Un alivio fiscal para los millonarios y para casi todos los demás. Poner fin a los subsidios gubernamentales de la era Covid-19 que algunos estadounidenses utilizaron para comprar un seguro médico.
Límites a los cupones de alimentos, incluso para mujeres y niños, y a otros programas de protección social.
Retrocesos en los programas de energía verde de la era Biden, deportaciones masivas y recortes de empleos del Gobierno para “drenar el pantano”.
Después de haber ganado las elecciones y llegar al poder, los republicanos planean una ambiciosa agenda de 100 días con el presidente electo Donald Trump en la Casa Blanca y los legisladores republicanos en una mayoría en el Congreso para lograr sus objetivos políticos.
A la cabeza de la lista, está el plan para renovar unos U$S 4 mil millones en recortes de impuestos del partido Republicano que expiran, un logro interno característico del primer mandato de Trump y un tema que puede definir su regreso a la Casa Blanca.
Debates de larga data
Las políticas que surjan revivirán debates de larga data sobre las prioridades de Estados Unidos, sus enormes desigualdades de ingresos y el tamaño y el alcance adecuados de su gobierno, especialmente frente a los crecientes déficits federales que ahora se acercan a los dos billones de dólares.
El primer mandato de Trump se definió por esos recortes de impuestos, que fueron aprobados por los republicanos en el Congreso y promulgados sólo después de que su promesa inicial de campaña de “derogar y reemplazar” la ley de salud del presidente demócrata Barack Obama fracasó, volteada con el famoso voto negativo del entonces senador John McCain, republicano por Arizona.
La mayoría republicana en el Congreso giró rápidamente hacia los recortes de impuestos, reuniendo y aprobando el paquete multimillonario para fin de año.
En el tiempo transcurrido desde que Trump promulgó esos recortes, los grandes beneficios se acumularon en los hogares de mayores ingresos. El 1% más rico, los que ganan casi un millón de dólares o más, recibió un recorte del impuesto sobre la renta de alrededor de U$S 60 mil, mientras que los con ingresos más bajos recibieron tan sólo unos pocos cientos de dólares, según el Centro de Política Tributaria y otros grupos.
En preparación para el regreso de Trump, los republicanos en el Congreso se estuvieron reuniendo en privado durante meses y con el presidente electo para revisar propuestas para extender y mejorar esas exenciones fiscales, algunas de las cuales expirarían en 2025.
Eso significa mantener varios tramos impositivos y una deducción estandarizada para los asalariados individuales, junto con las tasas existentes para las llamadas entidades de transferencia, como bufetes de abogados, consultorios médicos o empresas que toman sus ganancias como ingresos individuales.
El precio de los recortes
Por lo general, el precio de los recortes de impuestos sería prohibitivo. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que mantener las disposiciones que expiran agregaría unos U$S 4 mil millones a los déficits durante una década.
Además de eso, Trump quiere incluir sus propias prioridades en el paquete fiscal, incluida la reducción de la tasa corporativa, ahora del 21% de la ley de 2017, al 15%, y eliminar los impuestos individuales sobre las propinas y el pago de horas extras.
Pero Avik Roy, presidente de la Fundación para la Investigación de la Igualdad de Oportunidades, dijo que culpar a los recortes de impuestos por la desigualdad de ingresos en el país es “simplemente una tontería” porque los contribuyentes de arriba y de abajo en la escala de ingresos se beneficiaron. En cambio, señala otros factores, incluidas las tasas de interés históricamente bajas de la Reserva Federal que permiten pedir préstamos, incluso para los ricos, a bajo precio.
“A los estadounidenses no les importa si Elon Musk es rico”, dijo Roy. “Lo que les importa es ¿qué estás haciendo para mejorar sus vidas?””.
Costos y compensación
Por lo general, los legisladores quieren que el costo de un cambio de política se compense con ingresos presupuestarios o reducciones en otros lugares. Pero, en este caso, casi no hay aumentos de ingresos acordados o recortes de gastos en el presupuesto anual de seis billones de dólares que podrían cubrir un precio tan enorme.
En cambio, algunos republicanos argumentaron que las exenciones fiscales se pagarán por sí solas con los ingresos derivados del posible crecimiento económico. Los aranceles de Trump planteados la semana pasada podrían proporcionar otra fuente de ingresos compensatorios.
Algunos republicanos argumentan que hay un precedente para simplemente extender los recortes de impuestos sin compensar los costos porque no son nuevos cambios, sino la política federal existente.
Al mismo tiempo, el nuevo Congreso también considerará reducciones de gastos, particularmente en cupones de alimentos y en programas de atención médica, objetivos largamente buscados por los conservadores como parte del proceso de asignaciones anuales.
Es casi seguro que un recorte recaerá en el subsidio de la era Covid-19 que ayuda a afrontar el costo del seguro médico para las personas que compran sus propias pólizas a través del intercambio de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio.
Los subsidios adicionales a la atención médica se extendieron hasta 2025 en la Ley de Reducción de la Inflación del presidente demócrata Joe Biden, que también incluye varias exenciones fiscales a la energía verde que los republicanos quieren revertir.
Los demócratas preparan la resistencia en el Congreso
El líder demócrata de la Cámara de Representantes, el representante Hakeem Jeffries de Nueva York, se burló de la afirmación republicana de que habían ganado “un mandato grande y masivo”, cuando, en realidad, los demócratas y los republicanos de la cámara esencialmente lucharon hasta un empate en las elecciones de noviembre, con el Partido Republicano obteniendo una estrecha mayoría.
“Esta noción de algún mandato para hacer cambios masivos en las políticas de extrema derecha no existe, no existe”, dijo Jeffries.
Los republicanos planean utilizar un proceso presupuestario, llamado “reconciliación”, que permite la aprobación de la mayoría en el Congreso, esencialmente según las líneas partidistas, sin la amenaza de un obstruccionismo en el Senado que pueda detener el avance de un proyecto de ley a menos que 60 de los 100 senadores estén de acuerdo.
Es el mismo proceso que los demócratas utilizaron cuando tenían el poder en Washington para aprobar la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Salud de Obama a pesar de las objeciones del partido Republicano.
Los republicanos estuviero antes con Trump y el control del Congreso, lo que no es garantía de que puedan lograr sus objetivos, particularmente frente a la resistencia de los demócratas.