La tensión en la región del Asia-Pacífico escala sin solución de continuidad por estas horas a raíz de las acciones armamentísticas desarrolladas en lo que va de la semana por el gobierno norcoreano, liderado por Kim Jong-un; y a la reacción de Corea del Sur y sus aliados en la zona frente a las maniobras consideradas una provocación por parte de Seúl.
Ayer, las Fuerzas Armadas de Corea del Sur y de Estados Unidos lanzaron de manera conjunta cuatro misiles balísticos en dirección al mar de Japón como respuesta al proyectil balístico autopropulsado Hwasong-12 (de rango intermedio) que Corea del Norte disparó el martes último y que en sus aproximadamente 4.500 kilómetros de recorrido sobrevoló Japón, algo que no ocurría desde 2017.
El dirigible norcoreano demostró tener alcance suficiente como para impactar en Guan, uno de los 14 territorios estadounidense no incorporados, ubicado en el archipiélago de las islas Marianas (Pacifico occidental) y supervisado por el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.
Cada uno de los dos países lanzó dos misiles guiados con el propósito de demostrar la capacidad armamentística de Washington y de Seúl y para disuadir nuevas bravatas de Jong-un.
Además, Estados Unidos anunció el retorno del portaaviones de propulsión nuclear USS Ronald Reagan a aguas del mar de Japón, apenas una semana después de que el navío realizara maniobras con la marina surcoreana y japonesa.
Alerta máxima
Según detalló en declaraciones a la prensa el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, el Ejército de Corea del Norte lanzó un misil balístico antenoche que sobrevoló parte del territorio nipón antes de caer en el Océano Pacífico.
El proyectil norcoreano alcanzó un apogeo de unos mil kilómetros y sobrevoló principalmente el estrecho de Tsugaru, que separa las islas de Hokkaido (norte) y Honshu, donde se encuentra Tokio.
El dirigible norcoreano provocó la activación del sistema de alerta civil en nueve ciudades y pueblos del área metropolitana de la capital japonesa.
El esquema de aviso centralizado vía satélite, conocido como J-Alert, saltó también en las zonas del norte del país por donde surcó el proyectil.
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ve como “una amenaza grave e inminente” para la seguridad de su país el disparo norcoreano. También, como “un desafío claro y grave a la comunidad internacional”.
En consecuencia, solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU que se muestre contundente tras la prueba misilística de Pionyang.
La Unión Europea se manifestó en sentido idéntico.
El bloque político consideró que es “fundamental” que el organismo encargado de mantener la paz y la seguridad en el mundo responda de manera “adecuada” a la “acción temeraria y deliberadamente provocativa” de Corea del Norte en alusión al disparo del proyectil balístico autopropulsado.
China también se moviliza
A todo esto, las Fuerzas Armadas de China llevaron a cabo una serie de maniobras militares antisubmarino ante el aumento de la tensión en la región tras los últimos lanzamientos de misiles balísticos por parte de Corea del Norte y a medida que Estados Unidos, Australia y Japón buscan reforzar sus capacidades militares en la zona.
El Ejército chino comunicó que realizó ejercicios aéreos durante 48 horas y que sus fuerzas militares “están siempre listas para la batalla”, según informaciones publicadas ayer en el diario South China Morning Post.
Para ello hizo uso de al menos ocho aviones antisubmarino Y-8.
Durante las maniobras, los efectivos identificaron objetivos falsos y submarinos reales, además de analizar señales magnéticas, ópticas, electrónicas y por radar.
Las autoridades de Beijín destacaron el uso de escenarios reales para el desarrollo de entrenamientos que permiten poner a prueba la habilidad de las tropas para combatir y luchar en ambientes complejos.
Este tipo de entrenamientos se produce en pleno aumento de la tensión en la región del Asia-Pacífico y el rápido aumento de la presencia submarina por parte de potencias como Estados Unidos.
En abril último, la Marina estadounidense aumentó el número de submarinos presentes en su base en la isla de Guam y amplió las instalaciones para trasladar varios más.
Australia, por su parte, anunció sus planes para adquirir submarinos con capacidad nuclear procedentes de Estados Unidos y del Reino Unido en el marco del llamado Aukus, un acuerdo que fue duramente criticado por Francia y al que China se opone de manera contundente alegando un aumento del riesgo de proliferación nuclear.
