marcando su mayor baja diaria en más de dos años. Este viernes, las bolsas europeas también abrieron en rojo: el CAC 40 y el DAX cedieron más de un 1,5%, y el FTSE 100 bajó un 0,5%. En Asia, los mercados mostraron resultados mixtos tras una semana de altibajos, con el Nikkei japonés aún resentido por la incertidumbre.
El dólar, considerado un refugio en tiempos de crisis, tocó su nivel más bajo frente al franco suizo en una década, cotizando a 1,22 dólares, y perdió terreno frente al euro, que alcanzó 1,14 dólares. Analistas de JP Morgan advirtieron que la probabilidad de una recesión global, que estimaban en un 40% hace semanas, ahora se sitúa en un 50/50, debido a la creciente incertidumbre. “La combinación de aranceles y represalias está erosionando la confianza de los inversores y consumidores”, señaló un informe de la entidad.

Impacto en consumidores y empresas
La suba de aranceles chinos golpeará sectores clave de EE.UU., como la agricultura y la tecnología, que ya enfrentan dificultades por las restricciones previas. China, que importó más de 24 mil millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses en 2024, ha diversificado sus proveedores, comprando más soja de Brasil y Argentina. Esto podría agravar el déficit comercial agrícola de EE.UU., proyectado en 49 mil millones de dólares para 2025 por el USDA.
En EE.UU., los consumidores enfrentan un panorama de precios al alza. China, que representa el 16% de las importaciones estadounidenses, domina mercados como smartphones, computadoras y juguetes, y los analistas estiman que los aranceles podrían generar un aumento de precios de hasta un 30% en estos productos. En China, las represalias también incluyen restricciones a películas de Hollywood, una medida simbólica que refuerza la agenda de Xi de reducir la influencia cultural extranjera.
¿Hacia un punto de no retorno?
A pesar de la retórica beligerante, algunos expertos creen que aún hay espacio para la negociación. Trump ha expresado su intención de dialogar con Xi, recordando la “fase uno” del acuerdo comercial de 2020, aunque las conversaciones aún no se han concretado. Sin embargo, la postura de China, que busca proyectar fortaleza y ha preparado su economía para resistir el impacto con mayor comercio con terceros países como Vietnam y Camboya, sugiere que cualquier acuerdo será difícil de alcanzar.
La guerra comercial, que comenzó en el primer mandato de Trump, parece lejos de resolverse. Mientras Xi Jinping y Trump se mantienen firmes, el mundo observa con preocupación cómo esta batalla arancelaria podría redefinir el comercio global, con efectos que se sentirán desde las grandes corporaciones hasta el bolsillo de los consumidores. ¿Habrá un ganador en este enfrentamiento? Por ahora, la incertidumbre y la volatilidad son las únicas certezas.